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IA y el cibercrimen en Colombia: amenazas en la era digital

En la última década, Colombia ha experimentado una acelerada adopción de tecnologías digitales con innumerables beneficios económicos y sociales. Sin embargo, este avance también ha expuesto al país a nuevas formas de criminalidad, en particular aquellas vinculadas al uso de la inteligencia artificial (IA). Los delincuentes han descubierto cómo utilizar esta tecnología para perfeccionar y escalar sus actividades, hoy el cibercrimen alcanza niveles alarmantes. Un desafío para el sector público y privado que requieren de medidas sofisticadas y adaptativas de manera que contrarresten este tipo de amenazas.

El uso de la IA en actividades delictivas no es un fenómeno aislado en Colombia, es una problemática que afecta a toda la región. Según la Organización de Estados Americanos, América Latina es un blanco creciente de ciberataques. Con un aumento significativo de la digitalización en áreas como las finanzas, el comercio y la educación, el país se ha vuelto especialmente vulnerable a los asaltos en la web, que utilizan la IA para realizar fraudes, manipular identidades y ejecutar acciones automatizados a gran escala.

Según datos del Centro Cibernético de la Policía Nacional, en 2023 se reportaron alrededor de 5.000 millones de intentos de ciberataques en Colombia, y la convierte en una de las naciones más afectadas en la región. Entre los delitos que mayor preocupación causan están el ransomware, el phishing y, cada vez más, la sextorsión y la manipulación de imágenes. Estos últimos son delitos en los que la IA ha tenido un impacto devastador, permitiéndoles a los delincuentes la creación de contenido falso extremadamente realista con fines extorsivos.

El fraude financiero es otro delito que ha crecido exponencialmente con el uso de IA, afecta tanto a los bancos como a los consumidores. Los delincuentes utilizan la IA para hackear sistemas, extraer información bancaria y realizar transacciones fraudulentas, sin ser detectados durante largos períodos. Según Kaspersky Lab, en 2023 se reportaron más de 100 mil casos de fraude financiero en Colombia relacionados con IA, lo que representa un aumento del 30% en comparación con el año anterior.

A nivel global, los países que han enfrentado el uso de la IA en el cibercrimen han aprendido lecciones clave que pueden ser aplicables a Colombia, Estados Unidos y naciones miembros de la Unión Europea han liderado esfuerzos conjuntos para combatir el cibercrimen transnacional. Organizaciones como INTERPOL y EUROPOL han demostrado que la cooperación internacional es fundamental para rastrear y detener a los delincuentes más allá de sus fronteras. Colombia, ya forma parte de acuerdos regionales de ciberseguridad que le permitiría fortalecer aún más la inteligencia trasnacional.

Solo a través de una estrategia integral con tecnología, regulación y educación se podrá mitigar los riesgos emergentes, y protegerse adecuadamente en esta era digital, donde la IA se ha convertido tanto en una herramienta para el progreso como en un arma para el crimen.

Otra forma de afrontar este reto es a través de la prevención, algunos países han implementado regulaciones avanzadas sobre el uso de IA para garantizar que no sea utilizada con fines delictivos. Por ejemplo, en Singapur se han establecido leyes que regulan el uso de IA en sectores críticos, mientras que Estonia ha sido pionera en la creación de una arquitectura digital segura que limita la exposición a ciberataques. 

En países como Israel y Japón, la inversión en tecnologías de ciberseguridad basadas en IA ha sido clave para prevenir ataques. Estas naciones han adoptado herramientas que utilizan algoritmos de aprendizaje automático para detectar patrones anómalos y actuar antes de que ocurra un desastre cibernético. 

El cibercrimen potenciado por la IA es un desafío que requiere una respuesta rápida y efectiva. Colombia tiene la oportunidad de aprender de las lecciones globales y adaptar las mejores prácticas a su contexto particular. Sin embargo, esto exige que el país actúe de manera proactiva, invirtiendo en ciberseguridad, promoviendo una regulación clara y desarrollando la capacidad técnica necesaria para enfrentarse a estas amenazas.

Las autoridades colombianas, junto con el sector privado y la academia, deben priorizar la creación de centros de excelencia en ciberseguridad, donde se formen a profesionales en las últimas tecnologías de defensa y donde se investigue continuamente cómo la IA puede ser utilizada para combatir las amenazas cibernéticas. Solo a través de una estrategia integral con tecnología, regulación y educación se podrá mitigar los riesgos emergentes, y protegerse adecuadamente en esta era digital, donde la IA se ha convertido tanto en una herramienta para el progreso como en un arma para el crimen.

