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Sociedad de la posverdad

La comunicación es inherente a la evolución de los seres humanos. En la era actual nos encontramos en una búsqueda permanente de la noción de la verdad, convirtiéndose en una necesidad para la sociedad. La verdad es esencial para analizar los hechos presentados y contar con herramientas para no crear conjeturas e imaginarios, sino por el contrario construir argumentos y razones.

El hombre conoce cuándo transmitimos una verdad y cuándo una mentira, ya que posee códigos para descifrarla. La verdad al final del proceso comunicativo es una percepción de algo y viene avalada por la costumbre.

Parafraseando al filósofo francés Jacques Derrida, lo relevante en la mentira no es nunca su contenido, sino lo que se sitúa en su finalidad, en ella no existen hechos, solo interpretaciones. Surge entonces el concepto de posverdad el cual no busca en ningún momento informar sino satisfacer las necesidades de diferentes grupos.

La mentira debe considerarse desde todo punto de vista como inaceptable, tanto en la esfera pública como en la privada, pero a raíz de la ruptura del contrato social, la mentira se juzga con enorme indulgencia y recibe un reproche menor. Condicionando las decisiones de los ciudadanos por la dificultad de indagar la exactitud de los hechos y la ausencia de credibilidad en las fuentes.

Los problemas del presente siglo los podemos catalogar como multidisciplinarios

En la globalización actual la difusión de posverdades se ha convertido en una actividad rutinaria, en donde es empleada como elemento hacedor de violencia. La intensión es causar el mayor daño posible al enemigo, es un artilugio tan antiguo como el conflicto humano.

El propio general Sun Tsu le da un papel central en “El arte de la guerra”. La posverdad plantea entonces un riesgo para la seguridad nacional al generar tensiones tanto a la sociedad como al sistema que la direcciona, al ser potenciada por las TIC, las redes sociales y su masificación, en donde han quedado al desnudo sus intereses particulares, causando ruptura de las normas sociales y pérdida de la conciencia moral en la comunidad.

Los problemas del presente siglo los podemos catalogar como multidisciplinarios y de la misma forma deben presentarse sus soluciones, las cuales no deben llegar de agentes externos sino del interior de la misma sociedad.

La verdad debe considerarse como el acuerdo entre el lenguaje y la realidad, por lo que la finalidad que debe avivar su espíritu es la calidad de la información y su veracidad, al ser cognoscible, tratable y enriquecedora.

Así que es imperioso que al enfrentarnos a un volumen masivo de información digital, estimada para 2020 en 35 zettabyte (un zettabyte equivale a 250 mil millones de películas), debe existir una selección profesional de la información, tanto en cantidad como en calidad, evitando un uso indiscriminado e irracional.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/sociedad-de-la-posverdad

Madres en duelo

Es imposible determinar en estos últimos 60 años el número de madres que han vivido el luto por la pérdida de sus hijos, a raíz de los efectos de la violencia del conflicto armado interno, el cual ha generado 262.000 homicidios.

Especialmente es muy alto el número de jóvenes que han muerto: unos, en calidad de integrantes de la Fuerza Pública, otros de los grupos subversivos y otros de la sociedad civil, quienes quedaron en la mitad de las confrontaciones sin haber tomado partido por uno u otro bando. Las mamás de esos muchachos se han visto enfrentadas a un drama que difícilmente podrán superar.

En la historia de la humanidad las madres han sido uno de los pilares para el desarrollo de la personalidad de las nuevas generaciones. En nuestra cultura tradicional se le ha otorgado un alto valor a la maternidad, equiparando el ser “mujer” con el ser “madre”, por el profundo amor a sus hijos, que conduce a las mujeres a convertirlos en una prolongación de sí mismas, colocando en ellos la razón de su existencia y el logro de sus propios proyectos, sus frustraciones y dedicando su vida a velar por su bienestar.

