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80º Aniversario

El 16 de mayo es el aniversario del “Alma Mater” de la oficialidad de la Policía Nacional de todos los colombianos, la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander”, campus universitario que en epónima relación con el prócer, enmarca su nombre en letras de oro incrustadas en el altar de la eternidad, después de lograr el torreón de la gloria en las mejores páginas históricas de la nación.

Se engalana en pleno s. XXI la imagen del General Santander, como figura que permanece en la memoria nacional en la más extraordinaria reunión de glorias humanas, quien como forjador de la independencia de Colombia se le debe la formación educativa y cultural del país.

El año de 1940 fue el inicio del trasegar institucional de la universidad policial, cuna de la cultura y la ciencia de policía, sembrada en los cimientos conceptuales necesarios para levantar el augusto edificio del imperio del derecho y la legalidad, timonel del caminar profesional y del respeto por los Derechos Humanos y la convivencia pacífica de la ciudadanía.

Son 80 años de la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander”, que con el valor de la educación ha forjado con su verbo, con su temple y el compromiso sin la menor reserva de sus graduados, la causa de la libertad del país y el ordenamiento del territorio, para poseer un Estado digno de consagrarse y perpetuarse en el tiempo.

Concluyo con estas palabras de Don Gabriel González, Director General de la Policía Nacional (1911-1914) “La fuerza debe estar al servicio del derecho, el derecho al servicio de los hombres, los hombres al servicio de la patria y la patria entera a los pies de Dios”.

La Escuela de Cadetes de Policía, con su estilo victoriano ha formado en sus amplias logias de arcos ojivales y su cromatismo terracota, a los oficiales que necesita la Institución para los cargos de dirección, comando y administración del servicio de policía de acuerdo con la misión que le otorga la Carta Magna.

Graduandos que han entendido la Policía no solo como cuerpo armado vigilante del orden social de los desmanes públicos; sino como la Institución que es el elemento humano, espiritual, cognitivo, que por su vínculo directo y constante con la sociedad, y gracias a la autoridad que les reviste el Estado son maestros de civismo, para enseñar a cumplir las normas de disciplina necesarias para una mejor convivencia social.

Cada vez que un graduado de la Escuela de Cadetes de Policía “General Francisco de Paula Santander”, transita su avenida principal en donde se erige la estoica estatua del “Fundador civil de la República”, le embarga un sentimiento de respeto y admiración por su labor realizada y por la perseverancia y la pasión que tenía por toda Colombia.

Concluyo con estas palabras de Don Gabriel González, Director General de la Policía Nacional (1911-1914) “La fuerza debe estar al servicio del derecho, el derecho al servicio de los hombres, los hombres al servicio de la patria y la patria entera a los pies de Dios”. Así, fieles a los principios del claustro universitario rendimos tributo a su excelencia educativa como constructora de la patria.

Convivencia y la ciudad tras la pandemia

¿Cómo se adaptará la ciudad a las nuevas formas de convivir, trabajar, estudiar y hacer ocio? En el mundo actual existen numerosos ejemplos de proyectos de ciudad y de gestión de su espacio público. El urbanismo se debe pensar como un modelo de planeación colaborativo, en donde la sociedad se compromete con las intervenciones de infraestructura para que estas se adapten a la ciudad, generando un impacto en las comunidades y al dinamismo de su cotidianeidad, con el común denominador de buscar mejorar la experiencia en el espacio público.

Los primeros procesos de ordenamiento urbanístico a lo largo de la historia, surgen principalmente por los brotes de enfermedades que obligaron a la creación de nuevas innovaciones en el diseño urbano. Los arquitectos se basaron más en conceptos médicos que en la teoría de la arquitectura, lo que provocó cambios en la forma de edificar.

Hoy, las regulaciones a la conducta social establecidas después de la declaración de la pandemia mundial por parte de la OMS, han transformado nuestra manera de interactuar con las personas y en especial con la ciudad.

Tras la pandemia se fundamentarán los pilares de la nueva ciudad y su convivencia, centrando la atención en una “ciudad verde” para mitigar la enfermedad. Se rediseñarán desde los cubículos laborales hasta los lugares abiertos, el espacio público tendrá que adaptarse a la distancia social para frenar el contagio.

Finalmente, los conceptos de urbanismo, seguridad y convivencia se terminan uniendo, porque establecen una relación estrecha en la conducta social incidiendo en la actitud de los conglomerados, un entorno organizado inhibe el delito y mejora el comportamiento del individuo.

