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Ciudad en la ciudad

El arquitecto francés Le Corbusier, definía la ciudad como “un instrumento de trabajo y una creación de imágenes poderosas que transforma el espíritu” y así ha sido desde el inicio de las civilizaciones en la antigua Mesopotamia, en Egipto y en China, donde a través de la construcción del conocimiento, la ciudad se ha convertido en la obra cumbre del hombre, reuniendo los diferentes conceptos de la humanidad, concediéndole a la ciudadanía un status de reconocimiento social al acumular y aprovechar la experiencia en la formación del hombre y su pertenencia a una comunidad, al punto que bajo la tutela de la ciudad se ha logrado obtener un gran impacto en la evolución de la vida y en la civilización mundial en general.

Las ciudades son étnicas y culturalmente diversas, en la mayoría de estas se pueden encontrar sinnúmero de urbes, algunas visibles y otras invisibles, mediante variadas formas de imaginar la ciudad, producidas todas ellas en la heterogeneidad y en la diferencia del territorio.

Como residentes de la ciudad nos apropiamos de sus espacios: casas, parques y calles, los cuales conocemos no solamente al ser recorridos en los medios de transporte, que en definitiva limita el conocimiento, sino por la manera más valiosa como lo son: los relatos y las imágenes que visibilizan lo invisible.

El crecimiento exponencial de las ciudades ha transformado la urbe mediante sus proyecciones simbólicas

Las ciudades han sido transformadas por los medios de comunicación: el diario, la radio, el cine, la televisión y la misma literatura urbana. En el siglo XXI la relación entre ciudades y la comunicación es profundamente estrecha y sus diferentes actuaciones han encontrado múltiples formas de narrar la ciudad.

Acto seguido, los medios de comunicación han sido testigos del desarrollo y crecimiento de las urbes, y sus relatos han permitido también imaginarnos centros urbanos en la ciudad relacionados con las experiencias brindadas por las comunicaciones y sus informaciones. La ciudad en la ciudad es un fenómeno asociado con los conceptos anteriores, que ha permitido su rápido desarrollo e incremento.

El crecimiento exponencial de las ciudades ha transformado la urbe mediante sus proyecciones simbólicas y culturales, lo que permite evadirse de las ciudades homogéneas, grises y frías, habitadas en grandes núcleos de cemento industrial y de ladrillo a la vista. Nuestra ciudad es, de cierto modo incomprensible y fantástica, tan imperceptible como las “Ciudades invisibles” de Italo Calvino, aunque cada vez menos poética o evocativa.

La ciudad es un punto de encuentro de memorias en una naciente geografía, con su paisaje urbano construído con narrativas y con el aprovechamiento de la arquitectura de las redes sociales donde con la suma de la memoria, los deseos y los signos del lenguaje urbano, todos tendremos cabida.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/ciudad-en-la-ciudad

Ingeniería social

El ser humano es el elemento más valioso en las TIC (Tecnologías de la Información y la Comunicación) y también es el eslabón más vulnerable en aspectos relacionados con mantener la seguridad informática. Sin las habilidades adecuadas, la mayoría de nosotros no reconoceríamos las artimañas de un ingeniero social, quienes usan el engaño para obtener información de las personas y de las empresas.

Para el 2020 y con más de 21.000 millones de dispositivos conectados, los ataques informáticos enfocados en la ingeniería social cada día se incrementarán para centrarse en explotar la confianza del usuario y lograr la infiltración a las personas y sus organizaciones.

La ingeniería social es principalmente la forma de obtener acceso a la infraestructura física y a sus sistemas informáticos para sustraer datos privilegiados, por medio de la manipulación de la psique humana aprovechando el miedo y su curiosidad, mejor entendido como la acción de hackear a las personas y las empresas, irrumpiendo en sus instalaciones y a sus sistemas de seguridad informáticos sin generar necesariamente un daño real.

Como amenaza siempre ha existido desde el origen de la misma humanidad y se manifiesta en todos los ámbitos de la vida, con una mezcla de habilidad y el uso de argucias de persuasión contribuyendo al aumento del ciberriesgo.