Publicada en: https://www.kienyke.com/columnista/jimmy-bedoya

Lecturas que forjan líderes: 10 libros que inspiran a 10 millonarios

En el mundo empresarial y tecnológico, los grandes líderes no solo se distinguen por sus logros, sino también por su insaciable curiosidad y hábito de lectura. Detrás de cada uno de estos visionarios, se encuentran obras literarias que han moldeado sus perspectivas, inspirado sus estrategias y cimentado sus principios de liderazgo. En este artículo, analizaremos los libros que han marcado la vida y carrera de algunos de los empresarios más influyentes de nuestro tiempo.

Cada uno de estos personajes ha encontrado en la lectura una fuente de sabiduría que va más allá del conocimiento técnico, profundizando en áreas como la historia, la psicología, la economía y la filosofía. A través de estas reseñas, se explorará no solo el contenido de los libros, sino también cómo han influido en sus pensamientos y decisiones. Desde biografías que enseñan sobre el poder de la resiliencia y la innovación, hasta tratados sobre disrupción tecnológica, economía y liderazgo, descubriremos por qué estos textos son claves para entender el éxito de estos titanes de la industria.

1. Elon Musk – “Benjamin Franklin: An American Life” por Walter Isaacson

La biografía de Benjamin Franklin escrita por Walter Isaacson resonó profundamente en Elon Musk debido a las similitudes entre la vida de Franklin y la suya. Franklin, conocido por su enfoque polifacético y por ser un innovador autodidacta, sirvió de inspiración para Musk al mostrar cómo la curiosidad y la adaptabilidad pueden llevar al éxito en múltiples disciplinas. Para Musk, Franklin encarna el espíritu del emprendedor moderno: un inventor, diplomático, científico y líder. La capacidad de Franklin para desafiar el status quo y buscar soluciones prácticas influyó en la forma en que Musk aborda la innovación tecnológica en campos como la energía, el transporte y la exploración espacial.

2. Bill Gates – “Sapiens: A Brief History of Humankind” por Yuval Noah Harari

Para Bill Gates, “Sapiens” de Yuval Noah Harari es una obra que ofrece una perspectiva macro sobre la evolución de la humanidad, aportando contexto para entender el presente y el futuro. Gates, conocido por su análisis profundo y pensamiento sistémico, valora el enfoque interdisciplinario de Harari, que combina historia, biología y filosofía. Esta lectura le ayuda a reflexionar sobre los patrones históricos que afectan la tecnología, la economía y la sociedad, guiando su interés por resolver problemas globales como la salud pública y el cambio climático. Gates encontró en “Sapiens” una base sólida para comprender el impacto a largo plazo de las decisiones humanas.

3. Warren Buffett – “The Intelligent Investor” por Benjamin Graham

Warren Buffett ha descrito “The Intelligent Investor” como el libro que más ha influido en su carrera. La obra de Benjamin Graham sentó las bases del enfoque de inversión en valor que caracteriza a Buffett. Este libro le proporcionó principios fundamentales sobre cómo evaluar empresas basándose en su valor intrínseco, ignorando las fluctuaciones del mercado a corto plazo. La idea de que el mercado es una entidad volátil, pero que el inversor debe mantener la disciplina y la paciencia, resuena en la filosofía de inversión de Buffett, cuyo éxito ha sido marcado por su adherencia rigurosa a estos principios.

4. Jack Dorsey – “The Score Takes Care of Itself” por Bill Walsh

Jack Dorsey, conocido por su enfoque disciplinado y minimalista, encontró en “The Score Takes Care of Itself” una guía sobre liderazgo que enfatiza la importancia de la cultura organizacional y los estándares de excelencia. El libro, escrito por el legendario entrenador de fútbol americano Bill Walsh, destaca cómo la gestión de los pequeños detalles y la creación de una cultura de responsabilidad personal y profesional pueden generar éxito a largo plazo. Para Dorsey, la obra refuerza la idea de que los líderes deben construir un equipo alineado con valores claros, lo cual ha aplicado en la cultura de empresas como Twitter y Square.

5. Satya Nadella – “Nonviolent Communication” por Marshall B. Rosenberg

Satya Nadella, CEO de Microsoft, ha impulsado un cambio cultural basado en la empatía y la inteligencia emocional dentro de la compañía. “Nonviolent Communication” de Marshall Rosenberg es clave para este enfoque, ya que ofrece herramientas para mejorar las relaciones interpersonales a través de la comunicación empática. Nadella encontró en este libro una estrategia efectiva para fomentar un ambiente de trabajo colaborativo, donde las conversaciones abiertas y comprensivas permiten resolver conflictos y alinear a los equipos hacia objetivos comunes, lo cual ha sido fundamental en la transformación de Microsoft hacia una cultura más inclusiva y orientada al crecimiento.