La pérdida de un ser amado es una de las circunstancias más difíciles de aceptar, la cual genera embargo y confusión. Principalmente la muerte violenta es un acto que fractura de una forma inesperada el ciclo vital de la existencia. Produciendo en los familiares de las víctimas y aún más en sus madres, respuestas subjetivas relacionadas con la manera como esta es interpretada y asimilada.

El asesinato de un hijo es una de las acciones más graves y sentidas en un conflicto armado

Es una experiencia formada por un conjunto de procesos psicofísicos y emocionales que se pueden transformar en violencia y en asumir posturas de rechazo.

El asesinato de un hijo es una de las acciones más graves y sentidas en un conflicto armado, porque al hecho en sí de la pérdida de ese ser querido se adiciona el uso de la violencia y los incidentes externos, convirtiéndose en una violación de las leyes de la naturaleza con la relación al concepto de enfermedad o degeneración de la vida.

Las madres no encuentran referentes ni argumentos que les faciliten el superar el dolor que se les ha infligido, sienten por el contrario como si se les causara la propia muerte.

Aunque la violencia rompió los límites de la tolerancia, las normas judiciales y los parámetros culturales, en esta fecha de celebración del “Día de las Madres” debemos permitir espacios para que las víctimas puedan otorgar el perdón a los victimarios y obtener un proceso resiliente de reconstrucción del tejido social, para no repetir las historias truncadas por profundos dramas sin explicación e interrogantes sin respuesta.

Para las madres que no desean volver a escuchar los gritos ahogados de sus hijos, las víctimas.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/madres-en-duelo

Filosofí­a de vida

Las personas desde muy temprana edad poseen la concepción de lo que significa las bases morales y las normas de conducta. Lo que para muchos es bueno para otros puede ser malo, los principios y valores se acuerdan según los parámetros y necesidades de cada sociedad, pues estos se conciben de acuerdo con sus tradiciones y circunstancias.

En esta época de revolución de las tecnologías de la información y las comunicaciones, que han transformado la forma de vivir y de comunicarse entre los seres humanos, debemos hablar sobre la importancia de la implementación de pilares de ética y probidad en la vida de las personas, especialmente desde el seno de la familia.

Al transcurrir el tiempo, cada generación observa cómo los valores se pierden dentro de la sociedad. Olvidando el respeto por nuestros mayores, despreciando las instituciones y los códigos de convivencia, por ofrecer una mayor prioridad a los asuntos superficiales como la moda, la satisfacción de la vanidad mediante la admiración de los atributos propios, en un nivel de neurosis e histeria que se ha vuelto característico de esta sociedad del siglo XXI, cediendo a las tentaciones del culto al individuo y la búsqueda fanática del éxito personal y el dinero.

En nuestra cotidianeidad nos hará más humanistas, con valores como la honestidad, el honor y la lealtad que amplifican el sentido de responsabilidad social por el otro y el crecimiento del ser

Lo anterior se convierte en protagonista de la crisis social por la que se atraviesa en el mundo occidental y en especial en nuestro país, sirviendo como impulsor de los índices delincuenciales, disrupción familiar, embarazos precoces, niños, niñas y adolescentes abandonados a su suerte, tráfico de alucinógenos, prostitución, entre otros tantos males que nos agobian.

Ante este panorama es valioso considerar como una visión de vida “el bushido” -la senda del guerrero- de la cultura japonesa, como una aproximación a un código ético más que a un conjunto de normas y reglas orientadas únicamente a la lucha y a un aleccionamiento de guerreros.

Esa doctrina brinda herramientas para alcanzar un mayor conocimiento sobre nosotros mismos y un modo de encauzarnos en la vida para desarrollar templanza en pro de mantenernos con entereza ante las adversidades y las dificultades del vivir.

Como filosofía de vida implementada por antiguos combatientes, puede ser interiorizada para conducirnos a tener vidas honorables, con una gran paz mental y desarrollo físico y emocional.

En nuestra cotidianeidad nos hará más humanistas, con valores como la honestidad, el honor y la lealtad que amplifican el sentido de responsabilidad social por el otro y el crecimiento del ser. Sumado a la disciplina como centro de nuestros ideales, “el bushido” puede ser utilizado en la construcción de la sociedad al incorporarlo en el diario vivir para magnificar los valores y regirnos conscientemente siempre por estos. 

