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Zonas de miedo

Sobre el actual desarrollo urbano de Colombia, es necesario pensar cómo los miedos se han ido convirtiendo en parte del tejido constitutivo de la ciudad, ya que estos se integran en el modo de convivir en el territorio.

El miedo colectivo surge como una respuesta a un estímulo, que logra crear en el imaginario social razonamientos -correctos o falsos- y enclaves en el paisaje urbano y la memoria común; en donde la percepción de violencia urbana es sin duda muy superior a la criminalidad existente.

De forma intempestiva el miedo se propaga y está presente en todas partes. Sentido en el incremento del terrorismo, en las amenazas ambientales, en los riesgos asociados al desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y en la inestabilidad que caracteriza la vida contemporánea.

El miedo es el sentimiento más contagioso que existe, generalizado y compartido con el resto de la sociedad, la gran mayoría de las veces diseminado, exagerado y retroalimentado en esta era mediática por las redes sociales, en la que todas las sensaciones crecen y se extienden a velocidad del destello.

La zona de miedo es un espacio en el imaginario de los individuos, la cual ofrece una perspectiva en donde se percibe y se trata las formas espaciales con definiciones culturizadas, como la casa, la calle, los lugares de acción grupal y de forma general cualquier sector que sirva como centro para el colectivo y se actúe socioculturalmente.

Para vencer el miedo, es necesario contrarrestar primero la seducción que ofrece la falta de esperanza en la búsqueda de seguridad

De manera que los miedos siguen sintonizados con preocupaciones patriarcales; anclado en conjuros y fórmulas mágico-religiosas, que permiten un espacio poco optimista ligado a los temores originados bajo un exilio exterior.

Una zona productora de miedo se suscita a raíz de los diferentes hechos de violencia que se presentan en esta, reforzando la idea de un territorio peligroso y violento, obteniendo como resultado zonas en las que la mayoría de sus habitantes las reconoce como generadoras de miedo. Eso conlleva a presentar repercusiones en la forma de vivir, pensar y usar la ciudad y en los tipos de relación social establecidos por sus pobladores.

Para vencer el miedo, es necesario contrarrestar primero la seducción que ofrece la falta de esperanza en la búsqueda de seguridad. Eso implica cerrar el acceso a la resignación y la pasividad, sumado a integrar estrategias y acciones ciudadanas, guiado por una fuerte motivación de interés y afecto por la ciudad.

La tarea es despojarse del sensacionalismo del terror, revelando la necesidad de desactivar el engrandecimiento mediático y psicológico del miedo y la urgencia de no ignorar por más tiempo las condiciones sociales que lo generan. 

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/zonas-de-miedo

WWII

La Alemania nazi liderada por Adolf Hitler el 1 de septiembre de 1939 invadió a Polonia. Ese hecho marcó el punto de partida a la II Guerra Mundial, WWII, convirtiéndose en el evento más significativo de la historia del siglo XX. Con una duración de seis años y siendo la primera guerra en comprometer los cinco continentes, reflejó una pluralidad y profundidad de repercusiones que fueron sentidas, tarde o temprano, prácticamente por toda la humanidad.

El fin de la II Guerra Mundial allanó el camino para la terminación de los imperios establecidos e inicio de la descolonización y la Guerra Fría, que enfrentaría a las dos naciones que resultaron triunfadoras: EEUU y la URSS. Infinidad de textos se ha escrito sobre esta, lo que ha sido un parte cardinal de la historia, reevaluando el pasado los historiadores han recorrido sus diferentes caminos, utilizando nueva información y adoptando múltiples perspectivas de la guerra.

Ha sido el conflicto más cruel y destructivo conocido por la humanidad. Se desconoce el número exacto de pérdida de vidas humanas, pero fácilmente supera los 50 millones de personas, a lo que tiene que sumarse 65 millones de heridos —entre ellos, 35 millones graves—, y 3 millones de desaparecidos. Como complemento, el índice poblacional sufrió un notable descenso que repercutió en el crecimiento de la sociedad.