6. Sam Altman – “The Great CEO Within” por Matt Mochary

Sam Altman, presidente de Y Combinator, es un gran defensor de “The Great CEO Within” de Matt Mochary, una guía práctica para líderes en etapas de alto crecimiento. Este libro le ofrece una metodología clara para liderar organizaciones de rápido desarrollo, proporcionando herramientas concretas sobre cómo tomar decisiones, delegar y mantener el enfoque en las prioridades. Altman ha aplicado estas lecciones en su papel como mentor de startups, donde el crecimiento ágil y la toma de decisiones acertadas son esenciales para el éxito. El enfoque de Mochary en mejorar las habilidades de liderazgo a nivel operacional resuena con la filosofía de Altman sobre la ejecución rápida y eficiente.

7. Jeff Bezos – “The Innovator’s Dilemma” por Clayton Christensen

Jeff Bezos ha destacado “The Innovator’s Dilemma” como una obra clave para entender la disrupción en los negocios. Este libro le proporcionó una comprensión profunda de cómo las empresas exitosas pueden fracasar al ignorar innovaciones disruptivas que inicialmente parecen no rentables o irrelevantes. Bezos aplicó esta lección en Amazon, fomentando una cultura que constantemente busca nuevas oportunidades, incluso si eso implica canibalizar partes de su propio negocio. Esta mentalidad ha sido esencial para la expansión de Amazon más allá de la venta de libros, hacia áreas como la nube, la inteligencia artificial y el comercio electrónico global.

8. Mark Zuckerberg – “Why Nations Fail” por Daron Acemoglu y James A. Robinson

“Why Nations Fail” aborda las razones por las que algunas naciones prosperan y otras fracasan, un tema de gran interés para Mark Zuckerberg, quien se ha enfocado en temas de igualdad de oportunidades y desarrollo global a través de sus iniciativas filantrópicas. El análisis de Acemoglu y Robinson sobre las instituciones extractivas e inclusivas le proporcionó a Zuckerberg un marco para pensar sobre el papel que juegan las estructuras políticas y económicas en el éxito a largo plazo. Esto ha influido en su enfoque sobre cómo la tecnología puede ser una herramienta para reducir desigualdades y fomentar el desarrollo en regiones subdesarrolladas.

9. Peter Thiel – “The Sovereign Individual” por James Dale Davidson y William Rees-Mogg

Peter Thiel, cofundador de PayPal y Palantir, ha mostrado un profundo interés en “The Sovereign Individual”, que explora cómo la tecnología está transformando las estructuras sociales y económicas. Thiel ha sido influenciado por la tesis central del libro, que predice la erosión de los estados-nación debido a las tecnologías digitales, lo que empoderará al individuo frente a las instituciones tradicionales. Este libro refuerza las creencias de Thiel sobre el potencial de la criptomoneda y la descentralización, conceptos que ha apoyado a través de sus inversiones y filosofías sobre el futuro del poder y la soberanía personal.

10. Sheryl Sandberg – “The Art of Possibility” por Rosamund Stone Zander y Benjamin Zander

Sheryl Sandberg, autora de “Lean In” y directora de operaciones de Meta, encontró en “The Art of Possibility” una fuente de inspiración sobre cómo transformar los desafíos en oportunidades. El enfoque de los autores en la posibilidad como una herramienta de liderazgo creativo ha influido en la manera en que Sandberg aborda tanto su vida personal como profesional. El libro le ofrece estrategias para replantear situaciones difíciles y fomentar una mentalidad de crecimiento en los equipos, algo que ha aplicado en su trabajo al empoderar a las mujeres en el lugar de trabajo y promover un liderazgo más inclusivo y consciente.

En resumen, las lecturas que han guiado a estos líderes no son solo una ventana a sus mentes, sino una invitación a profundizar en temas que son tan relevantes para el liderazgo y la innovación. Cada uno de los libros reseñados en este artículo tiene el potencial de enriquecer la perspectiva de vida, ya sea que se busque inspiración personal, estrategias para mejorar las habilidades de liderazgo o un entendimiento más profundo de las dinámicas económicas y tecnológicas globales.

Se invita a elegir uno o varios de estos títulos, leerlos en su idioma original o en su traducción al español u otros idiomas, explorarlos y descubrir por si mismo cómo pueden influir en la manera de pensar y actuar en el mundo profesional o personal de cada lector. Estos líderes han demostrado mediante el aprendizaje constante y a través de la lectura, como herramienta invaluable, que todos podemos dejar una marca en el mundo.