Para lograr una cultura de ciberseguridad es necesario gestionar el riesgo asociado a las incidencias humanas

El impacto de los ciberataques en la región alcanza los 90 mil millones de dólares en pérdidas anuales para las organizaciones, mediante cerca de 54.000 incidentes de seguridad, 2.216 violaciones de datos y afectando 65 países alrededor del mundo, según el estudio “Tendencias en ciberseguridad: DDoS en Latinoamérica”.

Indicándonos que el 50% de las corporaciones son y han sido víctimas de la ingeniería social. Ataques que comprometen los bienes de la empresa, la operación comercial, generan fuga de clientes, disminución en sus ganancias y deterioro de la imagen corporativa.

Infortunadamente el ser humano desarrolla una limitada capacidad para dar cumplimiento a los requisitos mínimos de seguridad en su lugar de trabajo. Para lograr una cultura de ciberseguridad es necesario gestionar el riesgo asociado a las incidencias humanas, al mismo tiempo es indispensable adoptar el uso de nuevas tecnologías por parte de las organizaciones.

Sin embargo, aunque las herramientas tecnológicas son útiles para la administración de la seguridad de la información y se hacen grandes inversiones adquiriendo software como antivirus, firewalls, antispam, entre otros, estos productos se deben complementar con la capacitación del talento humano, para lograr que los empleados puedan detectar los posibles ciberataques, protegiendo uno de los activos más importantes de las organizaciones, la información.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/ingeniera-social

Barrios seguros

Las nuevas dinámicas delincuenciales en América Latina y el Caribe enfrentan grandes retos para atender la seguridad de su población. De acuerdo con el más reciente Informe Regional de Desarrollo Humano, somos el único territorio del mundo en donde el homicidio es la principal causa externa de muerte; en la primera década del siglo XXI se presentó un millón de asesinatos. Obteniendo la denominación como la región más violenta del planeta.

Adicionalmente fenómenos como el hurto con el empleo de violencia se ha multiplicado en diferentes paises de la región. La presencia del tráfico local de estupefacientes, ha transformado las ciudades hasta convertir el consumo de drogas en una epidemia.

Las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones y el “internet de las cosas” ha sofisticado la forma tradicional de robar dinero.

Ante esta situación, el gobierno de la ciudad debe dedicar valiosos recursos humanos y financieros para combatir la delincuencia, con estrategias diferenciales ya que el delito no es casual y no se presenta en todo el territorio y sus características pueden acrecentar o prevenir la criminalidad.

En el estudio sobre crimen en el Caribe “Restaurando el Paraíso en el Caribe: Combatiendo la Violencia con Números”, encontramos que los delitos ocurren principalmente dentro del barrio de las víctimas, cerca de un 66% de los casos.

El gobierno de la ciudad debe dedicar valiosos recursos humanos y financieros para combatir la delincuencia

Se debe entonces preguntar cuáles son las características de estos barrios y no es sorpresa descubrir que en ellos se carece de un plan de ordenamiento territorial con un crecimiento desbordado sumado a la acumulación de desechos, vandalismo a lo público e infraestructuras abandonadas.

Igualmente, el hecho delictivo se encuentra concentrado en determinados segmentos de vía o puntos calientes dentro de los barrios. El análisis de las cifras estadísticas, nos indica que el 50% de los crímenes ocurren en el 4% al 7% de los segmentos de vía.

¿Cómo se debe actuar? Generando iniciativas de control y prevención en áreas específicas donde el crimen ocurre, adicionalmente en espacios con baja integración y alta indisciplina social. Emplear los sistemas de información geográfica para recrear mapas de calor y aplicando vigilancia policial en los puntos críticos donde el delito está concentrado mediante el incremento de acciones focalizadas, así como el despliegue de programas de participación ciudadana orientados a atender la problemática social.

Las autoridades locales deben identificar las áreas donde hay un déficit de cooperación social, para diseñar intervenciones que intensifiquen la voluntad de los vecinos de aportar a la construcción de soluciones en respuesta a los problemas sociales para mejorar la confianza, el sentido de responsabilidad y solidaridad de la comunidad.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/barrios-seguros

Doble moral

Se ha suscitado un debate por los hechos presentados en Bogotá en la doceava localidad “Barrios Unidos”, en donde varios integrantes de la Policía Nacional de todos los colombianos, realizaron comparendos e impusieron medidas correctivas a cinco ciudadanos quienes se encontraban generando un uso incorrecto del espacio público.

