En los actuales tiempos se han desbordado los mensajes con un profundo sentimiento de odio, hechos que se materializan con violencia en la vida cotidiana como en la virtualidad y en el anonimato de las redes sociales. En la web se ha vuelto cotidiano difundir noticias falsas, que refuerzan las tensiones sociales.
En Colombia, es preocupante cuando esto sucede desde el establecimiento del gobierno y sus instituciones. Este tipo de prácticas genera controversia, y se acentúa el problema con el uso inadecuado de las redes sociales, y por desgracia gana mayor terreno en la sociedad. Esta es una situación absurda, ya que el gobierno está en la obligación de actuar como un ser social para generar lazos fraternos y de comunicación clara y eficiente entre los ciudadanos.
El ejemplo dado desde el ejecutivo lo que hace es promover el discurso de odio en forma de xenofobia, racismo, antisemitismo, entre otros, que causan gran daño al colectivo social atacando personalmente a los individuos y deshumanizándolos, al punto de convertirse en uno de los métodos más frecuentes para difundir retóricas e ideologías divisorias a escala nacional.
Pronunciamientos que causan decepción al referirse de manera peyorativa en contra de ciertos integrantes de la sociedad, por su condición política, cargo, estrato social o intereses particulares, y de la misma forma se siente tristeza y lo creo desafortunado cuando maltratan a un integrante del gobierno por su origen, raza o forma de pensar.
…el gobierno debe apartarse de discusiones políticas y enfrentamientos ideológicos insulsos que no tendrán ningún resultado positivo
Situación que al ser tan repetitiva se ha vuelto casi normal, el escuchar arengas con un alto contenido de odio, racismo y discriminación conlleva que los argumentos se usen como medios para emitir mensajes de irrespeto; lo que nos devuelve a tiempos pasados de violencia vividos en Colombia.
El Estado tiene la obligación de proteger a todos los residentes del territorio colombiano, así, lo expresa el artículo 13 de nuestra Constitución, todos debemos recibir la misma protección y trato de las autoridades y gozar de los mismos derechos, libertades y oportunidades; y de la misma forma, se debe cumplir con el mandato del artículo 95 de la Carta Magna, al respecto de nuestros deberes y obligaciones como ciudadanos.
Se debe hacer frente a la intolerancia, al desasosiego en el convivir, la falta de hermandad y la insolidaridad en la que se vive, trabajando para atacar el odio que se extiende como una línea de pólvora en todos los niveles de la sociedad.
Un consejo para el gobierno, para erradicar el odio es necesario mejorar las condiciones sociales porque es uno de los motivos por el cual proliferan en la sociedad estos discursos. No más resentimiento, rencor y maltrato, lo anterior nos ha conducido al sitial en donde nos encontramos, respetemos nuestras diferencias y cumplamos lo consagrado en nuestra Constitución.
La lucha contra el discurso de odio, la discriminación, el racismo y la desigualdad, debe ser una prioridad y compromiso como integrantes de la sociedad para mitigar los escenarios en donde se exacerba y el gobierno debe apartarse de discusiones políticas y enfrentamientos ideológicos insulsos que no tendrán ningún resultado positivo.
Debemos combatir el odio comprendiendo el fenómeno desde su análisis para así conocer su dinámica, para movilizar a la sociedad en su conjunto con un enfoque holístico y reducir la expansión de la retórica del odio, lo que si no se contrarresta es un aviso inicial de violencia.
Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/el-peligro-de-deshumanizar