La “Paz Total”: un laberinto sin salida

La reciente escalada de violencia en Colombia es alarmante y multifacética, en especial por el atentado perpetrado por el Ejército de Liberación Nacional (ELN) en Arauca esta semana, lo que ha puesto en vilo el proceso de negociación con el grupo guerrillero. Este ataque, que dejó dos soldados muertos y decenas de heridos, refleja la ausencia de voluntad política de negociar la reinserción a la vida civil del ELN, y evidencia la fragilidad de la iniciativa de la “Paz Total” del gobierno de Gustavo Petro.

El atentado ha llevado al ejecutivo a suspender las negociaciones, lo que plantea la pregunta: ¿es posible encontrar una salida a esta situación histórica? Con un contexto marcado por la violencia y la desconfianza, la búsqueda de la paz enfrenta obstáculos significativos. Las expectativas de un diálogo constructivo se ven opacadas por acciones que socavan la confianza necesaria para avanzar hacia una resolución pacífica del conflicto. En este sentido, estos recientes acontecimientos complejizan el ya oscuro panorama y deja sin margen de maniobra al gobierno para romper este ciclo de violencia y frustración.

En el Primer Informe del Observatorio de Seguridad del Consejo Gremial Nacional para junio de 2024 se manifiesta que desde 2019 la presencia del ELN ha aumentado de 149 a 232 municipios, lo que da la certidumbre de las verdaderas intenciones de este grupo subversivo en el propósito de incrementar su expansión territorial para controlar las economías ilegales que se presentan en estos lugares.

El análisis de este informe revela una serie de tendencias preocupantes en materia de seguridad ciudadana en Colombia. El incremento sostenido en los homicidios, secuestros y extorsiones es un claro indicativo de que las políticas actuales no están siendo efectivas, reflejan un entorno donde la paz sigue siendo esquiva, y plantea serios desafíos para la seguridad pública y el bienestar de toda la sociedad.

Ante este panorama, es crucial fortalecer la inteligencia, la prevención en las capitales y, sobre todo, aumentar la presencia del Estado, y no solo con Fuerza Pública sino con todo el establecimiento del gobierno…

El fin de las negociaciones con el ELN es una clara muestra de las dificultades históricas de los diálogos de paz en Colombia, en especial con actores armados cuya voluntad de negociación parece ser fluctuante y oportunista. Tras una serie de acciones violentas correspondientes al modus operandi de este grupo ilegal como asesinatos, secuestros y ataques a la infraestructura petrolera, ha demostrado una clara intención de desestabilizar, y generar incertidumbre tanto en los habitantes de las regiones afectadas como en la Fuerza Pública.

Es preocupante que, a pesar de las concesiones hechas por el gobierno del Presidente Petro, la guerrilla no haya mostrado una real disposición al diálogo, y utilizan la violencia como mecanismo de presión. Este tipo de acciones no solo suponen una afrenta a los esfuerzos de paz, sino que agravan la inseguridad en las zonas históricamente afectadas como Arauca, Norte de Santander y Chocó, donde el Estado ha sido incapaz de garantizar la presencia efectiva de sus instituciones.

La posibilidad de acciones terroristas en zonas urbanas también es un indicador alarmante de que el ELN busca proyectar fuerza y demostrar su capacidad de delinquir tanto en áreas rurales como en ciudades. La Fuerza Pública se encuentra en una situación de vulnerabilidad, no solo ante los ataques directos, sino ante la eventualidad de generar un ambiente de zozobra en la población civil.

La experiencia indica que, cuando los grupos armados sienten que no tienen nada que perder, recurren a estrategias de alto impacto, como paros armados, confinamientos y desplazamientos masivos, lo que conduce a crisis humanitarias en zonas estratégicas. Ante este panorama, es crucial fortalecer la inteligencia, la prevención en las capitales y, sobre todo, aumentar la presencia del Estado, y no solo con Fuerza Pública sino con todo el establecimiento del gobierno, en las regiones más afectadas para mitigar los efectos del conflicto.

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Seguridad en Bogotá: el desafío de los indicadores

En los últimos años, la seguridad de Bogotá ha sido una de las principales preocupaciones tanto para las autoridades locales como para sus habitantes. Los indicadores reflejan una capital atrapada en una encrucijada entre la reducción en los delitos de alto impacto como el homicidio, y el incremento alarmante en otros crímenes que afectan la percepción general de seguridad como el hurto a personas y motocicletas. A pesar de los esfuerzos realizados por la administración distrital, la desconexión con las cifras oficiales y la experiencia diaria de los ciudadanos genera una creciente desconfianza en las instituciones encargadas de la seguridad pública.

