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Agenda de vida

Desde el inicio de la Revolución Industrial, la temperatura promedio del planeta ha aumentado considerablemente. Estudios científicos manifiestan que alcanzará hasta 4ºC adicionales al final del siglo, la temperatura más extrema jamás registrada en la historia; debido al uso desbordado de los combustibles fósiles, la deforestación de bosques y la sobreexplotación de la vida silvestre, que han generado un crecimiento de las emisiones de gases de efecto invernadero. En la actualidad los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera ya superan la marca de 400 partes por cada millón de moléculas —ppm—; antes del año 1800, los topes se mantenían en 280 ppm.

Estas emisiones impactan el medio ambiente causando efectos adversos sobre las condiciones para la supervivencia de la vida en el planeta. Se derriten los polos, sube el nivel del mar afectando las ciudades costeras, disminuye la producción agrícola deteriorando la seguridad alimentaria y los fenómenos climáticos son más intensos repercutiendo en el normal comportamiento de la naturaleza.

De acuerdo con el “Reporte de Biodiversidad de Colombia” del Instituto Humboldt, contamos al menos con 56.343 especies, esta cifra convierte al país en el más rico en especies de aves y orquídeas; el segundo en el mundo en riqueza de plantas, anfibios, mariposas y peces de agua dulce; el tercer país en número de especies de palmas y reptiles; y cuarto lugar en mamíferos.

El 2.22% del total de especies de fauna y flora se encuentran amenazadas, cerca de 798 especies de plantas, 313 especies de vertebrados y múltiples especies de las cuencas del Magdalena, el Amazonas y Orinoco, en donde la pesca registra descensos del 90%. Igualmente hacia finales del siglo XIX había en el país 17 picos nevados, de los cuales 8 sufrieron un deshielo total desde entonces, y en 15 años, estos ecosistemas habrán desaparecido. En el momento, el 100% de los municipios presentan algún tipo de riesgo frente a las consecuencias del cambio climático y para 2040, cerca de 119 municipios estarán en alto riesgo, afectándose sus reservas de agua dulce y en regiones agrícolas la producción se reducirá en un 50%.

Nuestra agenda ambiental debe estar dispuesta para alcanzar el desarrollo sostenible combinándose las dimensiones económicas, sociales y ecológicas necesarias para soportar la sociedad colombiana en la actualidad. Se nos plantea un gran desafío: construir un hogar equitativo para las personas, generar un modelo de desarrollo bajo en carbono y resiliente al cambio climático; se necesita esforzarnos en cuidar la calidad del aire, el agua y la biodiversidad; reeducarnos en el respeto y en el amor por la naturaleza, para hacer de la sostenibilidad una rutina diaria; iniciativas que contendrán el daño causado. Recordemos: tenemos un solo planeta y su capital natural es limitado.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/agenda-de-vida

Duelo

En una sola voz elevemos oraciones al firmamento, anhelando el consuelo de los familiares de nuestros compañeros policías caídos en el cumplimiento del mandato constitucional, en los hechos lamentables de la semana anterior que afligió a la Institución y a toda Colombia, y con la esperanza que la familia policial nunca más tenga que despedir sus hermanos en medio de la violencia fratricida que nos invade.

En honor a los 47.642 policías de Colombia reconocidos como víctimas del conflicto armado que por más de medio siglo enlutó a nuestro país y recordando los más de 3.900 policías fallecidos, además de los 120 uniformados que se encuentran aún desaparecidos y a los casi 10 mil de sus integrantes que pese a las huellas del terror en sus almas y cuerpos, siguen portando el lauro uniforme verde oliva; quienes han participado en acciones memorables como héroes de la Policía en el territorio nacional, y han esculpido sus nombres en monolítico pedestal forjado con el yunque de la virtud republicana, que por su augusto valor de policías han depuesto un sinnúmero de amenazas a la constitución.