Los pilares en los que se establecía la civilización occidental, sus esperanzas de desarrollo colectivo y la conjetura de una supremacía en sus ideales, quedaron sin fundamento

La guerra fue acompañada por la ruina económica. Europa quedó devastada a consecuencia de los combates terrestres y aéreos. Los permanentes bombardeos realizados, tanto por los ejércitos del Eje —primera fase del conflicto—, como por los Aliados —en la segunda— acrecentaron el problema. Urbes, industrias, redes ferroviarias y carreteras fueron gravemente afectadas. A su término los países europeos, habían perdido el liderazgo económico y cedieron el paso a EEUU como potencia económica mundial.

La crisis social y económica se transformó en una auténtica conmoción en el globo, generando profundas paradojas morales. Los pilares en los que se establecía la civilización occidental, sus esperanzas de desarrollo colectivo y la conjetura de una supremacía en sus ideales, quedaron sin fundamento. Con la excepción de EEUU, Occidente solo hasta la década de los 60’s no abandonaría la crisis de pesimismo en la que se encontraba inmersa.

La II Guerra Mundial es de tal trascendencia que ha obsesionado a muchos, a sus contemporáneos, a los historiadores, a los políticos, a infinidad de poblaciones y lo hará en las generaciones futuras, convirtiéndose en un desafío para su interpretación, ya que en ella se definen los escenarios y actores que dieron forma no solo a la segunda mitad del s. XX, sino también a los que en el inicio del s. XXI modelan la política internacional.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/wwii

Gobernanza: seguridad ciudadana

La seguridad ciudadana surge como una prioridad para los habitantes del país, y aún más en esta etapa de la historia. Esta preocupación se evidencia en los sondeos de opinión y herramientas de seguimiento que informan sobre la calidad de vida en las ciudades, donde se evalúa, entre otros indicadores, la violencia y el crimen que afectan la seguridad ciudadana.

Exigiendo que en el mejoramiento de la seguridad se debe involucrar no solo la Policía, sino las autoridades, medios de comunicación y población en general.

Frente a la creciente demanda de seguridad ciudadana, surge el reto del Estado para responder efectivamente a todas las variables de inseguridad. Por lo que se debe entender que la seguridad ciudadana trasciende mucho más allá de la vigilancia restrictiva en las calles.

La gobernanza en seguridad ciudadana y justicia es una cadena de valor que debe integrar las distintas etapas del sistema de justicia criminal: la prevención, el control del crimen y la violencia, la disuasión, la aplicación de justicia y la reinserción social.

Por otra parte, la gobernanza y la seguridad ciudadana se fundamentan en dos aspectos: la legitimidad, sustentada en la aceptación de un marco legislativo que se expresa a través de normas e instituciones socialmente aceptadas; y la confianza de los miembros de la comunidad en que ese marco normativo será respetado y que todos serán tratados en igualdad de condiciones.

La gobernanza en seguridad ciudadana y justicia es una cadena de valor que debe integrar las distintas etapas del sistema de justicia criminal

Lo que ha aportado para que se genere un cambio en la construcción de política pública, con la demanda de la comunidad para verse involucrada en su implementación.

Igualmente, diferentes colectividades han construido una mayor injerencia en los temas públicos. La seguridad no es la excepción. Han surgido grupos sociales y económicos que demandan participación o a quienes se les demanda su participación en los temas de la seguridad.

Adicionalmente, en la división de tareas en el interior del Estado, las administraciones locales se han convertido en generadores de política pública sobre seguridad ciudadana.

Con el propósito de reducir la brecha en seguridad, la gobernanza en la seguridad ciudadana depende de un fortalecimiento político e institucional, para mejorar las capacidades técnicas de los servidores públicos y agentes decisores, que permitan contribuir a la gestión de las políticas en seguridad ciudadana y el desarrollo socio-económico y la integración social, mediante la generación de políticas que satisfagan las necesidades básicas de la comunidad.

