Nuestro país es un territorio de hombres y mujeres estelares. Se nos ha prodigado con la presencia de innumerables héroes, próceres y mártires, hijos todos de una época gloriosa que ha exaltado nuestro pasado, presente y se compromete en la construcción de un futuro, como legatarios del sentimiento más sublime de un pueblo que nació a la inmortalidad luchando por su independencia.
Una Colombia con memoria que en fechas especiales evoca con devoción su itinerario histórico, hinchando el corazón de honor y orgullo, con los recuerdos que nos pertenecen a todos por igual y transita en las venas y en el alma como un soplo de vida.
Este 17 de enero se cumplió el primer año del doloroso momento en que se cegó toda luz para los 22 insignes cadetes, sus familias y toda la Policía Nacional de Colombia aún sucumben por el dolor causado. El atentado a la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander”, fue una cruel acción terrorista perpetrada por agentes generadores de violencia y odio, hecho que no posee antecedentes en la historia reciente de Colombia.
La Policía Nacional y en especial el alma máter de la oficialidad, como recinto en donde se forman los líderes que conducirán a la convivencia pacífica a todos los colombianos, hoy quieren consagrar en la memoria el tributo a sus guardianes celestiales que desde la bóveda azul vela el sueño de la patria.
Ante Dios, la Patria y la Familia Policial buscamos aportar a la reconciliación de la sociedad
Nuestros cadetes, como el “Organizador de la Victoria” el general Francisco de Paula Santander, avizoraban la voluntad indeclinable de una Institución garante de las libertades y del orden jurídico, dedicada por entero al servicio del pueblo colombiano; mediante miles de sueños, aventuras de espíritu, fantasías, anhelos e iniciativas, despejando los horizontes y explorando nuevos caminos, pero sus deseos fueron frustrados por la indolencia de unos pocos.
Sin embargo, con un mayor compromiso y con ellos siempre en nuestros corazones, el deseo por convertirnos en garantes de los derechos y libertades de la ciudadanía, continuará transitando hasta alcanzar corporeidad en el mundo de los posibles.
Gloria y loor para nuestros héroes. Es un largo año desde su partida, la voluntad del Señor les dispuso adelantarse a ocupar la habitación de la bienaventuranza. Ahora, ellos contemplan desde el cielo la obra de su Policía Nacional, deseando se sigan fortaleciendo sus bases firmes e irrompibles, para atender las demandas de la comunidad en este tercer milenio.
22 razones que nos alimentarán el espíritu, con vocación y con el corazón agradecido por sus integrantes eternos de la “guardia de honor” de esta Institución verde oliva. Ante Dios, la Patria y la Familia Policial buscamos aportar a la reconciliación de la sociedad, por la memoria de quienes nos observan desde las “ventanas de la eternidad”.