En la historia han existido diferentes epidemias, como la presentada durante la Guerra del Peloponeso en el s. V a.C.; la peste del s. XIV d.C.; la gripe de 1918 que provocó más de 30 millones de muertes y la influenza H1N1 del 2009 que causó alrededor de 500 mil defunciones. En este 2020 nos invade el virus SARS-CoV-2 (COVID-19), que se expande sin control por los continentes, generando unos altos costos que afecta a las personas, las familias y los distintos sectores económicos, al disminuir la productividad y atiborrar los mercados bursátiles de incertidumbre. Una crisis que se reflejará en gran parte de los países, con una base común: el establecimiento de un nuevo orden social en el s. XXI.
Las pandemias son palancas que han generado infinidad de cambios históricos. El COVID-19, esta teniendo insospechados efectos en la población mundial, más allá de los problemas sanitarios. Se ha convertido en un “hecho social total”, un concepto planteado por el sociólogo francés Marcel Maus para referirse a aquellas situaciones que ponen en juego la totalidad de las dimensiones de lo colectivo.
La enfermedad COVID-19 esta retando a la humanidad, las diferentes restricciones tomadas alrededor del mundo, han hecho advertir la sumisión de nuestra civilización a las aglomeraciones y a su movilidad. La conducta de la comunidad en general se ha perturbado por completo.
Entonces, ¿cómo viviremos en este nuevo mundo?, nos debemos acoplar a las medidas y obligarnos a mantener una vida social diferente. No podemos predecir con exactitud cómo evolucionará el futuro, el planeta ha cambiado muchas veces y ahora lo está haciendo otra vez.
Aunque existe claridad que se encontrará la forma de controlar la enfermedad, se debe tener presente que esta nueva adversidad es una alerta, no solo sobre la vulnerabilidad del concepto de sociedad, sino que debemos centrarnos en tomar decisiones al respecto de diseñar un modelo de vida muy distinto al sistema en que nos encontrábamos habituados.
Obligados por las consecuencias sociológicas que el COVID-19 ha desarrollado, las normas sociales están modificando casi todo lo que hacemos: el trabajo, el deporte, las compras, el control de nuestra salud, la educación y el cuidado de la familia. De la misma manera, se fortalecen las transformaciones digitales en la sociología de la tecnología.
Está iniciando un cambio de paradigma, como una lección histórica que ha puesto en evidencia los intereses contradictorios de todos. Lo que debe dejarnos una mayor comprensión de nuestras realidades y con poder para mostrarnos la capacidad de respuesta, y un renovado compromiso civilizacional. Tendremos que adaptarnos a una explosión de servicios innovadores, en esta economía del postcoronavirus.
Entonces, ¿cómo viviremos en este nuevo mundo?, nos debemos acoplar a las medidas y obligarnos a mantener una vida social diferente. No podemos predecir con exactitud cómo evolucionará el futuro, el planeta ha cambiado muchas veces y ahora lo está haciendo otra vez. Seremos protagonistas en la revolución del comportamiento humano para una nueva forma de vivir, trabajar y relacionarnos.