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Por su recuerdo

Con motivo de la eliminación de la selección Colombia el pasado 3 de julio del Mundial de Fútbol Rusia 2018, la cual coincide con la salida en la fase de grupos de la Copa Mundo de 1994 en Estados Unidos, se recuerda por estos dos acontecimientos los 24 años de la muerte del integrante de la selección tricolor que participó en ese certamen deportivo, el futbolista Andrés Escobar conocido como “El Caballero del Fútbol”.

La participación de él y la selección de fútbol de esa época, sigue viva en la mente de la gran mayoría de colombianos. Andrés Escobar fue vilmente asesinado el 22 de junio de 1994 en Medellín, hecho que se asoció al autogol en el que se vio involucrado diez días antes en el partido contra Estados Unidos, acción que aún conmociona a toda la sociedad colombiana.

Eran días de una Colombia aterrorizada por la violencia, los principales medios de comunicación a nivel mundial informaban los pormenores de la situación presentada en el país. La selección de fútbol era como en el día de hoy, fuente de orgullo de la idiosincrasia y del empuje criollo, en donde por su actuación se veía reflejada toda la nación, convirtiéndose en un solo cuerpo para apoyarla y vivir sus logros como propios por medio de un solo grito de victoria.

En ese momento a la generación de oro del fútbol colombiano se le exigía ser protagonista en el Mundial de Estados Unidos, convirtiéndose en una especie de logia unificadora frente a nuestras diferencias sexuales, raciales, políticas, religiosas, económicas y sociales, en ella se colocaba muchas de las expectativas como nación.

“El Caballero del Fútbol” le hacía honor a su apelativo. Por ser siempre sereno dentro y fuera de la cancha y por su fino control del balón. Escobar era un experto defensa central, sobre él se sentía total confianza en el área que le asignaba como responsabilidad el profesor Francisco Maturana, quien creyó en su talento, en su personalidad y en su destreza, haciéndolo parte de la selección Colombia de René Higuita, Faustino Asprilla y Carlos ‘El Pibe’ Valderrama que marcó el histórico 5-0 contra Argentina en las eliminatorias de 1993 para el Mundial de Estados Unidos. 

Toda pérdida de una vida humana se siente como una puñalada en el pecho, y la muerte de Escobar produjo un duelo inconsolable, haciendo en este caso la experiencia del fútbol muy difícil. Es entonces aprovechando que el deporte rey genera ese gran impacto en nuestro sistema cultural y hace que se coloque muchas ilusiones en él, que no se le debe utilizar como una válvula de escape para permitir que se confundan los sentimientos de agresión y las expresiones de violencia.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/por-su-recuerdo

Artículo 95

Los deberes relacionados con el concepto de ciudadano, se pueden comprender como las obligaciones que simplemente se deben acatar. Sin embargo, a las garantías actuales por defender los derechos de las personas, se ha vuelto reiterativo el hecho de plantear cuestionamientos al respecto de la violación de los derechos constitucionales, lo que sin duda es muy valioso para el crecimiento de la sociedad y conlleva a la satisfacción plena del libre desarrollo de la personalidad.

No obstante, se recuerda que las normas delimitan con claridad los derechos y los deberes de cada individuo y solo se puede exigir el despliegue de los derechos cuando se cumplen bien los deberes.

Con motivo de la promulgación de la Constitución Política de 1991, aparecen en la atmósfera jurídica varios deberes tanto para las personas naturales colombianas y extranjeras radicadas en nuestro territorio, como para las personas jurídicas. Los deberes y obligaciones que como colombianos se poseen están inscritos en el Artículo 95 de la Constitución Política de Colombia, en donde se plasma el mandato de engrandecerla, dignificarla y de cumplirla, adquiriendo ciertos deberes y responsabilidades como ciudadano, para el mejoramiento del ejercicio de los derechos y libertades allí establecidos. 

