85 años de la Escuela General Santander: formar para transformar

El 16 de mayo de 2025 marca el 85° aniversario de la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander”, el alma mater de la oficialidad de la Policía Nacional de Colombia. Esta institución, nacida en 1940, ha sido durante décadas el corazón doctrinario, formativo y simbólico de quienes, con vocación y disciplina, asumen la dirección del servicio policial.

No es solo un recinto académico: es un templo cívico, una cuna de valores republicanos que ha levantado generaciones de líderes en seguridad. Con su arquitectura victoriana, sus logias de arcos ojivales y su cromatismo terracota, la Escuela encarna un legado que entrelaza formación, historia y nación. Allí, donde se yergue la estatua del General Santander —fundador civil de la República—, se forja un compromiso con el derecho, la legalidad y la vida.

A lo largo de estos 85 años, miles de oficiales han egresado de sus aulas con el anhelo de servir a Colombia, entendiendo que la Policía no es solo un cuerpo armado encargado de imponer el orden, sino un actor social esencial, con un vínculo directo, permanente y transformador con la ciudadanía. Oficiales formados no solo para patrullar calles, sino para liderar comunidades, para mediar conflictos, para enseñar civismo y construir convivencia.

Sin embargo, el desafío de esta conmemoración no es mirar solo hacia atrás, sino hacia adelante. En la era actual, la Escuela de Cadetes enfrenta retos sin precedentes. El país ha cambiado, y con él, las expectativas ciudadanas, la naturaleza de las amenazas y el perfil del liderazgo requerido. Ya no basta con transmitir disciplina y técnica: hoy se necesita formar oficiales con pensamiento estratégico, sensibilidad social, visión territorial y habilidades digitales.

…la Escuela General Santander no solo celebra su legado. Se proyecta como la llave maestra de la transformación policial, una institución que —si se adapta con valentía— podrá formar a los comandantes del mañana…

La educación policial debe incorporar la realidad de un mundo interconectado, impredecible y exigente. La ciudadanía reclama una Policía más cercana, más empática, más transparente. La seguridad ya no puede entenderse únicamente desde la fuerza: debe abordarse desde la legitimidad, la confianza pública y el respeto irrestricto a los derechos humanos. Y esa transformación empieza, irremediablemente, en las escuelas de formación.

Por eso, la Escuela General Santander debe consolidarse como un centro de pensamiento, una universidad policial en el sentido más pleno: con investigación aplicada, formación ética, cultura institucional, innovación tecnológica y alianzas con el mundo académico. Es el momento de potenciar su rol como semillero de líderes capaces de afrontar los retos de una criminalidad transnacional, de una sociedad polarizada y de una demanda creciente por equidad, inclusión y justicia.

Como lo expresó el general Gabriel González, Director de la Policía entre 1911 y 1914: “La fuerza debe estar al servicio del derecho, el derecho al servicio de los hombres, los hombres al servicio de la patria y la patria entera a los pies de Dios.” Esa cadena de servicio, tan profunda y vigente, debería seguir guiando cada paso de la transformación institucional que el país reclama.

Hoy, al cumplirse 85 años de historia, la Escuela General Santander no solo celebra su legado. Se proyecta como la llave maestra de la transformación policial, una institución que —si se adapta con valentía— podrá formar a los comandantes del mañana: firmes en principios, hábiles en estrategia y conscientes de que la autoridad solo se legitima cuando se ejerce con humanidad.

PorJimmy Bedoya-Ramírez

Columnista, investigador, asesor en seguridad pública, capital humano y liderazgo.