La percepción de inseguridad, que se ha mantenido alta, revela una realidad que va más allá de los números: los bogotanos no solo se sienten más vulnerables, sino que enfrentan el doble desafío de una victimización persistente y la sensación de que las autoridades están en modo reactivo en detrimento de la prevención. Aun así, los indicadores del Plan Integral de Seguridad, Convivencia Ciudadana y Justicia (PISCCJ) 2024-2027 son ambiciosos, con objetivos claros como la reducción de 20 puntos porcentuales en la percepción de inseguridad y la disminución de 18.340 hurtos.

Al igual, se plantea reducir la tasa de homicidios de 13.6 a 8 por cada 100 mil habitantes, sin embargo, el desafío radica en que la percepción de inseguridad no se resuelve únicamente con la reducción de una cifra. La ciudadanía continúa siendo víctima de robos, agresiones y otros delitos que afectan su bienestar material y la confianza en el entorno urbano y sus instituciones. Abordar los factores que contribuyen a la desconfianza generalizada consiste en mejorar la capacidad de respuesta rápida ante incidentes e incrementar la prevención en áreas críticas con una adecuada articulación entre las instituciones de seguridad y las comunidades. 

Por lo cual, una forma efectiva de robustecer la seguridad ciudadana consiste en implementar estrategias basadas en encuestas de victimización que permitan obtener una imagen precisa del crimen más que las solas estadísticas oficiales, así es posible identificar los delitos reportados y aquellos que no se denuncian, a partir de una visión completa de los problemas de seguridad. Este modelo sugiere que, además de combatir el crimen, las políticas deben centrarse en las víctimas y sus experiencias, al reconocer cómo la victimización afecta la percepción de seguridad y la cohesión social. 

Por lo cual la recomendación para el Distrito Capital es plantear una política pública centrada en el ciudadano vulnerado para diseñar respuestas más inclusivas y efectivas, de la mano de un fortalecimiento de la confianza hacia las instituciones…

Varios países ya han implementado estrategias que toman la victimización como un punto de partida para diseñar políticas públicas de seguridad más inclusivas y efectivas, como es el caso de Países Bajos y Estados Unidos. Estos ejemplos internacionales proporcionan una base sólida de lecciones aprendidas y muestran que al centrarse en la victimización, es posible mejorar tanto la seguridad real como la percepción ciudadana.

Los Países Bajos han sido pioneros en el uso de encuestas de victimización como parte de su política de seguridad pública. A través de estas encuestas, el gobierno ha podido identificar con mayor precisión los tipos de delitos que afectan a la población, incluso aquellos que no se denuncian oficialmente, como el robo o el acoso. Su principal caso de éxito es la encuesta “Nationale Veiligheidsmonitor”, que se traduce como “Monitor Nacional de Seguridad” y es una herramienta clave para enfocar políticas en áreas de alto riesgo y fortalecer la confianza en las instituciones públicas.

En Estados Unidos uno de los instrumentos más importantes para la formulación de políticas públicas es el “National Crime Victimization Survey (NCVS)”. Esta encuesta mide tanto los delitos denunciados como los no denunciados y proporciona información crucial sobre la percepción de la seguridad en la población. Gracias a los datos del NCVS se han desarrollado programas de intervención enfocados en grupos vulnerables, como las víctimas de violencia de género y los adolescentes en zonas de alto riesgo. Un aprendizaje puntual es que la victimización recurrente en ciertas comunidades está correlacionada con altos índices de reofensores, lo que ha llevado a políticas que priorizan el apoyo psicológico y legal a las víctimas para evitar ciclos de violencia.

Estos ejemplos demuestran que basar las políticas públicas en la victimización permite una comprensión holística de la seguridad ciudadana y fortalece la cohesión social al priorizar a las víctimas en las estrategias de seguridad. Por lo cual la recomendación para el Distrito Capital es plantear una política pública centrada en el ciudadano vulnerado para diseñar respuestas más inclusivas y efectivas, de la mano de un fortalecimiento de la confianza hacia las instituciones y una permanente adaptación local lo que permite a las autoridades diseñar soluciones específicas para diferentes territorios y mejorar la eficacia de las políticas.

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Evitar la ceguera perceptiva en la lucha contra el crimen en Bogotá

La “ceguera perceptiva” o “ceguera por falta de atención” se basa en la capacidad limitada de observación del ser humano. Cuando una persona se enfoca en una tarea su interés se reduce a un “túnel”, y deriva en una falta de percepción de otros elementos en el campo visual. Este es un fenómeno que resalta las limitaciones en la concentración de las personas y su impacto en la interpretación y en la toma de decisiones; su estudio es relevante desde la psicología hasta la seguridad pública al proporcionar una comprensión profunda de cómo funciona la atención en contextos cotidianos.