Por su heroísmo, el Dios de todos los ha hecho dignos huéspedes en la celeste bóveda, después de imprimir en las páginas de la historia institucional un sitial de honor; sembrando su legado en el sentimiento nacional como ejemplo para las generaciones que han de persistir en pro de las huellas de aquellos que en el deber, bajo el lema “Dios y Patria”, se ofrendaron en cumplimiento del sacro juramento, otorgándonos su don más preciado, la vida.

Hombres y mujeres policías que laboran en beneficio de los demás, buscando la supervivencia de la polis por medio de una entrega altruista, e incluso alejándose de sus seres más amados, sobresaliendo así la virtud del policía, y hay más virtud allí donde existe un coste personal -dulce et decorum pro patria mori-. Los policías de este país son guerreros que día tras día luchan por un único ideal: ofrecerle a todos sus compatriotas esa tranquilidad que tanto se necesita. 

Los miliares de la doctrina de la Policía Nacional, como una Institución al servicio de los colombianos, nos representa como los servidores públicos más comprometidos del estado en el fortalecimiento de su convivencia y seguridad ciudadana, simbólicamente representados en su escudo lleno de historia y de hitos significativos para todos en el país, en donde prevalece el amor por Dios y por la patria. Por tal motivo, en ningún momento se podrá discutir el sacrificio que se ha visto encarnado en sangre derramada y en la luz cegada de miles de vidas, acciones que sin duda alguna, traen a la mente la imagen del Redentor en la cruz, como en un acto de oblación para la salvación nuestra y sumado al sentido patriótico de próceres que constituye el defender el tricolor nacional.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/duelo

Procrastinar

Se encuentra finalizando el primer mes del año y es primordial evaluar el avance de los proyectos que nos planteamos y también el de nuestras tareas cotidianas. 

En este punto del ejercicio sin duda muchos ya habrán olvidado sus resoluciones para este nuevo ciclo y para otros tras la euforia de las fiestas decembrinas sus propósitos no han florecido. Planes como bajar de peso no ha consolidado ni siquiera una jornada de deporte; el fumar persiste con la excusa del estrés; ese libro que prometimos leer sigue consumiéndose de polvo en el estudio; y así desde los proyectos relevantes hasta las labores diarias, la dilación nos envuelve en una misteriosa aura que nos impide completar las actividades. Posponer se vuelve un hábito difícil de borrar.

La gran mayoría de personas desconoce el significado de procrastinar, pero la aplican de manera recurrente en la vida; es el enemigo número uno de la productividad y nos imposibilita aprovechar todo el potencial que poseemos como personas, es una desagradable práctica que nos conduce a interrumpir las obligaciones que tenemos que hacer, reemplazándolas por otras más superfluas o atractivas. En palabras de George Lorimer, apreciamos la gravedad del problema “aplazar una cosa fácil hace que sea difícil. Aplazar una cosa difícil la hace imposible”.

La dilación es una comportamiento evasivo, una forma de mantenernos en nuestra ‘zona de confort’, muchas veces sucede por los altos niveles de ansiedad y el temor que se siente al afrontar el desarrollo de tareas fundamentales para nuestra vida profesional o personal, y para deshacerse de estos sentimientos negativos procrastinamos, eso nos hace sentir bien temporalmente, pero al regresar a la realidad aumenta el estrés por las actividades abandonadas a mitad de camino.

¿Cómo evitamos procrastinar para mejorar nuestra productividad? Existen diversos consejos al respecto, pero inicialmente se requiere fortalecer la fuerza de voluntad y la disciplina — desde el aspecto positivo y no como algo restrictivo —. En los jóvenes se requiere inculcar el valor de la responsabilidad y la autorregulación. Es fundamental planear cada una de nuestras actividades, incluso las más pequeñas, planeemos el día siguiente desde la noche anterior, si somos olvidadizos, ayuda el tomar nota y realizar una agenda de actividades, emplear la regla de los cinco minutos, si al planificar se observa que una tarea se puede ejecutar en este tiempo, simplemente, hay que hacerla.

