Los estudios demográficos concluyen que en el año 2050 el 70% de la población mundial vivirá en centros urbanos, las ciudades se están haciendo tan grandes y sus comunidades crecen de una forma tal, que cada semana se agrega un millón de almas a las metrópolis alrededor del mundo, llegando al finalizar el siglo a cerca de 7.000 millones de personas, la mitad de ellas vivirán en barrios marginales; con lo anterior podemos entender el reto que se avisora.
Según el último informe de Naciones Unidas sobre Asentamientos Urbanos (2016), la gestión sostenible de las ciudades se encuentra en un punto en donde se desafía a las instituciones. Las respuestas convencionales para el crecimiento urbano no contribuyen al desarrollo de estas, convirtiéndose en zonas urbanas insostenibles.
En la actualidad, se están agregando comunidades sobre ciudades ya mal planificadas, encontrándose varias de ellas en América Latina, existiendo problemas por carencia de infraestructura y mala planeación territorial. La apuesta de hoy debe ser la sostenibilidad, definida en términos de inclusión, medio ambiente y desarrollo urbano. Va ser muy difícil que una ciudad se integre, cuando por ejemplo los habitantes que viven en su periferia quedan desconectados de las redes de transporte y son quienes tienen que recorrer los trayectos más largos para llegar a sus puestos de trabajo.
Las ciudades no hay que verlas solo como el lugar físico, son los lugares en los que confluyen todos los desafíos de desarrollo, salud, educación, habitación y empleabilidad; también son las que impulsan el crecimiento económico. A menos que el gobierno de la ciudad empiece a gerenciar sus propios sistemas no va ser capaz de resolver sus problemas, debe existir una articulación en sus dependencias en donde urge integrar los servicios que se brindan a los ciudadanos.
En lo transcurrido del siglo XXI, existe una serie de inquietudes locales por la convivencia y seguridad ciudadana, la cual ha ocupado los primeros lugares en las encuestas sobre los asuntos relacionados con la percepción de seguridad y la victimización, se puede considerar que son los de mayor preocupación por la población en general y sus autoridades, obteniendo un tratamiento mediático en los medios masivos de comunicación, y desde luego, también ha sido prioridad en la agenda para la elaboración de políticas públicas.
Parte de la respuesta tiene que considerar la equidad, siendo necesaria la distribución igualitaria de los recursos, la extrema desigualdad que sobresale en la mayoría de ciudades latinoamericanas y muchas otras del mundo, es una situación que debe ser abordada. Las metrópolis en sí mismas tienen el potencial de ser la gran solución, las urbes bien diseñadas y mejor planeadas es la forma más eficiente y sostenible para vivir en el planeta.
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