Se encuentran allí los parámetros mínimos a cumplir por cada ciudadano, como el respetar los derechos ajenos y no abusar de los propios; obrar conforme al principio de solidaridad social, respondiendo con acciones humanitarias ante situaciones que pongan en peligro la vida o la salud de las personas; respetar y apoyar a las autoridades democráticas legítimamente constituidas para mantener la independencia y la integridad nacional; participar en la vida política, cívica y comunitaria del país; propender al logro y mantenimiento de la convivencia, son tan solo unas de las obligaciones que se poseen como habitantes del país, con las cuales se busca la paz, la convivencia y el pleno desarrollo de la vida social y hacen posible el Estado Social de Derecho.

Así se permite el desarrollo de la disciplina jurídica del pueblo colombiano, como aporte a la construcción de un nuevo ciudadano que haga posible la convivencia y seguridad ciudadana. Es esencial coadyuvar desde el núcleo de la familia, como semilla de la sociedad, al pleno desarrollo del Estado Social de Derecho, donde los ciudadanos poseen derechos constitucionales pero también prioritariamente responsabilidades frente a sus congéneres. Finalmente en palabras del papa Juan XXIII: “…aquellos que al reivindicar sus derechos se olvidan de sus deberes o no les dan la conveniente importancia, se asemejan a los que deshacen con una mano lo que hacen con la otra”.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/artculo-95

Más de fútbol

A la tristeza por la derrota de la selección Colombia en el partido debut contra el equipo nipón en la Copa Mundo 2018, se suma los malos comportamientos de varios colombianos, quienes inundaron las redes sociales con videos que exhibieron su vulgaridad alrededor del estadio de Saransk.

Un ciudadano por ejemplo puso a decir groserías a dos japonesas que se le acercaron para repetir en español lo que él les pedía, y otros nacionales se aprovecharon de la amabilidad de otros japoneses, al simular enseñarles su idioma, primero les pedían que dijeran el marcador del partido y luego los denigran al hacerles recitar sandeces. 

Además, este no ha sido el único episodio degradante que han protagonizado varios connacionales en Rusia. En redes sociales también circuló un video de otros colombianos burlando las normas de seguridad de los estadios rusos, en donde existe la prohibición de la venta de alcohol en botellas, introduciendo licor oculto en unos falsos binoculares, y realizando manifestaciones erróneas de un llamado ingenio. Lo que provocaron profundas reflexiones sobre asuntos ajenos a lo deportivo.

Por esta clase de conductas, la Cancillería colombiana le manifestó al mundo que acciones como estas “no solo degrada a la mujer, insulta a otras culturas, nuestro idioma y a nuestro país, y es inaudito el maltratar a una mujer aprovechándose de las barreras idiomáticas”, y conminó a “los connacionales que portan la camiseta tricolor y que representan a miles de colombianos en el Mundial a fomentar el respeto y el buen trato”. Indudablemente se debe rechazar las malas conductas, las que no representan la cultura, el idioma español y la raza nacional.

Adicionalmente la Policía Nacional, con el equipo de oficiales que tiene destinados en Rusia para atender cualquier requerimiento de los nacionales en ese país, en conjunto con las autoridades rusas intercambiaron información y acordaron cancelar a los hinchas involucrados sus Fan ID -documento de identidad en el torneo- lo que les conlleva a no poder ingresar a los estadio; y enfrentar sanciones ante las autoridades del país anfitrión. 

En contraste, otros compatriotas difundieron en redes sociales videos en donde hinchas japoneses colaboran en el estadio a recoger la basura que ellos y los mismos colombianos hicieron, una actitud por la cual se han hecho célebres en varios escenarios, asociado esto no solo con su idiosincrasia, sino también con los valores inculcados desde su infancia.

Finalmente se invita a la hinchada colombiana que realizó el esfuerzo de viajar al país sede a apoyar a la selección, lo que es un gesto que los jugadores y toda Colombia agradece; pero se necesita que demuestren su afición a través del respeto a la mujeres, a los contrincantes y a las leyes del país anfitrión. 

