Hace tan solo unas semanas previo a un partido de fútbol, alrededor de un emblemático estadio colombiano, fueron colgados del cuello varios muñecos vestidos con camisetas de un equipo de fútbol y esparcidos panfletos con mensajes intimidantes contra sus hinchas.
Posteriormente se presentó otro acto de violencia, en los parqueaderos del mismo estadio aparecieron guindadas extremidades de ave, haciendo referencia a los simpatizantes de un equipo local. Hechos que fueron repudiados por la comunidad en general, las autoridades locales y la gran mayoría de aficionados al fútbol a nivel nacional, lo que conlleva a realizar una reflexión al respecto, más allá de lo deportivo.
Como el deporte más popular del planeta, el fútbol es una actividad física que va más allá de la diversión o salud y de su práctica aficionada o profesional. El fútbol crea sentimientos de euforia en sus aficionados en el mundo entero y de la misma forma los hace enloquecer.
Resultando afectada muchas veces la vida, la integridad y la propiedad privada de los ciudadanos, tanto de aquellos que hacen parte del espectáculo, como de los que no tienen nada que ver. El fútbol se convierte así en una identidad cultural.
Sin embargo, tampoco debemos permanecer impasibles ante el odio y afirmar que no se puede cambiar nada
En ciertos momentos, esta fiesta deportiva se ve opacada por las actitudes violentas de algunos aficionados dentro y fuera de las graderías de los estadios de fútbol, la violencia en los espectáculos futbolísticos en Colombia se presenta como un problema creciente en los últimos años.
En la hinchada, la violencia surge como un factor en el proceso de “desculturización” en la construcción del poder interno y el fanatismo como manifestación de deseos, frustraciones o esperanzas fallidas que se enquistan en esa agresividad innata de todas las especies animales y puede potencializarse en estos eventos deportivos.
En una explicación sociológica del comportamiento de los hinchas, se debe comprender el vínculo entre la identidad, la violencia y el fútbol, influenciados en los paradigmas patriarcales de la cultura futbolística que mantiene fuertes lazos con las ideologías de la masculinidad más clásicas.
Por lo tanto, la literatura científica apunta que los motivos más frecuentes para manifestarse violentamente en público es la protección que ofrece el grupo, su anonimato y la necesidad de buscar un espacio donde liberar las tensiones acumuladas.
Los hinchas buscan sensaciones fuertes en una sociedad monótona, lo cual no se debe impedir. Sin embargo, tampoco debemos permanecer impávidos ante el odio y asentir que no se puede innovar nada. Por lo tanto, se debe examinar nuevos enfoques, otras formas efectivas de actuar para alcanzar la paz en el “deporte rey”.
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