Este fenómeno ha sido documentado en diversos estudios psicológicos con experimentos que demuestran cómo las personas pueden pasar por alto objetos o eventos trascendentales cuando están concentradas en una labor específica. Una de las investigaciones más difundidas es “el gorila invisible” realizada en 1997 por los profesores Daniel Simons y Christopher Chabris de la Universidad de Harvard. Su trabajo ha sido fundamental para entender cómo la atención selectiva puede llevar a la omisión de información visual significativa.

En un ambiente relacionado con la seguridad ciudadana, la “ceguera perceptiva” se refiere a la tendencia de las instituciones encargadas de mantener la seguridad a enfocarse en los síntomas visibles de la criminalidad como los delitos y actos violentos, y perder de vista otros factores subyacentes que contribuyen a la inseguridad. Cuando las autoridades responsables caen en esta trampa tienden a desarrollar estrategias de seguridad que son reactivas y limitadas en su alcance, y se obstaculiza la construcción de soluciones mediante un sistema holístico que aborde las causas enraizadas en la sociedad que afectan la seguridad como la falta de oportunidades, la desigualdad y la desintegración social.

En definitiva, es el momento de generar un cambio de paradigma en la manera en que se aborda la seguridad ciudadana, y priorizar la prevención y la construcción de entornos seguros y resilientes para todos los habitantes del Distrito.

El Distrito Capital propone la estrategia de atención “Gestión estratégica por capacidades” en el desarrollo de su “Plan Integral de Seguridad, Convivencia Ciudadana y Justicia 2024-2027 (PISCCJ)”. El modelo se centra en asegurar que las competencias operativas de las instituciones estén alineadas con la visión y misión organizativas, lo que es fundamental en un ambiente urbano dinámico y complejo como el de Bogotá. Al facultar a las instituciones involucradas adaptarse a los cambios del entorno social, económico y cultural, y con un enfoque proactivo buscar prevenir la escalada de conflictos y contribuir a la descongestión del sistema de justicia y a la mejora de la calidad de vida de los ciudadanos.

Por lo cual se recomienda que esta iniciativa no solo propenda por la eficacia de las operaciones, sino además por un entorno urbano más seguro y justo, ajustándose a los desafíos contemporáneos de la ciudad en donde se reconozca que la seguridad está inextricablemente ligada a los contextos físicos, sociales, económicos y culturales de la ciudad, y es necesario que se aborden las causas latentes de la inseguridad y se promueva la prevención, con un liderazgo colectivo de las autoridades del Distrito y múltiples actores de la sociedad. 

De forma adicional, es esencial desarrollar acciones dentro de esta estrategia relacionadas con una evaluación continua del modelo, en donde se enfatice la importancia de llevar a cabo un seguimiento constante de las capacidades implementadas para que se permitan ajustes y mejoras en función de la evolución del PISCCJ. Asimismo, fomentar la participación activa de la comunidad en la identificación de necesidades y en la implementación de soluciones, al promover un enfoque participativo y comunitario en la gestión de la seguridad urbana. En definitiva, es el momento de generar un cambio de paradigma en la manera en que se aborda la seguridad ciudadana, y priorizar la prevención y la construcción de entornos seguros y resilientes para todos los habitantes del Distrito.

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Sicariato: evolución histórica y análisis de un fenómeno de violencia

El término “sicario” derivado del latín “sicarius” tiene sus raíces en la antigua Roma en época de Julio César, que originalmente se refería a un asesino que utilizaba una pequeña daga llamada “sica” y se dedicaba a matar personas por dinero; una de las primeras manifestaciones de este fenómeno es la aparición de una secta terrorista denominada “sicarii”, formada por hombres de las clases bajas en la rebelión de los zelotes en Palestina, este movimiento se caracterizó por ejecutar acciones contra sus enemigos a plena luz del día, de preferencia durante las festividades en Jerusalén. 

Estos delincuentes destruían templos, palacios de los gobernantes herodianos, quemaban los archivos públicos, los graneros y saboteaban las reservas de agua de Jerusalén. Posteriormente, el concepto de sicario reaparece en el Renacimiento, vinculado a los crímenes del momento de los Borgia, en esa Florencia deslumbrante y maquiavélica; lo que quedó plasmado en los bajos fondos de la novela del siglo XIX. Visto con esta perspectiva histórica, el sicario de hoy no es más que el resurgir de viejas formas de violencia utilizadas previamente en muchas partes del mundo. A lo largo del tiempo, el sicariato ha evolucionado y ha sido influenciado por factores socioeconómicos y políticos en diferentes contextos.

