La problemática ambiental que afecta al planeta Tierra está avanzando a un ritmo desproporcionado. En la mayoría de las regiones el crecimiento demográfico y la extensiva urbanización, los desorganizados patrones de producción y consumo, un aprovechamiento poco sustentable de los recursos, sumado al cambio climático por los gases de efecto invernadero y la contaminación ambiental, la pérdida de biodiversidad, la degradación de la tierra y la escasez del agua, hace imposible mantener el potencial para satisfacer las necesidades de las generaciones presentes y futuras. En 2050, unos 4.000 millones de personas vivirán en desiertos, y hoy, la polución asesina a siete millones de personas por año.
Mientras tanto, en la Amazonía, la selva tropical más grande del mundo y reserva vital de carbono que ralentiza el ritmo del calentamiento global, en lo que va corrido del año se han presentado más de 72.000 incendios en la región amazónica del Brasil, eventos sin precedentes desde que en 2013 se inició el monitoreo desde el espacio.
El corazón del Amazonas se quema a gran velocidad y tras del fuego solo queda la naturaleza carbonizada, y el silencio en lugar del trinar de las aves. Igualmente, otro gigantesco incendio está sin control en la frontera entre Paraguay y Bolivia, en donde se calcula más de 600.000 hectáreas afectadas. También Perú, reporta en menos de un mes 98 incendios forestales en 18 de sus regiones.
Reflexionemos, ¿queremos vivir más tiempo y en un mejor lugar? Y aún más trascendental, ¿queremos asegurar a nuestros hijos un sitio para vivir?
Ante este escenario, existe la necesidad de intervenir de manera inmediata, porque lo obliga la interdependencia existente entre los seres humanos, las demás especies vivas y el planeta que todos habitamos, al ser los únicos responsables del daño ambiental.
Debemos generar un ¡cambio ya! Cuidar el medioambiente precisa de un gran compromiso, se debe iniciar desde el hogar, con pequeñas acciones y hasta el punto de modificar las conductas inadecuadas de la vida diaria, elementos que facilitarán el ahorro de energía, el reciclaje y el cuidado de los recursos naturales. Es imperativo ser referentes para nuestros hijos, a quienes hay que legarle un territorio con las condiciones mínimas para vivir.
Para los Estados y la sociedad ya no es una opción el ser indiferentes, la responsabilidad histórica recae en cada uno de nosotros, aunque el daño ambiental aumenta en todo el planeta, aún existe la posibilidad de revertir el impacto, si entre todos actuamos, salvaremos nuestro único hogar. Los cambios necesitan verse en muy corto tiempo, en los sistemas agrícolas, las economías rurales y en la gestión de los recursos naturales.
Reflexionemos, ¿queremos vivir más tiempo y en un mejor lugar? Y aún más trascendental, ¿queremos asegurar a nuestros hijos un sitio para vivir? El planeta no es nuestra herencia es un préstamo de nuestros hijos.
Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/cambios-ya