Tal como el nuevo coronavirus COVID-19 y sus impactos son globales, la respuesta a la presente amenaza sanitaria ha sido de pánico generalizado. Coincide con las afirmaciones de Sigmund Freud, cuando comprendía que el verdadero motor de la conducta social, no son lo deseos o las creencias conscientes, sino los impulsos e instintos primarios y salvajes que posee cada individuo. Manifestado mediante las diferentes actitudes que las personas presentan en su vida y la forma como realizan sus acciones en cuanto su entorno y en medio de un universo de estímulos vividos.
Al momento de suspenderse muchas de las actividades cotidianas a nivel mundial, a raíz de la declaración de la pandemia por el COVID-19, las redes sociales se atiborraron de imágenes de ciudadanos alrededor del mundo, llenando compulsivamente los carros del mercado con productos para abastecerse y uno de los primeros productos que han desaparecido de los estantes de los supermercados fue el papel higiénico.
El cual no ofrece protección especial contra el virus, pero se considera un elemento básico en inminentes emergencias, por la sensación que proporciona de bienestar y limpieza. El ser humano no desea regresar a condiciones vividas en la evolución, en donde solo poseía conductas primitivas e irracionales.
El éxito dependerá de nuestra capacidad para aceptarlas e implementarlas, entendemos que en momentos de angustia el ser humano puede mostrar sus mejores y peores cualidades. Esta amenaza mundial pone a prueba nuestra disciplina…
Aunque en ocasiones parece que todo va a salir mal, siempre, hay algo que va bien, y que nos anima a seguir adelante de forma proactiva a los retos que debemos afrontar por la actual crisis vital. Perder la calma no es una opción, es necesario mantenerse tranquilo y con la “cabeza fría”. En primer lugar, no acumule elementos que seguramente no va a consumir, probablemente ya tiene mucho más de lo que podría necesitar en casa, debe permitirse que los más vulnerables también se abastezcan, ellos pueden estar necesitando ahora esos suministros. Igualmente, siga las medidas de protección básicas contra el nuevo coronavirus, es su deber permanecer enterado con la información más veraz y reciente sobre el brote del COVID-19.
Al final de la tensa situación, entraremos en una etapa de reflexión sobre lo que como sociedad hemos aprendido: mantener la calma exige un gran conocimiento de uno mismo y un gran autocontrol. Reflexionemos sobre la experiencia vivida para aplicarla en próximas ocasiones. Ahora, todas las medidas que se tomen serán útiles solo si como ciudadanos somos capaces de reaccionar y comportarnos.
El éxito dependerá de nuestra capacidad para aceptarlas e implementarlas, entendemos que en momentos de angustia el ser humano puede mostrar sus mejores y peores cualidades. Esta amenaza mundial pone a prueba nuestra disciplina, nuestra responsabilidad social y por sobre todo nuestra capacidad de ser solidarios y compasivos para aumentar la resiliencia. Así, ante las adversidades, “Somos uno, somos todos”