Desde una perspectiva psicoanalítica, se visualiza cómo la violencia y la agresividad se desarrollan en la psique del sicario, quien es a menudo un joven que ha crecido en un entorno hostil, carente de normas sociales firmes y con una función paterna debilitada. Este entorno fomenta la identificación del joven con figuras de autoridad dentro de organizaciones criminales, donde la violencia se convierte en un medio de supervivencia y de expresión de la belicosidad, y el psicoanálisis indica que es una manifestación de la pulsión de muerte, una fuerza psíquica que lleva al sujeto a la destrucción tanto de otros como de sí mismo. En el sicariato, este impulso se canaliza a través de la acción homicida, donde el acto de matar se convierte en una forma de descarga psíquica.

El sicariato ha surgido como un problema destacado en varias regiones, particularmente en América Latina, y se define de igual forma por la contratación de personas para ejecutar asesinatos por “encargo”, un fenómeno que se ha intensificado desde la segunda mitad del siglo XX. Este tipo de crimen no solo representa un acto de violencia, sino que también está profundamente vinculado a estructuras de poder, corrupción y la desconfianza en las instituciones de justicia. Lo que diferencia al sicariato de otros homicidios es su alto grado de profesionalismo, que abarca desde la selección y la asignación de la tarea criminal, hasta las actividades de inteligencia necesarias para llevar a cabo el “encargo” y la posterior confirmación del crimen según lo planificado.

En Colombia, el sicariato es un oficio criminal que tiene antecedentes de más de 70 años, las muertes por mandato comenzaron durante la época de “La Violencia” en los años 40 y 50, cuando los integrantes de un partido político iban de pueblo en pueblo a asesinar a sus contradictores; en ese momento quienes realizaban esa tarea criminal los conocían como “pájaros”. El fenómeno del sicariato se ha desarrollado en el país en un contexto de violencia estructural, en el cual el sicario es una figura instrumentalizada dentro de un sistema de poder que mercantiliza la muerte

Como resultado de un ejercicio de análisis de los registros de criminalidad presentados en el país, consolidados por parte de la Policía Nacional de Colombia, se puede observar que en el delito del homicidio la modalidad más recurrente es el sicariato, entre los años 2022 y el primer semestre de 2024 en Colombia se presentaron 21.569 casos de sicariato (DIJIN, 2024); en donde las principales motivaciones se han asociado fundamentalmente al narcotráfico, economías ilegales, disputas territoriales y factores sociales. 

El fenómeno del sicariato es un desafío complejo que requiere un enfoque integral y colaborativo. Las propuestas académicas presentadas buscan abordar las raíces del problema, enfocándose en la prevención, la investigación y la formulación de políticas públicas efectivas.

Perspectivas criminológicas y sus factores de riesgo

Al ser el sicariato un fenómeno de violencia que se ha arraigado en la sociedad contemporánea, representa un desafío significativo para la criminología y la intervención social. Este tipo de delito, se ha vinculado estrechamente con empresas delictivas, que afecta particularmente a los jóvenes en contextos de vulnerabilidad. La criminología, como ciencia que estudia el comportamiento criminal y la reacción social ante este, proporciona herramientas valiosas para comprender las causas y consecuencias del sicariato, así como para orientar estrategias de prevención y actuación.

El estudio criminológico del sicariato permite entender cómo la estructura psíquica del asesino está influenciada por su entorno social y las relaciones familiares particularmente en lo que respecta a la función paterna y el complejo de Edipo, y en la mayoría de casos se inicia desde una edad muy temprana. El acto criminal del sicario no es solo una transgresión de la ley, sino también una manifestación de una forma mental particular que busca satisfacción en la violencia.

Las teorías criminológicas ofrecen un marco para analizar las conductas delictivas en niños y adolescentes, y destaca la importancia de la edad como un factor determinante en la propensión a delinquir. Esta dinámica refleja una compleja interacción entre la búsqueda de autonomía y la frustración ante las limitaciones impuestas por los adultos. A medida que los adolescentes enfrentan emociones como el fracaso, la impulsividad y la obtención de nuevas experiencias, se vuelven más susceptibles a la violencia.

El aprendizaje social sugiere que los jóvenes imitan comportamientos violentos observados en su entorno, lo que les lleva a adoptar conductas delictivas. Este proceso de socialización se ve agravado por la pertenencia a grupos subculturales que normalizan la violencia y ofrecen un sentido de identidad. En este contexto, los jóvenes sicarios suelen provenir de entornos de escasos recursos, donde las opciones legítimas son limitadas, lo que los empuja a recurrir a medios no formales para alcanzar sus objetivos económicos. Los jóvenes, al sopesar sus opciones, pueden optar por la violencia como un medio para lograr sus metas, especialmente cuando perciben que las oportunidades legales están cerradas para ellos.

