El infortunio de Dioniso

PorJimmy Bedoya

22 diciembre/2016 , ,

Tengo hoy que compartir en este espacio y con relación de los actuales convites de fin e inicio de año, una preocupación creciente al respecto del consumo de alcohol. Esta es una sustancia psicoactiva, catalogada como una droga que genera dependencia, la cual deprime el sistema nervioso central, reduce notablemente las inhibiciones y desde luego deteriora el juicio, consumirlo en demasía puede conducirnos a un estado de coma e incluso la muerte.

Desde tiempo antiquísimos los cereales fermentados, el zumo de algunas frutas y la meloja, han sido empleados por el hombre para fabricar alcohol, igualmente en los inicios de la civilización egipcia se conocía las bebidas avinagradas con la única finalidad de enajenar la mente. En China en el año 7000 a. de C. ya existían evidencias de la fabricación de menjurjes embriagantes, muy similar en la India entre los años 3000 y 2000 a. de C. en donde se destilaba una bebida a base de arroz, llamada “sura”.

Ya en la literatura griega surgieron evidencias de diferentes advertencias contra los excesos de la  ingesta de licor y su primer elixir alcohólico fue un fermento de miel y agua, los babilónicos adoraban a una diosa del vino tan antigua que data del año 2700 a. de C. mientras tanto en nuestros territorios la reina era la “chicha”, producida a base de maíz, uvas y otras frutas, ingerida por los indígenas habitantes de Los Andes. Otras civilizaciones nativas americanas también desarrollaron durante la época precolombina un sinnúmero de bálsamos para beberrones.

En América, poseemos el segundo lugar en el lamentable ranking de consumo per cápita entre todas las regiones que monitorea la Organización Mundial de la Salud, OMS, después del viejo continente, de la misma manera la región posee el índice de abstención más bajo de consumo durante la vida, como lo vemos es sumamente preocupante y será difícil de cambiar en un corto plazo.

En un año en el mundo se producen por su dispendio aproximadamente 3,3 millones de muertes, según la OMS, lo que significa un 5,9% del total de las defunciones del planeta, generando también cerca de 200 enfermedades y trastornos, el grupo etario más afectado son las personas de 20 a 39 años. Se ha determinado una relación causal entre el consumo nocivo de alcohol y enfermedades infecciosas como la tuberculosis y el VIH/sida y más allá de las consecuencias sanitarias, el alcohol produce pérdidas sociales y económicas valiosas. Tanto para las personas y la sociedad en general.

Es ineludible que las autoridades atiendan la sugerencia realizada por muchas voces, como responsables para formular, aplicar, vigilar y evaluar las políticas públicas necesarias para lograr la interdicción en el consumo de licor.

Se necesita que se regule la comercialización a niños, niñas y adolescentes, restringir cada vez más la disponibilidad de bebidas alcohólicas, expedir normas aún más estrictas sobre la conducción de vehículos en estado de embriaguez, en otros países el solo hecho de manejar con el mínimo grado de ebriedad, ya es un delito, imponer una tributación sumamente alta a estas bebidas y otorgar tratamientos accesibles a las personas que padecen el trastorno por el abuso del alcohol.

El infortunio final lo debe sufrir Dioniso, dios del vino, y así aportaremos para salvar la vida de más de 3 millones de personas al año en el mundo.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/el-infortunio-de-dioniso

PorJimmy Bedoya

Coronel(r) con más de 30 años de experiencia en seguridad pública, liderazgo, capital humano y control interno.