Se establecerá un modelo de “ciudad de polígonos cortos”, en donde se limita el tráfico en el transporte público, dando prioridad al peatón y al ciclista. Las TIC´s se encargarán de acciones que en algún momento fueron controladas por otras personas, las aplicaciones por voz liderarán el cambio. El urbanismo y la pandemia abrirán a nuestro paso un mundo más individual y digital.

Como en los conflictos, la pandemia crea un “shock social”, la resiliencia urbana ofrece oportunidades para contar con ciudades más maduras, aunque el futuro aún es incierto, no hay duda que una nueva vida nos espera al final del confinamiento. El tiempo tras la pandemia apunta a una nueva experiencia de lo urbano.

Implica entonces un compromiso de las autoridades locales y los ciudadanos, el implementar un nuevo espacio público para mejorar la convivencia de las personas, construyendo lugares diferenciales para la vida, con proyectos en medio del cambio y la crisis, de esto depende la seguridad, la convivencia y el desarrollo de toda una sociedad.

Durante los días de pandemia, el delito ha mutado según las restricciones sociales, por lo cual la Policía Nacional de todos los colombianos, ha implementado estrategias de seguridad para adaptarse más rápido que la delincuencia, focalizando el servicio de policía apoyado en el análisis de datos.

Finalmente, los conceptos de urbanismo, seguridad y convivencia se terminan uniendo, porque establecen una relación estrecha en la conducta social incidiendo en la actitud de los conglomerados, un entorno organizado inhibe el delito y mejora el comportamiento del individuo. La ciudad es una expresión social y desde luego la obra maestra del hombre.

Una Policía de liderazgo evolutivo

En época de crisis, la naturaleza humana nos conduce a tener miedos, sensación de impotencia y de victimización. Situaciones adversas y difíciles de predecir, para lo cual no nos hemos podido preparar totalmente, existiendo la necesidad de tomar decisiones sobre el avance de las circunstancias vividas y a la vez de una forma rápida.

La evolución humana, exige líderes con la capacidad de ser reconocidos como modelo para todos, con una serie de habilidades y conocimientos que influyan en el desarrollo de la humanidad. Cualidades que permiten que el liderazgo direccione los procesos encaminados al aumento de la productividad y la competitividad de la sociedad, con las acciones necesarias que permitan potencializarlas para facilitar así el mejoramiento de la calidad de vida.

Hoy, la misión de las instituciones y sus líderes es atender las necesidades de la sociedad, para mitigar la propagación de la enfermedad y ayudar a mejorar la economía con el desarrollo de un modelo sustentable, a través de una visión integral. Por lo cual su comportamiento y su forma de actuar durante la crisis, establecerán su reconocimiento como buenos o malos líderes.

El policía de hoy posee una forma de pensar y sentir que le permite desempeñarse con hidalguía en lo profesional, en lo particular y en la vida en general.

La Policía Nacional de todos los colombianos, con todas sus capacidades y la experiencia acumulada en 128 años de servicio a Colombia, asumió un nuevo liderazgo teniendo en cuenta que el país exigía una Institución fortalecida en sus valores y principios. Por intermedio de un liderazgo evolutivo presta su servicio en atención a la emergencia sanitaria, con el propósito de generar un cambio sustancial en la forma de servir a la población y de impulsar la coordinación y la cooperación entre las comunidades y las instituciones, para consolidar la confianza social, con un servicio de policía más efectivo y cercano al ciudadano.

El reto actual de la Policía Nacional como líder, es el de conducir no solo a la ciudadanía sino a las grandes instituciones, a trabajar de forma holística para contribuir al diseño e implementación de buenas y mejores prácticas. Logrando con efectividad el cumplimiento de las normas en días de aislamiento preventivo obligatorio, respondiendo a los lineamientos institucionales y comprometidos a contrarrestar las nuevas afugias de seguridad y convivencia del país.

Bajo este concepto, la Policía Nacional de todos los colombianos se continúa preparando para liderar todas las estrategias que, en materia de seguridad, dicta el Gobierno Nacional para aportar en el mejoramiento de la salud de todos los colombianos. El policía de hoy posee una forma de pensar y sentir que le permite desempeñarse con hidalguía en lo profesional, en lo particular y en la vida en general. Gracias a todos por permitirnos servirlos, con el apoyo de toda la ciudadanía y las instituciones, salvaremos millones de vidas de colombianos. Somos uno, somos todos.