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/ms-de-ftbol

Elecciones 2018

Luego de cumplirse las elecciones legislativas y la primera vuelta presidencial, en donde los colombianos participaron en la escogencia de senadores, miembros de la Cámara de Representantes y Presidente de la República para el siguiente cuatrenio; hoy se sella la jornada con la segunda vuelta presidencial, consolidándose como los comicios más seguros de los últimos años y con una de las participaciones más altas de toda la historia.

Igualmente, por primera vez en 54 años, más de 12 mil exmilitantes del desmovilizado grupo guerrillero FARC se encontraban habilitados para votar, quienes no se presentaron a estas elecciones para atacarlas violentamente sino para participar en ellas desde el punto de vista político y sin armas, un hecho histórico y sin antecedentes en los eventos electorales del país.

            Gracias a la Constitución Política de 1991, que ratificó la tradición democrática que posee Colombia desde su independencia, permitiendo a todos los colombianos convertirse en agentes activos en los asuntos públicos, mediante la participación en los distintos espacios donde se manifiesta la voluntad popular, basado en tres pilares: la soberanía popular, la garantía y efectividad de los derechos políticos y la existencia de mecanismos de participación ciudadana, logrando que los colombianos controlen y evalúen la gestión pública, mediante el acompañamiento y la vigilancia del accionar de las entidades del Estado verificando su planificación para la solución a las necesidades de la comunidad.

            Es entonces la obligación de todo ciudadano denunciar cuando tenga conocimiento de un delito electoral, con la finalidad de ayudar a preservar la democracia, salvaguardar la voluntad popular, ejercer su obligación constitucional de colaborar con el sistema de justicia, participar en el control de la certamen electoral como un proceso de interés público de primera importancia y así aportar a la paz porque contribuye a la transparencia de los comicios, que en principio deben generar armonía y consensos políticos y sociales.

            Sino se denuncian los delitos electorales, contemplados en el Título XIV del Código Penal en sus artículos 386 al 396C, se permite que se impongan decisiones ilegítimas en los territorios, favoreciendo la participación de organizaciones y de líderes que no tienen compromiso real con los intereses de la comunidad, colocando en riesgo el futuro de todos, porque se le da la opción de poder a quienes prosperan al margen de la ley.

Además, se estaría siendo partícipes de una conducta delictiva al permanecer en silencio. La invitación es a denunciar cualquier anomalía que afecte la convivencia y la jornada electoral. Con la participación de todos, Colombia nuevamente vivirá unas elecciones seguras y en paz.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/elecciones-2018

Hincha ejemplar

Cuando la selección Colombia de fútbol gana, todo el país celebra. Sin embargo, la gran mayoría de los festejos terminan provocando riñas y causando muertes que le restan brillo a la ocasión. En la celebración después de la victoria sobre Grecia con la que Colombia hizo su debut en el mundial de Brasil 2014 se presentaron más de 3 mil riñas, 15 heridos y 9 muertos. La historia es aún más triste si nos remontamos al 5-0 infligido a Argentina en las eliminatorias para el mundial de Estados Unidos 1994, en donde no podemos olvidar los 76 muertos y 912 heridos de aquella lamentable celebración.

En el país al igual que en el mundo, el fútbol es el deporte Rey, presentándose como un motivo de fiesta permanente, diferenciador de la idiosincransia local y nacional, de la unión social, de la alegría en general, del ocio provechoso y la recreación, de la formación en valores, pero también se asocia a conductas de violencia e intolerancia, generadas por los diversos actores que forman parte del espectáculo del fútbol. También es una herramienta de transformación social en sectores como la salud, la educación y, finalmente, como instrumento de convivencia y paz.

La violencia del fútbol es una problemática reflejada a partir de las diferencias territoriales y los logros deportivos, en donde las rivalidades se potencian al vincularse aspectos relacionados con lo sentimental, la cultural grupal, la política y lo económico e incluso, lo étnico y lo sexual. En ese sentido, la violencia en el fútbol es construida desde lo social y lo histórico, muy similar como ha evolucionado el proceso de violencia nacional. 