Es conveniente resaltar que estos uniformados practicaban un procedimiento de control de lugares públicos, en cumplimiento a un fallo de tutela contra la alcaldía local, presentada por la misma comunidad del sector, en donde solicitaban con urgencia el retiro de los puestos de ventas ambulantes ubicados en varios puntos de esta localidad.

Los uniformados siguieron con respeto los protocolos estandarizados que posee la Institución y realizaron el procedimiento legal al vendedor involucrado en la tutela; en ese momento cinco ciudadanos propician la invasión de los entornos públicos al favorecer la actividad prohibida, quienes fueron advertidos por los policías y les solicitan que se abstengan de realizar la acción, teniendo en cuenta que este hecho “promueve o facilita el uso indebido del espacio público”, de acuerdo con el artículo 140, numeral 6 de la Ley 1801 de 2016, Código Nacional de Policía y Convivencia.

Luego de la indicación, estos ciudadanos hacen caso omiso y realizan la adquisición de los productos, por lo tanto los policías deben aplicar las órdenes de comparendo correspondientes de acuerdo con lo dispuesto en el Código Nacional de Policía y Convivencia, de la misma manera al sujeto que estaba realizando la venta ambulante, se le efectúa una orden de comparendo por “ocupar el espacio público en contra de las normas vigentes”, de conformidad con el articulo 140, numeral 4 y se le solicita que se retire del lugar.

Cada sociedad posee una serie de normas de comportamiento que ayuda a sus individuos a distinguir lo bueno de lo malo

Se desinforma a la comunidad en general, cuando se manifiesta que la Policía Nacional impone multas, esto no es real, tan solo imparte la orden de comparendo de acuerdo con los comportamientos contrarios a la convivencia evidenciados, con el fin que el ciudadano acuda ante un inspector de policía, quien es la autoridad competente, para analizar si se sanciona o no con la medida correctiva de multa.

Cada sociedad posee una serie de normas de comportamiento que ayuda a sus individuos a distinguir lo bueno de lo malo, lo legal de lo ilegal y lo correcto de lo incorrecto y cuando aceptamos estos conceptos pero hacemos exactamente lo contrario, es allí cuando se configura lo que se conoce como doble moral.

Entonces para que el contrato social se ajuste a la realidad, nuestras palabras y acciones deben coincidir. Es imprenscindible mantener la coherencia entre el planteamiento teórico de la ética y la vida para ser un ciudadano íntegro.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/doble-moral

Derecho a la ciudad

Al principio nuestros antepasados eran cazadores y recolectores, quienes permanecían en las tierras más prósperas hasta agotar las existencias de alimentos. Fue solo hasta hace 10.000 años que esos hombres primitivos iniciaron los procesos de selección artificial y técnicas de agricultura primaria, logrando el conocimiento de cómo cultivar su propia comida, desarrollándose así los primeros asentamientos de forma semi-permanente.

Después, hace 5.000 años crearon las técnicas de irrigación y de rotación de cultivos y las personas pudieron confiar en una cadena a largo plazo de producción que sumado a la especialización del comercio en general, originó el concepto de ciudad.

Las ciudades y desde luego la forma de vivir en estas, constituye uno de los grandes hitos de investigación durante el siglo XXI. La ciudad es más significativa en la actualidad que en cualquier otra época de la historia. En el siglo XX las urbes sufrieron una enorme y desordenada expansión, en la mitad del presente siglo cerca del 70% de las personas vivirá en centros poblados en donde la calidad de la vida urbana debe ser una prioridad.

El crecimiento de las ciudades es “irreversible”, acarreando inmensos desafíos a sus gobernantes, quienes con el concurso de sus habitantes deben propender para que perduren como lugares de desarrollo cultural, de iniciativa y de emprendimiento ofreciendo opciones de movilidad social.

