La Organización Mundial de la Salud, describe en el “Informe sobre la Situación Mundial de la Seguridad Vial”, que los accidentes de tránsito se encuentran en el noveno lugar entre las principales causas de defunción en el mundo, con un promedio diario de 3 mil decesos en accidentes de tránsito y cobrando la vida de más de 1,2 millones de personas anualmente. Sumado a 50 millones que sufren traumatismos por esta misma causa, generándose grandes incapacidades para el resto de la vida y afectando la productividad de las naciones.
En América Latina y el Caribe se presentan aproximadamente 100 mil muertes al año por accidentes de tránsito y se constituye como la primera causa de fallecimiento entre niños de 5 a 14 años. En Colombia en el año 2017 se presentaron 6.500 muertes por el mismo motivo, panorama que indica que los accidentes de tránsito en Colombia son la segunda causa de muerte violenta en el país según el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses; y la primera causa de muerte de los jóvenes colombianos menores de 30 años.
Por iniciativa de los Jefes de Estado que en septiembre de 2015 asistieron a la Asamblea General de las Naciones Unidas, quienes se comprometieron en adoptar la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, en donde una de las nuevas metas de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es reducir a la mitad el número mundial de muertes y traumatismos por accidente de tránsito al 2020, una meta ambiciosa que significa un avance sustancial para la seguridad vial. En concordancia con lo anterior, existe en Colombia como una prioridad y como una política de Estado la Seguridad Vial, se construyó el Plan Nacional de Seguridad Vial 2011-2021, convirtiéndose en la carta de navegación que genera medidas integrales en todo el territorio, para fomentar la formulación de políticas y acciones con el objetivo de reducir el número de víctimas fatales y no fatales.
Finalmente y para tener presente, experiencias internacionales dan cuenta de cuatro factores de éxito que deben fortalecerse para contrarrestar la accidentalidad vial: concienciar al factor humano con campañas de vigilancia y control; modernizar la infraestructura vial y la realización de auditorías e inspecciones de seguridad vial muy estrictas; nuevos sistemas de seguridad en el vehículo con desarrollos tecnológicos y sistemas de inspección; y una política pública con iniciativas que incluyan planes de seguridad vial ejecutados por agencias y entidades en lo posible independientes. El trabajo coordinado con las instituciones responsables, modificando malas prácticas y estableciendo acciones concretas, permitirá reducir el número de víctimas fatales por accidentes de tránsito a nivel nacional.
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