Las cifras son preocupantes. Hace tan solo un poco más de un lustro, un 10% de los homicidios registrados por el Observatorio del Delito de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía eran atribuidos a riñas; hoy son el 35% del total. Entre 2004 y 2009, la tasa de lesiones por violencia, que compila Medicina Legal, pasó de 200 a más de 300 por 100 mil habitantes. Nueve de cada diez lesiones personales en 2017 se presentaron en riñas (en 2003, eran seis de cada diez) y los casos de homicidios por intolerancia, vienen subiendo desde 2007.

Finalmente y con motivo del inicio este 14 de junio del mundial Rusia 2018, en donde todos los hinchas del futbol vivirán la fiesta más grande de esta disciplina, se recuerda a los aficionados que el fútbol correctamente vivido, divierte, une, congenia e incluso desarrolla procesos educativos con carácter altruista. El hincha ejemplar sabe triunfar y festejar, asumir el fracaso y los empates con espíritu de auto-control y nunca para descargar en el otro hincha la agresividad, el dolor y las emociones mal encauzadas.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/hincha-ejemplar

Pacto por la vida

A raíz de un marcado proceso de metropolización que se está presentando desde las tres últimas décadas en América Latina y el Caribe (ALC), la violencia urbana se ha convertido en uno de los principales indicadores del nivel general de seguridad en sus diferentes países. Hoy es de resaltar la situación en Colombia, la cual se presenta como una lección aprendida a nivel regional, pues gracias a profundos esfuerzos se ha logrado reducir los homicidios en sus grandes ciudades. 

Las ciudades más violentas, presentan varios fenómenos que las conducen a este destino, desde la desesperanza que genera frustraciones e ira, a la falta de cohesión social y las malas relaciones dentro de la comunidad, pasando por la concentración de riqueza en ciertas zonas en detrimento de otras y la exclusión de los ciudadanos de los mercados laborales. Las injustas reglas del juego en el tablero de la vida citadina, que benefician a unos y desfavorecen a otros, son un gran causante de la violencia urbana.

Recientes estadísticas de seguridad dan cuenta que cerca del 86% de las ciudades más violentas del mundo están en ALC, según cálculos en poblaciones con más de 300 mil habitantes. En contraste, al examinar los patrones de violencia en las metrópolis más grandes de Colombia se puede observar que el país redujo su tasa de homicidios a solo un tercio de los niveles que tenía hace 25 años.

Después de terminar un conflicto de 54 años, en 2017 se obtuvo la tasa de homicidios más baja en cuatro décadas, sin embargo es imperativo continuar fortaleciendo la seguridad ciudadana para lograr una paz estable y duradera. Por lo anterior y con la necesidad y el compromiso para seguir con esta tendencia a la baja, el 6 de marzo de 2018 se firma el “Pacto Nacional por la Vida”, que significa la apuesta y el esfuerzo del gobierno nacional, para frenar el homicidio en Colombia y en general reducir la violencia. Mediante medidas de intervención en coordinación con autoridades locales y organismos de investigación, así como campanas que involucren a la ciudadanía para fomentar la tolerancia.

La estrategia para llevar a la práctica este pacto contempla cuatro componentes para articular los esfuerzos del Estado: formación de equipos élite para la investigación de homicidios; fortalecer la coordinación interinstitucional para enfrentar el homicidio en todo el país con una priorización de 19 municipios; generar una cultura por la vida, que busca una sociedad menos violenta y con mayores oportunidades; y generar en la ciudadanía un compromiso para elevar la denuncia del delito y promover una cultura de respeto y seguridad ciudadana. Así este Pacto Nacional servirá para reivindicar el respeto, reducir el delito y sensibilizar a la ciudadanía sobre el valor superior, la vida. 

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/pacto-por-la-vida