La relación entre gobernanza y la seguridad ciudadana es necesaria, sin la primera no es posible la segunda, sin una articulación para consolidar los objetivos no es posible lograr un Estado social de Derecho.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/gobernanza-seguridad-ciudadana

Primero la verdad

La mentira a través de la historia de la humanidad se ha convertido en un rasgo prácticamente innato en el hombre, quien adicionalmente ha mostrado un marcado interés por detectarla. En las instituciones, la honestidad del recurso humano es necesario para lograr el cumplimiento de su misionalidad y el despliegue de sus objetivos estratégicos, lo que las llevará a crecer dentro de la sociedad y trascender en el tiempo, superando un sinnúmero de crisis sociales y atendiendo los riesgos de la actual modernidad, por lo que es indispensable determinar el nivel de confiabilidad de sus integrantes.

Con motivo de demostrar científicamente la detección de la mentira, autoridades en diferentes ramas como la medicina, la psicología, la fisiología y la criminalística, han concluido que cuando un individuo miente u oculta información, inicia un conflicto en su cerebro el cual se ve reflejado en el sistema nervioso autónomo y hace que tenga reacciones involuntarias que son registradas por un instrumento denominado polígrafo, en donde por medio de protocolos permiten a un poligrafista determinar el grado de confiabilidad en las respuestas del evaluado.

En Colombia, desde 1998 cuando se enfrentaba avanzados problemas relacionados con el narcotráfico y el terrorismo de grupos subversivos, la Policía entendió la importancia de la poligrafía e inició la capacitación de su personal con agentes especiales de Estados Unidos, con la finalidad de implementar una unidad élite en determinar la confiabilidad de los hombres que trabajaban para las direcciones más especializadas de la institución.

El polígrafo es un apoyo tecnológico en la restauración de la confianza y el acertado direccionamiento sobre el recurso humano

Con dos décadas de experiencia en el proceso, la poligrafía institucional ha hecho sus aportes en dos frentes: blindar la institución para contrarrestar la capacidad permeadora de grupos ilegales y generar altos niveles de credibilidad y confianza que sean palpables para los ciudadanos.

Así se convirtió en una herramienta preventiva y reflexiva, que invita a cada miembro de la institución que presenta la prueba a que auto diagnostique su rol, medite sobre sus valores y sus comportamientos, y tome las decisiones ideales para transformar su accionar. El polígrafo es un apoyo tecnológico en la restauración de la confianza y el acertado direccionamiento sobre el recurso humano.

El empleo de la poligrafía en la institución suministra elementos que aportan al despliegue de su “Política Integral de Transparencia Institucional”, lo que se refleja en el mejoramiento de los indicadores de confianza, la efectividad y en el cumplimiento de su “Código de Ética Policial”, contribuyendo a contar con servidores policiales que cumplen con el perfil idóneo y que desarrollan su trabajo con mejor honestidad y calidad.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/primero-la-verdad

Pedro Pascasio

En pleno siglo XXI, en donde se viven múltiples formas de desigualdad social, política y económica, las cuales se convierten con el tiempo en criminalidad, corrupción y un sinnúmero de conflictos, es necesario que los valores que sostienen la sociedad y las instituciones no se pierdan.

Por lo tanto, es propicio aprovechar estas fechas patrias para recordar ejemplos de ciudadanos cuyo legado ha trascendido para asegurar la transparencia, la verdad y la idoneidad de las entidades y quienes protegen estos mismos baluartes.

Terminaba la tarde sobre el campo de batalla y aún retumbaba el alboroto de la huida del ejército realista, los soldados patriotas con las últimas descargas de fusilería sellaban el final de la Batalla de Boyacá, cuando aconteció un hecho que pasaría al terreno de la leyenda.

El negro José y Pedro Pascasio Martínez, niños soldados del Ejército Libertador, a quienes se les otorgó la misión de cuidar la caballería de los patriotas, se precipitaron lanza en ristre sobre dos oficiales realistas que se escondían tras unos peñascos: el comandante del ejército español José María Barreiro y otro de sus oficiales.

Desde el ciudadano más modesto y con pequeñas acciones, sí se puede derrotar la corrupción

José neutralizó al oficial y Pascasio apuntó su lanza hacía el cuerpo de Barreiro, cuando el general se vio perdido le ofreció al joven una faja con monedas de oro a cambio de su libertad. El niño rechazó la oferta y le empuñó de nuevo la lanza, lo tomó prisionero y se lo entregó a Bolívar. Así el humilde campesino se convirtió en un ejemplo de honradez, ética y lealtad.

