El alma de la ciudad

Ciudad, gobierno, convivencia

El ser humano no siempre vivió en ciudades, por miles de años los hombres llevaron una vida nómada. Posteriormente, la agricultura originó la construcción de pequeños asentamientos estables como paso inicial hacia una supervivencia sedentaria; esa cotidianidad obligó a los pobladores a crear prácticas diversas para defenderse de las amenazas de su entorno.

Así, las primeras ciudades rústicas datan del año 3000 antes de nuestra era. El hombre encontró en estos primigenios entornos, lugares que le proporcionarían agua y alimento, lo cual generó comodidad y seguridad. Igualmente, establecieron roles sociales con la designación de oficios para atender las nuevas demandas que exigía una sociedad en crecimiento.

De esta manera, se originó el concepto de civilización, entendido como el conglomerado social que ocupa un espacio determinado y comparte una cultura (un sistema de escritura, un gobierno, un excedente alimentario, la división del trabajo y la urbanización).

De la misma forma, se creó una jerarquización de la sociedad en donde se define la concentración del poder en manos de un grupo o un individuo y se establecieron las tareas fundamentales (defensa, alimentación, comercio, medicina, entre otros).

Uno de los quehaceres trascendentales de los nacientes conglomerados sociales fue el rol del agente de control del orden social, como una función policiva que ha sido moldeada por la interacción comunitaria propia de cada momento histórico en la evolución del hombre.

Dicho papel es una primera aproximación del concepto de policía, se registró en el Imperio Romano y era desarrollado por los ediles quienes cumplían actividades en la preservación del orden público, distribución de alimentos, control de pesos y medidas en los mercados y de resolución de conflictos. 

Desde el sereno hasta el uniformado de policía moderno se ha propendido por un servicio público de policía con sentido humanista

Con el transcurrir del tiempo, el filósofo griego Platón definió a la actividad de policía “como la vida, el reglamento y la ley por excelencia, que mantiene a la ciudad”. Igualmente, Aristóteles, su discípulo, describió también el concepto de policía como “el buen orden y el sostén de la vida del pueblo, que es el primero y más grande de todos los bienes”.

Parafraseando al filósofo griego Sócrates sobre el concepto del servicio de policía, este lo define como el alma de la ciudad, y es la institución que piensa en todo, regula, protege los bienes de los ciudadanos, y aleja de la sociedad los males y las calamidades presentadas por el terror y la violencia.

En Colombia, el concepto de policía surgió como función de control desde la misma época colonial con la implementación de los cabildos, los cuales desempeñaron funciones civiles con acciones policiales orientadas a la prevención criminal.

Su actividad principal era la de satisfacer las necesidades estructurales de la administración en las nacientes ciudades del mismo periodo. Desde el sereno hasta el uniformado de policía moderno se ha propendido por un servicio público de policía con sentido humanista.

Es así, que los uniformados de policía se convierten en el alma de la ciudad como garantes de la vida, la libertad, la justicia, la seguridad, la paz y el desarrollo integral de cada uno de los miembros de la sociedad.

La Policía Nacional es una institución centenaria con un reconocimiento por la prestación de su servicio como ciencia y profesión de policía, con un posicionamiento a través de su actividad relacionada con la convivencia y seguridad ciudadana que se esfuerza por mejorar cada día.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/el-alma-de-la-ciudad

PorJimmy Bedoya

Coronel(r) con más de 30 años de experiencia en seguridad pública, liderazgo, capital humano y control interno.