Finalmente, es útil tomar las tareas más complejas y dividirlas en más sencillas para ir realizándolas poco a poco hasta su culminación. Al convertir esto en un hábito, observaremos una mejor gestión de nuestro tiempo, no solo para cumplir las obligaciones diarias sino también para trabajar en la consecución de nuestro sueños. Recordemos mañana es demasiado tarde.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/procrastinar

Primer año

Después de la implementación del Código Nacional de Policía y Convivencia en enero del 2017, se observan resultados importantes en el territorio nacional respecto del mejoramiento de los indicadores de convivencia y seguridad ciudadana, como lo indican las cifras presentadas al compararlas con las del 2016.

En este primer año de vigencia las autoridades de policía han aplicado 732.915 medidas en atención al código, de las cuales 346.553 son multas generales y 386.362 medidas correctivas, contribuyendo a la toma de conciencia del ciudadano con los deberes y obligaciones que se poseen dentro de la sociedad, sumado al buen comportamiento y al respeto que debe tenerse a los demás.

Se ha empleado un millón de veces los medios de policía, siendo los más utilizados: órdenes de policía, registros a personas, retiro de ciudadanos de determinado lugar y en 53 mil oportunidades se ha usado la mediación policial para promover la coexistencia tolerante de la comunidad.

Los 5 comportamientos contrarios a la convivencia más recurrentes en el país responden a aquellos que afectan el cuidado e integridad del espacio público, la tranquilidad y las relaciones respetuosas de las personas y entre las autoridades y los que colocan en riesgo la vida e integridad, como consumir bebidas alcohólicas o sustancias prohibidas en espacio público con 82 mil registros; portar armas, elementos cortantes o sustancias peligrosas en lugares abiertos al público con 45 mil registros y reñir o incurrir en confrontaciones violentas que puedan convertirse en agresiones físicas con 33 mil registros.

En cuanto al homicidio se presenta una disminución en la modalidad de riña del 7% -308 casos, registrando 4.153 casos en 2016 frente a 3.845 en 2017. Las lesiones personales registra una disminución de un 6% -7.436 casos, registrando 114.739 casos en 2016 frente a 107.303 en 2017. Asimismo, los hechos de intolerancia disminuyeron en un 6% -6.498 casos , en el 76% del país se refleja reducción de las lesiones personales en la modalidad de riña. Igualmente se presenta una disminución del 8% -1.690 casos de las lesiones personales cometidas mediante el empleo de arma corto punzante, registrando 20.639 casos en 2016 frente a 18.949 en 2017.

Esta Ley se convirtió así en la herramienta definitiva de control y mediación para toda la comunidad del territorio colombiano y las autoridades, para que en la prevención se obtenga la interacción pacífica, respetuosa y armónica entre las personas y corregir los comportamientos que afectan las buenas relaciones humanas y su entorno.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/primer-ao

Construcción de ciudad

Colombia a inicios del s. XX contaba con una población de 4.7 millones de personas y en la actualidad posee algo más de 48 millones de habitantes. Su rápido proceso de urbanización es un asunto de gran interés en la evolución de las poblaciones colombianas. En 1938 la población localizada en pequeñas o grandes ciudades era del 31% del total, en el Censo de 2005 alcanzó el 76%.

Henry Lefebvre, filósofo francés, expone que la ciudad es la proyección de la sociedad global en el territorio. Sobre esto, interesa señalar que los conflictos entre clases, grupos y actores sociales, y las contradicciones en el ámbito de la política se plasman en la estructura y forma urbana. 

Infortunadamente las ciudades de Colombia en forma general crecieron de manera desordenada con una transformación donde primó la modernización más no la modernidad. Nuestras urbes poseen una fragmentación en el espacio urbano que dio paso a zonas marginadas y esto aumentó su desigualdad social en el territorio que conforma la ciudad, afectando sin duda los procesos de convivencia y seguridad ciudadana en su entorno.

La mejor manera de incidir en la construcción de ciudad parte de retomar la relación entre localidad y conflicto, lo cual implica reconocer que las ciudades son escenario del consumo y la diversión, de la exclusión y del desarrollo de la ciudadanía, de la participación y de la violencia, de la creación y de la alienación, de la producción y la distribución de bienes y servicios. La construcción de ciudad se circunscribe en la apuesta por fortalecer procesos democráticos y de integración ciudadana. La ciudad debe ser entendida como un proyecto común, con origen en sus fuerzas vivas que tienen que resolver los problemas más apremiantes de la población que los comparte y los hacen suyos.