Como es bien sabido la corrupción limita el desarrollo económico y social de una nación, afecta la inversión, disminuye la eficacia de los programas sociales e incrementa la desigualdad, un costo que en Colombia se aproxima a los 50 billones de pesos al año; como prueba de lo anterior en el Índice de Percepción de Corrupción elaborado por Transparencia Internacional para el año 2017, se obtuvo una calificación de 37/100 y se ocupó el puesto 96 de 180 países.

El ejemplo de Pedro Pascasio debe convertirse en un modelo iluminante y aleccionador para recordar al país aquella historia del recluta impúber que rechazó la incitación del oro, quien no se dejó comprar, cumpliendo con su deber y dando el golpe final para lograr el objetivo de los patriotas, capturando al comandante de las tropas enemigas.

Un ejemplo de tan alta importancia debe convertirse en la mejor lección para los ciudadanos de hoy. La enseñanza aprendida es la de entender que desde el ciudadano más modesto y con pequeñas acciones sí se puede derrotar la corrupción, es posible resistir los cantos de sirena y que el mejor camino hacia el progreso es el comportamiento ético y el respeto de la ley.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/pedro-pascasio

Un sueño: servir

Desde muy pequeños se siente admiración y respeto por el servicio que prestan los policías. Muchos niños cuando se les interroga: ¿Qué sueñan ser cuando sean mayores? Ellos responden: policía.

El motivo de su respuesta es muy sencilla; el observar en el diario vivir a los policías en la vía pública, en los puentes peatonales, cerca de los centros comerciales, genera en el adulto una buena percepción de seguridad. ¿Entonces se lograrán imaginar lo que siente un niño o una niña cuando ve a un uniformado frente a su colegio o en el parque?

Hombres y mujeres que son la cara de la gobernabilidad, quienes han tomado la denominación de policías en una inspiración desprendida y anónima al servicio de los demás, para convertirse en agentes de fuerza, paz y civilidad, para proporcionar bienestar público, escribiendo nuevas páginas de seguridad con el espíritu inquebrantable de líderes en el fomento de la convivencia ciudadana.

Cada día, como Sísifo -encarnación griega de la persistencia- los policías impulsan la roca de su labor hasta lo alto de la montaña, desde donde vuelve a caer por su propio peso, la cual debe ser nuevamente empujada a la cima y así por toda la eternidad.

Esa piedra es la misión de asegurar la convivencia pacífica de las comunidades, y por ende, no se debería necesitar más para ser felices, en tanto la recompensa sea la recuperación y la conservación permanente de la vida digna de cada ciudadano.

..como una institución formadora de ciudadanos, brindando seguridad que no sólo evita el delito sino incentiva la corresponsabilidad social y fomenta la convivencia…

Gracias a este servicio patriótico la comunidad conoce una policía, profesional y apolítica, que responde a la visión de su inspirador institucional, el General Francisco de Paula Santander, quien manifestaba: “las armas que lleváis y que os distinguen de los demás ciudadanos, se os han entregado cabalmente para defender su vida y sus derechos”.

Así, desde el desierto guajiro hasta la inmensidad del Amazonas, siempre habrá un sitio donde ondee el tricolor nacional y se erija una estación o puesto de Policía que no baja la guardia en la lucha contra el crimen.

La Policía Nacional sirve a la nación protegiendo a sus 50 millones de ciudadanos; a través de sus 14 direcciones, 8 regiones, 34 departamentos, 17 metropolitanas y sus 4.900 cuadrantes del Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes, como una institución formadora de ciudadanos, brindando seguridad que no sólo evita el delito sino incentiva la corresponsabilidad social y fomenta la convivencia, como ejemplo para  esos niños que sueñan con  portar el laureado uniforme verde oliva.

En su honor, la institución día a día cumple con satisfacción la misión encomendada, por amor al país y a la ciudadanía como su máxima razón de ser.