Es crucial reconocer que no todas las conductas violentas de niños y adolescentes son consecuencia de la pertenencia a determinados grupos sociales. Factores individuales, familiares y sociales también desempeñan un rol fundamental en la promoción de estas prácticas. Por lo tanto, es necesario adoptar un enfoque integral que contemple la diversidad de factores que influyen en el sicariato. Por lo cual, este fenómeno es el resultado de una interacción compleja entre factores sociales, económicos y psicológicos. La criminología proporciona un marco teórico que permite entender las motivaciones detrás de estos comportamientos y su relación con el contexto en el que se desarrollan. 

Propuestas para enfrentar el fenómeno del sicariato

Para abordar esta problemática, es fundamental implementar estrategias de prevención que incluyan programas educativos, oportunidades laborales y apoyo psicosocial para jóvenes en riesgo. Solo a través de un enfoque multidisciplinario y colaborativo se podrá enfrentar eficazmente el desafío del sicariato y ofrecer un futuro más prometedor a las nuevas generaciones.

El fenómeno del sicariato, ha generado una preocupación creciente en la sociedad colombiana y en el ámbito académico. La complejidad de este delito, que se entrelaza con el narcotráfico, las estructuras criminales y sus economías, requiere un enfoque multidisciplinario para su comprensión y abordaje. A continuación, se presentan algunas propuestas académicas que buscan enfrentar este flagelo desde diversas perspectivas.

  1. Prevención y educación integral

Una de las propuestas más relevantes es la implementación de programas de prevención y educación integral dirigidos a jóvenes en riesgo. La criminología sugiere que la intervención temprana puede ser efectiva para reducir la propensión a la delincuencia. Estas acciones deben incluir:

-Educación sobre habilidades socioemocionales: fomentar el desarrollo de aptitudes de autocontrol, resolución de conflictos y manejo de la frustración puede ayudar a los jóvenes a enfrentar situaciones adversas sin recurrir a la violencia.

-Concienciación sobre los desenlaces del sicariato: informar a los jóvenes sobre las implicaciones legales, sociales y personales de involucrarse en actividades delictivas puede disuadirlos de optar por el sicariato como una vía de escape.

-Actividades extracurriculares: fomentar la participación en deportes, artes y otras acciones recreativas puede proporcionar alternativas positivas y un sentido de pertenencia, para alejar a los jóvenes de grupos delictivos.

2. Investigación y análisis criminológico

La investigación académica es fundamental para comprender las dinámicas del sicariato y desarrollar estrategias efectivas, entre otras se destacan las siguientes:

-Estudios longitudinales: realizar investigaciones que sigan a jóvenes en riesgo a lo largo del tiempo para identificar factores que contribuyen a su involucramiento en el sicariato. Esto permitirá desarrollar intervenciones más precisas y adaptadas a sus necesidades.

-Análisis de redes criminales: investigar la estructura y funcionamiento de las organizaciones criminales involucradas en el sicariato puede ayudar a desarticularlas y a entender mejor cómo delinquen, lo que facilita la formulación de políticas públicas más efectivas.

-Colaboración interdisciplinaria: fomentar la colaboración entre criminólogos, sociólogos, psicólogos y otros profesionales para abordar el fenómeno desde múltiples ángulos. Esto puede incluir la creación de grupos de trabajo que integren diversas disciplinas en el análisis del sicariato.

3. Políticas públicas y estrategias de intervención

El diseño e implementación de políticas públicas efectivas son cruciales para combatir el sicariato. Al respecto se podría realizar los siguientes puntos:

-Fortalecimiento de la justicia y el sistema penal: mejorar la capacidad de la organización judicial para procesar casos de sicariato de manera eficiente y justa, y asegurar que los responsables sean llevados ante la justicia.

-Programas de reintegración social: desarrollar iniciativas que ofrezcan a los jóvenes que han estado involucrados en el sicariato oportunidades de educación y empleo, al facilitar su reintegración a la sociedad y reducir la reincidencia.

-Intervenciones comunitarias: promover la participación de la comunidad en la prevención del sicariato, e incentivar la creación de redes de apoyo que ayuden a los jóvenes a encontrar alternativas a la violencia.

El fenómeno del sicariato es un desafío complejo que requiere un enfoque integral y colaborativo. Las propuestas académicas presentadas buscan abordar las raíces del problema, enfocándose en la prevención, la investigación y la formulación de políticas públicas efectivas. A través de la educación, el análisis criminológico y la intervención social, es posible construir un futuro en el que el asesinato por encargo deje de ser una opción viable para los jóvenes y se promueva una cultura de paz y respeto por la vida. La colaboración entre académicos, profesionales y comunidades es esencial para enfrentar este problema y ofrecer alternativas significativas a las nuevas generaciones.