Se terminan las vacaciones para la gran mayoría de colombianos. Es momento para que niños y jóvenes regresen al colegio o a la universidad, y los trabajadores retornen a sus empresas e industrias, reiniciando sus actividades habituales que durarán por los siguientes diez u once meses del año.
Como una de las principales dificultades a afrontar en este regreso son los problemas con la movilidad, la espera interminable en las diferentes vías de las ciudades es uno de los dolores de cabeza y quejas más comunes de los habitantes de los grandes centros urbanos de Colombia.
Un estudio internacional de la firma TomTom Traffic Index señala que Bogotá es la ciudad del mundo donde más horas al año se pierden en trancones con 132 horas atascados en la carrera por salir y volver y a casa. Le sigue en esta desesperante lista las ciudades de Bucarest, Manila, Bangalore y Lima todas con más de 100 horas.
Los principales motivos indicados por los usuarios de las vías urbanas muestran que las obras, la falla en los semáforos y el estado de la infraestructura vial son las circunstancias más recurrentes que inciden para que cada día sean más lentos los diferentes recorridos viales que se necesitan realizar.
Igualmente, el crecimiento en habitantes de las ciudades hace que cada vez sea más dispendiosa la forma de desplazarse para cumplir las actividades de la vida diaria. Sin embargo, todo lo anterior no indica que no se puedan plantear soluciones que se ajusten a las variadas condiciones del país.
La flexibilidad y la integración a la hora de plantear iniciativas es fundamental para generar diversidad en los modos de transporte
Aprovechando que las autoridades locales están iniciando sus periodos de gobierno, es el momento para que sus equipos de movilidad inicien la proyección de soluciones a corto, mediano y largo plazo, y se reflejen con resultados de alto impacto en este ciclo de cuatro años.
Pero la experiencia nos dice que una de las primeras propuestas que darán estos equipos, es reducir la congestión mediante la construcción de nuevas vías. Solución que desde todo punto de vista tanto a nivel nacional e internacional, solo genera un mayor embotellamiento vial, ya que los usuarios no tendrían las herramientas para utilizarlas de manera eficiente.
Los encargados de esta responsabilidad no solo se deben centrar en facilitar la vida a los usuarios de la vía haciendo las calles más transitables. Están en la obligación de atender en conjunto en la administración local, otras problemáticas que ocasiona el creciente tráfico urbano como es la contaminación ambiental, que al final es un problema mayor.
Por lo cual, es necesario ampliar la mirada y observar las lecciones aprendidas de otras ciudades del mundo que le han apostado a una movilidad inteligente y segura, en donde los usuarios sean responsables del buen uso de los medios de transporte a partir de una cultura ciudadana que propenda por el valor y cuidado del mismo.
En consecuencia, se debe incentivar el uso de la bicicleta y monopatines, o la combinación de estos con recorridos a pie, fomentando técnicas de recompensa ciudadana para quienes abanderen estas iniciativas. Como también, diseñar horarios diferentes para los trabajadores e incluso estudiantes para que no se desplacen todos a la misma hora.
La flexibilidad y la integración a la hora de plantear iniciativas es fundamental para generar diversidad en los modos de transporte en donde los usuarios puedan escoger cuál les es más favorable.
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