Policía con arquitectura sistémica

Desde el surgimiento del concepto de Estado en el mundo con la firma del “Tratado de Westfalia”, las naciones delimitaron sus fronteras y la forma de actuar dentro de ellas a su conveniencia, y sin permitir injerencia alguna. Constituyéndose en un Estado moderno para atender las necesidades de la sociedad que habita en su territorio y como elemento vital para su protección se determinaron acciones para instaurar una seguridad, basada en una postura que ubica como su razón central al ser humano.

La seguridad ciudadana en época de pandemia se traduce en una serie de desafíos para el Estado, mantener el orden público interno se convierte en un indicador para conocer los avances en la atención de la emergencia sanitaria, hacia la mitigación de la enfermedad.

Es así como la Policía Nacional con una arquitectura sistémica, busca la articulación, coordinación, complementariedad y corresponsabilidad interinstitucional e interagencial para orientar sus acciones con el fin de gestionar de una mejor manera y con la mayor optimización de capacidades, la seguridad y la convivencia con un enfoque diferencial para la atención médica de la emergencia de salud.

Implementando sistemas y modelos innovadores para liderar todos los aspectos de seguridad y convivencia en el ámbito urbano y rural, con personal capacitado para desempeñarse de forma cercana y solidaria con la comunidad, brindando acompañamiento a las autoridades del orden nacional y local con asertividad. Sumado a actuaciones de inteligencia e investigación criminal que permitan comprender la nueva dinámica delincuencial.

Lo que posibilita estandarizar las acciones para dar cumplimiento a la misión institucional y objetivos estratégicos, para que se ejecuten los procesos garantizando la generación de servicios que correspondan con los esperados por los grupos sociales objetivo…

Con un enfoque sistémico en la planeación de la actividad de policía en medio de la pandemia, la Institución a través de una perspectiva claramente diferenciada y focalizada. Con una oferta de alto valor institucional, ofrece un servicio de policía en todo el territorio nacional de manera equitativa, justa y garante de los derechos de las personas.

Además, se desempeña como autoridad pedagógica constructiva en aspectos relacionados con la convivencia y seguridad en momentos de aislamiento social, para prevenir el incremento de delitos y comportamientos contrarios a la convivencia, siempre con procedimientos orientados al mejoramiento continuo del servicio de policía.

La Policía Nacional con este modelo sistémico para la gestión y control en la presente crisis, permite encauzar de forma holística el servicio de policía definiendo las actividades que le agregan valor y disponer de los recursos necesarios para su realización.

Lo que posibilita estandarizar las acciones para dar cumplimiento a la misión institucional y objetivos estratégicos, para que se ejecuten los procesos garantizando la generación de servicios que correspondan con los esperados por los grupos sociales objetivo, con un conjunto de tareas enmarcadas en el ciclo PHVA (planear, hacer, verificar y actuar).

Policía de contingencia y emergencia

La situación vivida en la actualidad no tiene antecedentes en la historia del planeta. Al inicio de la presente crisis, se establecieron una serie de restricciones con la finalidad de mitigar la propagación del brote, apoyar los sistemas de salud pública, salvaguardar la economía, garantizar el orden público y la seguridad ciudadana para salvar millones de vidas.

Con medidas como el aislamiento social, el cierre de fronteras, la cancelación de viajes aéreos domésticos e internacionales y se decretaron prohibiciones a las actividades sociales. Esto ha introducido un sinnúmero de cambios estructurales en la vida cotidiana, tanto de las personas, las empresas y de toda la institucionalidad.

De la misma manera, los criminales han visto en la crisis una oportunidad de extender sus tentáculos ilegales, afectando la vida de los individuos y la economía de las empresas, adaptando sus modos de obrar y desarrollando nuevas estrategias delictivas. Siendo ampliamente flexibles y adaptables, su habilidad para mutar en esta nueva coyuntura significa que se necesita de instituciones vigilantes y preparadas que le realicen el correspondiente contrapeso. El crimen es sin duda un factor perturbador y obliga a orientar los esfuerzos nacionales para garantizar la salud, la seguridad de los ciudadanos y la protección de sus activos.

Por lo tanto, la Policía Nacional de todos los colombianos, con pleno conocimiento de su misionalidad constitucional y consciente que la responsabilidad con la nación se ha ampliado, para mantener el orden público y garantizar la seguridad interna, es un bastión de apoyo al trabajo de las autoridades sanitarias en el país, quienes son la primera línea de contención en la lucha para recuperar la salud de toda la población.

