El fútbol es uno de los deportes con mayor arraigo y poder de congregación, sus aficionados se cuentan por cientos de millones, cifra que no alcanzan otros deportes y ni siquiera otros espectáculos. Actividad física generadora de todo tipo de emociones, expresiones y manifestaciones culturales.
Este mes de junio se dio inicio la 46ª edición de la Copa América, como uno de los torneos más disputado de los últimos años en el continente, en donde redundarán los símbolos, los uniformes y los cánticos a favor de una selección o en contra de otra.
Es allí que se esconden aspectos como la territorialidad, la violencia y la identidad de miembros de la sociedad que deciden vivir y hasta morir en torno a una camiseta de su equipo de fútbol.
Desde hace varios años el fútbol dejó de ser un deporte familiar para convertirse en una actividad mediática y global, es una mercancía que se utiliza como herramienta para satisfacer las necesidades diarias de sus aficionados, mediante la adquisición de diversos bienes y servicios relacionados con el mundo del balompié.
Otros incluso le han eliminado el espíritu deportivo para convertirlo en agente generador de violencia, el cual ha trascendido de lo local a ámbitos internacionales.
Las diferentes barras de fútbol se han transformado en parte fundamental de los encuentros deportivos
Generándose grupos de hinchas en casi todo el mundo, varios de ellos con tendencias agresivas y con la capacidad de causar temor entre los aficionados.
Las diferentes barras de fútbol se han transformado en parte fundamental de los encuentros deportivos, abandonando la pasividad y adquiriendo como misión actual el convertirse en un jugador más de sus equipos, hasta el punto de ser denominados el jugador número 12.
Asumiendo las victorias y especialmente las derrotas como propias. Por lo cual para comprender e interpretar sus manifestaciones en su entorno, puede dirigirse la mirada hacia la propia imagen que estas proyectan.
La afición como actor social crea imaginarios producto de su propia identidad, como la obsesión de percibir un mundo “real” en el que se manifieste la concepción particular frente a su estatus, el poder y la autoridad.
Por lo tanto, en Colombia se ha establecido una política pública para atender el fenómeno social del fútbol mediante la Ley 1270 de 2009, por la cual se creó la Comisión Nacional para la Seguridad, Comodidad y Convivencia en el Fútbol.
La cual empleada apropiadamente por las autoridades locales debe servir para tomar medidas correctivas, aplicando sanciones contundentes a los clubes y a las diferentes hinchadas. Restringiendo el uso de los estadios, vetando barras, prohibiendo el uso de banderas y sus instrumentos musicales, controlando la boletería para las barras agresivas, entre otros. Además premiando a las que mejor se comporten en los escenarios, creando así clásicos de convivencia.
Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/vuelve-y-juega-2