Las ciudades y desde luego la forma de vivir en estas, constituye uno de los grandes hitos de investigación durante el siglo XXI

La ciudad debe prepararse para permitir el derecho a la vida urbana, como una opción para obtener espacios renovados de encuentro y de cambio al pulso de vida diario. El cohabitar en ciudad se debe concebir como un derecho colectivo que apuesta a que las personas gocen de una urbe incluyente, en donde todos puedan acceder a los servicios y se ejerza la ciudadanía sin exclusión por posición económica, social, de género u otra, lo que debe otorgar a sus pobladores legitimidad de acción y de organización para demandar el pleno ejercicio del derecho a la libre autodeterminación y a niveles de vida óptimos.

El modo de vivir urbano establece el vínculo con nuestros congéneres y con el territorio, promoviendo el derecho a la ciudad como un enfoque sobre la forma de mejorar la calidad de vida de la población y un mecanismo de protección en la promoción, respeto, defensa y realización de los derechos civiles, políticos, económicos, sociales, culturales y ambientales que deben ser garantizados en los instrumentos de gobierno locales.

Es necesario contar siempre con una contrapartida para el desarrollo de la ciudadanía, exigiéndonos primero el cumplimiento de las diferentes responsabilidades y deberes que se poseen, como forma de impulsar la justa distribución de los beneficios resultantes del proceso de urbanización.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/derecho-a-la-ciudad

Mito de la caverna

Al inicio de esta semana los medios de comunicación informaban de un lamentable hecho acontecido en zona rural al noroccidente de Colombia, en donde un individuo en un establecimiento de comercio, después de una discusión con la madre de un niño de tres años, termina con la vida del menor causándole una herida en el cuello con un machete.

Este es tan solo uno de los eventos de violencia en 2019, el año anterior se presentaron según las estadísticas 3.500 homicidios y 119.000 lesionados en casos de riña en el país.

La tolerancia solo es posible cuando aceptamos que la verdad no es unívoca sino plural y que no existe una verdad absoluta, ni depositarios ni guardianes del conocimiento general, que se encuentre controlado por ninguna institución bien sea una iglesia, un grupo político, una etnia, una cultura, un país o un colectivo de opinión pública.

Surge entonces el fenómeno de la intolerancia cuando dentro de una cultura se busca defender los parámetros que les da su propia identidad, mediante reacciones hostiles y suspicacias ante el “diferente”, al extranjero o al “otro”, descalificando a estos en el momento de no alinearse a sus propias costumbres u opiniones porque ve en ellos un peligro y como arma de protección se recurre al prejuicio y al estigma.

Para salir de la caverna se debe trabajar en desmantelar los propios prejuicios, con un análisis racional, donde se identifiquen las barreras que se edifican en contra del diferente

Hoy uso como alegoría el “mito de la caverna” de Platón en el cual se pone de manifiesto la relación del hombre con el aferrarse a las costumbres, opiniones, prejuicios y falsas creencias, para entender cómo en este mundo de conceptos y de experiencias la realidad y el sentido de la vida se desdibuja y se construye una serie de imaginarios sociales, que imposibilitan la probabilidad de autodirigirse y crear sus propias ideas, convirtiéndose el comportamiento violento en parte de la vida cotidiana, lo que conlleva a las personas a vivir con temor a ser amenazado, golpeado, desterrado de su hogar e, incluso, asesinado.

Para salir de la caverna se debe trabajar en desmantelar los propios prejuicios, con un análisis racional, donde se identifiquen las barreras que se edifican en contra del diferente; se deben diseñar procesos comunicacionales y de diálogo para compartir adecuadamente con las personas que consideramos poseen ideas contrarias a las nuestras; debemos permitir los espacios para comprender y reconocer la razón del otro, evitar en las interacciones sociales el anular la comunicación con el interlocutor, tratar de reducirlo y pretender integrarlo a nuestro pensamiento.

Siempre se debe construir juntos, a partir de lo nuestro y de aquello que se considere valioso en la diferencia. Fundamental abrirnos con una actitud solidaria a nuestros congéneres, lo que debe implicar establecer como mías sus necesidades y colaborar para satisfacer las del otro.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/mito-de-la-caverna