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/filosofa-de-vida

Realidad y percepción

La sensación de seguridad es el resultado de la influencia de determinadas variables tanto emocionales como el temor y cognitivas como la probabilidad, que afectan a las colectividades por sus repercusiones en el ámbito público, económico y social de la cotidianidad, llevando al individuo a ser más introvertido y a modificar sus hábitos.

Estos indicadores sirven para evaluar la calidad de vida de las personas. La percepción de seguridad está ligada principalmente con la presencia del delito, la violencia, desorden urbano, espacios sucios y descuidados en el territorio.

La seguridad ciudadana es uno de los problemas que más preocupa a la comunidad. En la rutina diaria sentimos miedo a ser objeto de un asalto en la calle o de un robo en nuestras residencias o lugar de trabajo.

En la actualidad contamos con unas ciudades más seguras, sin embargo, en el imaginario social se plasma la resonancia de hechos de inseguridad difundidos en medios de comunicación y sumado al voz a voz acerca de “lo que dicen en la calle”, se crea mucha incertidumbre y se siembra el miedo en la sociedad.

El temor a ser víctima de un delito es inicialmente una vivencia individual que se convierte en colectiva debido a los referentes culturales y sociales de cómo se genera y se afronta.

Para mejorar la sensación de seguridad, no solo es necesario establecer medidas restrictivas y reactivas

Una herramienta útil de medición en el territorio, son las encuestas de percepción y victimización, las cuales son consideradas como un elemento de investigación social, que contribuye a crear un mapa con información acerca de la criminalidad desde una visión integral y multicausal, identificando clases de delitos, actores y riesgos sociales.

Esto determina los parámetros que modifican el entorno y los motivos que posee la sociedad para distorsionar la situación actual de seguridad por estimaciones erróneas de experiencias personales y sesgos subjetivos. Por su parte, los niveles de victimización no son equivalentes a las percepciones ciudadanas en materia de seguridad.

Para mejorar la sensación de seguridad, no solo es necesario establecer medidas restrictivas y reactivas que ayuden a la contención del delito y la violencia, los esfuerzos deben centrarse en analizar los factores que inciden en la sensación de seguridad e intervenirlos de manera integral, vinculando a los actores estratégicos del sector público y privado con normatividad apropiada y acciones diferenciales que se conviertan en herramientas para promover las libertades personales bajo un enfoque de desarrollo humano, adicionalmente conjugar el concepto de prevención con la generación de procesos participativos ciudadanos con el fin de establecer estrategias que eviten el deterioro social mejorando el entorno urbano en el que viven los individuos.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/realidad-y-percepcin

Memoria histórica policial

Dentro de los deberes del Estado después de firmado el “Acuerdo Final para la Terminación del Conflicto y la Construcción de una Paz Estable y Duradera” el 24 de noviembre de 2016, se encuentra la reconstrucción de la memoria de las víctimas.

La Policía Nacional de Colombia esta organizando su capítulo en ese gran rompecabezas del conflicto armado en el cual la Institución se vio involucrada, para lograr comprender los orígenes de las confrontaciones que transcurrieron por casi 60 años y como resultado se esta elaborando la memoria histórica institucional, a modo de herramienta para edificar el recuerdo desde el sentimiento de las vivencias de los uniformados y de sus familias que sufrieron el fragor de la guerra.

Esta memoria histórica es una forma de enaltecer a las mujeres y hombres integrantes de la Policía Nacional de Colombia, que en el cumplimiento de su misión constitucional perdieron la vida o resultaron lesionados en el marco del conflicto armado interno.

La Institución desde su visión como integrante de la Fuerza Pública busca generar espacios de entendimiento con la ciudadanía, convencidos que la satisfacción de los derechos de las víctimas hace parte fundamental de las garantías para la conquista de la convivencia pacifica.

