En una sola voz elevemos oraciones al firmamento, anhelando el consuelo de los familiares de nuestros compañeros policías caídos en el cumplimiento del mandato constitucional, en los hechos lamentables de la semana anterior que afligió a la Institución y a toda Colombia, y con la esperanza que la familia policial nunca más tenga que despedir sus hermanos en medio de la violencia fratricida que nos invade.
En honor a los 47.642 policías de Colombia reconocidos como víctimas del conflicto armado que por más de medio siglo enlutó a nuestro país y recordando los más de 3.900 policías fallecidos, además de los 120 uniformados que se encuentran aún desaparecidos y a los casi 10 mil de sus integrantes que pese a las huellas del terror en sus almas y cuerpos, siguen portando el lauro uniforme verde oliva; quienes han participado en acciones memorables como héroes de la Policía en el territorio nacional, y han esculpido sus nombres en monolítico pedestal forjado con el yunque de la virtud republicana, que por su augusto valor de policías han depuesto un sinnúmero de amenazas a la constitución.
Por su heroísmo, el Dios de todos los ha hecho dignos huéspedes en la celeste bóveda, después de imprimir en las páginas de la historia institucional un sitial de honor; sembrando su legado en el sentimiento nacional como ejemplo para las generaciones que han de persistir en pro de las huellas de aquellos que en el deber, bajo el lema “Dios y Patria”, se ofrendaron en cumplimiento del sacro juramento, otorgándonos su don más preciado, la vida.
Hombres y mujeres policías que laboran en beneficio de los demás, buscando la supervivencia de la polis por medio de una entrega altruista, e incluso alejándose de sus seres más amados, sobresaliendo así la virtud del policía, y hay más virtud allí donde existe un coste personal -dulce et decorum pro patria mori-. Los policías de este país son guerreros que día tras día luchan por un único ideal: ofrecerle a todos sus compatriotas esa tranquilidad que tanto se necesita.
Los miliares de la doctrina de la Policía Nacional, como una Institución al servicio de los colombianos, nos representa como los servidores públicos más comprometidos del estado en el fortalecimiento de su convivencia y seguridad ciudadana, simbólicamente representados en su escudo lleno de historia y de hitos significativos para todos en el país, en donde prevalece el amor por Dios y por la patria. Por tal motivo, en ningún momento se podrá discutir el sacrificio que se ha visto encarnado en sangre derramada y en la luz cegada de miles de vidas, acciones que sin duda alguna, traen a la mente la imagen del Redentor en la cruz, como en un acto de oblación para la salvación nuestra y sumado al sentido patriótico de próceres que constituye el defender el tricolor nacional.
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