La construcción de nuestras ciudades debe pasar por reconocer la dialéctica existente entre las propuestas planteadas en los programas de gobierno local y el desarrollo de las mismas como políticas de la administración.

Es así que se debe pensar la ciudad para sus ciudadanos desde una mirada planificadora de futuro acompañada de acciones concretas que valoren, entre otros, el espacio público, las iniciativas sociales y las propuestas de convivencia y civilidad. 

Como concluía Thomas Moro en su libro Utopía, en las ciudades se debe imponer la solidaridad y la búsqueda de la felicidad, que solo es posible si se renuncia a lo personal por el bien común, siendo esta la mejor forma de vida posible, donde los intereses particulares no prevalecen y son sustituidos por lo colectivo y lo público. Finalmente, una ciudad que tiende a la anomía es un lugar que se encuentra al borde del suicidio, en nuestras ciudades no nos encontramos ante la crisis de ´la ciudad´ sino ante el desafío de “construir ciudad”. 

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/construccin-de-ciudad

No es la del cine

El surgimiento de películas de cine, series y novelas con el tema de la violencia y el narcotráfico en el país, ha traído de vuelta al imaginario social en la comunidad internacional el recuerdo de años negros y otras épocas que siempre hemos deseado dejar en el olvido. Por el contrario, Colombia hoy es un ejemplo en convivencia y seguridad ciudadana y superación de índices de violencia a nivel mundial. Las pequeñas y grandes ciudades de Colombia son un referente urbano y presentan los mejores resultados en seguridad en 40 años.

Tuvimos que tocar fondo para comprender que era necesario salir de esa encrucijada, el secreto para empezar a vencer la violencia en el país fue precisamente el de poner a todos los actores sociales -ciudadanos, empresas, políticos, la academia, la familia- a remar en el mismo sentido, creándose un alto sentido de pertenencia en la comunidad. Se generaron políticas públicas que las autoridades locales daban continuidad de gobierno en gobierno, los empresarios desarrollaron oportunidades laborales, la academia formando en ética y valores, y la institución de la familia aportó en mejorar la crianza de los hijos.

Con una sociedad concienciada, como una de las principales herramientas para cambiar el rostro del problema, las pequeñas y grandes ciudades colombianas crecieron en un civismo enfocado en el respeto al otro y la convivencia; contábamos con ciudades profundamente divididas, con grandes fracturas en tolerancia y convivencia, ningún estrato social quedaba por fuera del problema. Por eso entre otras, la seguridad ciudadana se convirtió en la prioridad de sus gobernantes, transformando el territorio para hacerlos más seguros y amables, sumado a un fuerte trabajo comunitario que involucró a los habitantes de las comunidades. Se construyeron no solamente políticas públicas de abajo arriba, o viceversa, sino con un trabajo colaborativo y horizontal mejorando la igualdad.

En el 2000 se presentaron 25.000 homicidios y el 2017 cerró con algo más de 11.000, con una tasa de 24 por 100 mil habitantes, incluso en 310 municipios no se presentó ningún homicidio. La tasa más baja de homicidios la tiene este año otra vez Boyacá con seis homicidios por 100 mil habitantes, las ciudades donde mayor descenso de homicidios hubo son Armenia, Villavicencio, Montería, Barranquilla, Cali y Bogotá. De las 17 áreas metropolitanas, 14 tuvieron baja en el tema de homicidios; para el caso de Bogotá presenta el menor número de homicidios desde 1985 y una disminución del 12% con respecto al 2016, con una tasa de 14 casos por 100 mil habitantes. El 2017 es un año que va a pasar a la historia como el año más seguro en por lo menos cuatro décadas. Así es que Colombia es muy diferente de la que aparece en las películas.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/no-es-la-del-cine