Colombia cuenta en el Registro Único de Víctimas (RUV) con 8´785.305 víctimas, entre ellas la Policía Nacional tiene 54.464 integrantes que fueron reconocidos como víctimas del conflicto armado interno. Esta cifra no solo corresponde a uniformados, también a sus familias que han sido afectadas directa o indirectamente.

La historia de vida de nuestros policías afectados por el conflicto, perdurarán en los informes de la reconstrucción

Aún, incluso hoy 10.000 víctimas hacen parte de la Institución desde sus diferentes especialidades del servicio de policía, quienes se encuentran comprometidos, como el resto de miembros de la Institución, en aportar para que toda la ciudadanía colombiana pueda transitar caminos de civilidad y entendimiento.

Así, en cumplimiento a la Ley 975 de 2005 y con el propósito de contribuir a un futuro direccionado hacia la paz, el perdón y la reconciliación del tejido social de las generaciones venideras. La Institución detalla las condiciones en las cuales se presentaron los hechos victimizantes y reconstruye el horror como se desarrolló el conflicto armado interno. Es fundamental participar en el deber de compilar la memoria mediante el registro, la documentación y el recuerdo de las experiencias y sentimientos en la guerra, para visibilizar, reconocer y dignificar a nuestras víctimas.

La historia de vida de nuestros policías afectados por el conflicto, perdurarán en los informes de la reconstrucción del contexto social, político y jurídico de Colombia de la violencia acontecida, como respuesta a la conservación de la gloria de miles de héroes colombianos.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/memoria-histrica-policial

Anticipar el crimen

Con la finalidad de establecer porqué se presenta actividad criminal en el territorio, las estadísticas delictivas y los fenómenos sociales nos permiten identificar variables del delito, las cuales al recibir el tratamiento debido generan información y brindan un alto potencial anticipativo.

El empleo de varias teorías de la criminología ambiental, la actividad rutinaria y la prevención situacional nos ayuda a comprender el delito y nos explica las características puntuales de algunos segmentos de calle que se hacen más propensos a la ocurrencia del crimen.

En Colombia, la Policía Nacional ha implementado el Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes, partiendo del conocimiento del entorno y adecuando el servicio a sus condiciones. Entre otras, empleando la teoría de las oportunidades y la actividad rutinaria para prevenir la conyuntura que brinda un espacio deteriorado, una comunidad desorganizada y la carencia de cultura ciudadana.

Enfrentando ahora el reto de planear un servicio aún más focalizado, mediante la utilización de herramientas técnicas que suponga la identificación y la atención de los cuadrantes donde se concentra el delito y los comportamientos contrarios a la convivencia.

Otro ejemplo en la región es la experiencia de los Carabineros de Chile, donde por intermedio del uso de la prevención situacional la han convertido en un elemento valioso para la identificación y la atención de puntos críticos.

Se proyecta un servicio de policía preparado a enfrentar los retos del futuro

Con el propósito de reducir las oportunidades para la comisión de delitos y de violencia, mejorar la percepción de seguridad en determinados espacios urbanos, con la implementación de estrategias orientadas a modificar factores y condiciones específicas del riesgo de los entornos y a la vez realizando una recuperación del territorio que se ha identificado como una “zona de miedo”.

El incremento del servicio de policia en los puntos calientes de la ciudad, donde se aglomera el crimen, debería reducirlo y ser la solución final; de hecho, es una de las estrategias policiales con mayor resultado en la reducción del delito, especialmente para contrarrestar los crímenes violentos, los relacionados con el consumo de estupefacientes y las riñas.

En la actualidad se aprovecha el avance de las tecnologías de la información y la comunicación, para ir más allá de las soluciones comunes en el control y la prevención del delito.

Se proyecta un servicio de policía preparado a enfrentar los retos del futuro, diseñando modelos de cálculo que permitan por medio de algoritmos y herramientas tecnológicas, descubrir patrones de conducta vinculados con los factores multicausales del delito y la violencia, lo que conducirá a desarrollar respuestas innovadoras para afrontar mejor al fenómeno criminal.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/anticipar-el-crimen