Con acciones que se aterrizan en lo local, diseñadas de acuerdo con las mejores prácticas internacionales realizadas hasta el momento, como parte de la estrategia de respuesta que contribuirá a controlar la enfermedad…

Es así, que se estableció un enfoque diferencial al interior de la Institución para atender la crisis desde una perspectiva sanitaria. Acciones que tienen el objetivo de dar soporte a la labor del sector salud del país y generar un impacto significativo en el panorama de la delincuencia.

El propósito de la arquitectura policial planeada es contrarrestar los fenómenos presentados en tiempos de distanciamiento social, trabajo remoto y atención médica de la emergencia de salud, con la articulación de todas las capacidades institucionales. Mediante diferentes pautas que mejorarán la seguridad y le brindarán efectividad a los procedimientos internos, en aplicación de las normas que establezca el Gobierno Nacional para aplacar el nuevo coronavirus.

Con acciones que se aterrizan en lo local, diseñadas de acuerdo con las mejores prácticas internacionales realizadas hasta el momento, como parte de la estrategia de respuesta que contribuirá a controlar la enfermedad, promover comunidades seguras y combatir a los delincuentes que se aprovechan de la pandemia.

Año cero: nueva interacción social

En la historia han existido diferentes epidemias, como la presentada durante la Guerra del Peloponeso en el s. V a.C.; la peste del s. XIV d.C.; la gripe de 1918 que provocó más de 30 millones de muertes y la influenza H1N1 del 2009 que causó alrededor de 500 mil defunciones. En este 2020 nos invade el virus SARS-CoV-2 (COVID-19), que se expande sin control por los continentes, generando unos altos costos que afecta a las personas, las familias y los distintos sectores económicos, al disminuir la productividad y atiborrar los mercados bursátiles de incertidumbre. Una crisis que se reflejará en gran parte de los países, con una base común: el establecimiento de un nuevo orden social en el s. XXI.

Las pandemias son palancas que han generado infinidad de cambios históricos. El COVID-19, esta teniendo insospechados efectos en la población mundial, más allá de los problemas sanitarios. Se ha convertido en un “hecho social total”, un concepto planteado por el sociólogo francés Marcel Maus para referirse a aquellas situaciones que ponen en juego la totalidad de las dimensiones de lo colectivo.

La enfermedad COVID-19 esta retando a la humanidad, las diferentes restricciones tomadas alrededor del mundo, han hecho advertir la sumisión de nuestra civilización a las aglomeraciones y a su movilidad. La conducta de la comunidad en general se ha perturbado por completo.

Entonces, ¿cómo viviremos en este nuevo mundo?, nos debemos acoplar a las medidas y obligarnos a mantener una vida social diferente. No podemos predecir con exactitud cómo evolucionará el futuro, el planeta ha cambiado muchas veces y ahora lo está haciendo otra vez.

Aunque existe claridad que se encontrará la forma de controlar la enfermedad, se debe tener presente que esta nueva adversidad es una alerta, no solo sobre la vulnerabilidad del concepto de sociedad, sino que debemos centrarnos en tomar decisiones al respecto de diseñar un modelo de vida muy distinto al sistema en que nos encontrábamos habituados.

Obligados por las consecuencias sociológicas que el COVID-19 ha desarrollado, las normas sociales están modificando casi todo lo que hacemos: el trabajo, el deporte, las compras, el control de nuestra salud, la educación y el cuidado de la familia. De la misma manera, se fortalecen las transformaciones digitales en la sociología de la tecnología.

Está iniciando un cambio de paradigma, como una lección histórica que ha puesto en evidencia los intereses contradictorios de todos. Lo que debe dejarnos una mayor comprensión de nuestras realidades y con poder para mostrarnos la capacidad de respuesta, y un renovado compromiso civilizacional. Tendremos que adaptarnos a una explosión de servicios innovadores, en esta economía del postcoronavirus.

Entonces, ¿cómo viviremos en este nuevo mundo?, nos debemos acoplar a las medidas y obligarnos a mantener una vida social diferente. No podemos predecir con exactitud cómo evolucionará el futuro, el planeta ha cambiado muchas veces y ahora lo está haciendo otra vez. Seremos protagonistas en la revolución del comportamiento humano para una nueva forma de vivir, trabajar y relacionarnos.