América Latina y El Caribe, ALC, con tan solo el 8% de la población del mundo posee el 37% de los homicidios que se presentan en el planeta. Hora tras hora se suman nuevas víctimas a las estadísticas en ALC, convirtiéndola en la región más violenta del globo, con las tasas más altas de homicidios.
La cifra de muertes desde inicios del siglo XXI supera los 2.5 millones de latinoamericanos, un número comparable a los habitantes de ciudades como Cali, Guayaquil o Brasilia. Todos los días, en promedio son 400 las personas que mueren por disparos, golpes o puñaladas en la región.
Sin lugar a duda, la situación genera grandes retos para la región, mientras en el mundo se presenta una tasa de homicidios de 6.1 por 100.000 habitantes, la tasa promedio de homicidios en ALC es de 21.7, la más alta registrada desde 1990 y superando la tasa de los demás continentes, igualmente la subregión de Centroamérica alcanza una tasa de 25.9 y Suramérica de 24.2.
En Colombia, aunque las cifras de homicidio muestran un descenso de una tasa de 80 a 25 entre 1990 y 2019, aún es una medida muy elevada. Tasas por ejemplo, solo comparables con la Europa medieval en donde se experimentaron niveles de homicidios similares a los de hoy en ALC.
Hay que replicar las lecciones aprendidas de otros países, para reducir la violencia en el nuestro.
En cuanto a la experiencia vivida en Europa, poseen una de las menores tasas del mundo: 1 homicidio por 100.000 habitantes en promedio. Allí se observa una modernización en las instituciones responsables de la seguridad, sumado al cumplimiento del Estado de Derecho en sus países, la ampliación en la inversión en educación, una administración de justicia confiable, entre varias acciones.
Otra lección es el éxito de la seguridad pública en Japón, en donde una serie de leyes rigurosas, políticas de prevención del crimen y un conjunto de actividades comunitarias y educativas, lo han puesto en el número 9 en el Índice Global de la Paz. En ALC, el primer país en aparecer en este listado es Chile, en el puesto número 28. Sin embargo, presenta una tasa de 3 homicidios por 100.000 habitantes.
En 2018, Japón registró una tasa de 0.28 homicidios por cada 100.000 habitantes, esta tasa ha permanecido estable en los últimos años. Para los japoneses la educación desde la familia es fundamental, los niños aprenden desde bien temprano los valores del honor y el respeto y los aplican aún más en su vida adulta, la cultura japonesa se centra en una práctica que privilegia una sociedad participativa.
Además, sin miramiento alguno, medidas implementadas como una política de cero tolerancia a las armas y el poseer un sistema policial comunitario vigente hace más de 100 años, les permite lograr los actuales índices de seguridad. Hay que replicar las lecciones aprendidas de otros países, para reducir la violencia en el nuestro.
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