La mejor forma de conocer la diversidad cultural de nuestro país es compartiendo con un colombiano en cada una de las diferentes ferias y fiestas que se desarrollan a lo largo de la geografía. Los colombianos tenemos la fama de ser los más alegres de la región, en el país se celebra absolutamente todo y existen celebraciones de distinta clase. Esa es nuestra idiosincrasia, en donde se refleja el espíritu parrandero y la energía desbordada por celebrar todos los acontecimientos del diario vivir.
Sin embargo, la violencia ronda cada festejo, una de las jornadas más violentas en el 2018 en Colombia fue el primero de enero, en el que se reportó el homicidio de 82 ciudadanos, sin mencionar los asesinatos del último día del 2017. Otro de los días más violentos del año fue el fin de semana de celebración del día de la Madre, en el cual se reportaron 5.782 riñas atendidas por la Policía en todo el país y 140 homicidios.
Igualmente en reuniones familiares o encuentros de amigos se incrementan las diferentes formas de violencia como las lesiones personales, los accidentes de tránsito y la violencia interpersonal e intrafamiliar.
Hobbes en el Leviatán (1651), afirma que el hombre es el lobo para el hombre, en donde el ser humano sin la formalidad de las normas que regulan la sociedad, se transforma en un ser individualista y sin razón, y su vivir se centraría en la fuerza, el combate y sin duda la violencia.
…es nuestra idiosincrasia, en donde se refleja el espíritu parrandero y la energía desbordada por celebrar todos los acontecimientos del diario vivir..
Lo que convierte el consumo de alcohol en un detonante que hace que se salte esas normas sociales, existiendo evidencia de una correlación del 50% de casos entre el consumo de alcohol y la violencia. Infortunadamente en el país se encuentra intrínseco la ingesta de licor con las celebraciones sociales, lo que al final repercute en el incremento de hechos relacionados con la intolerancia.
Comienza diciembre y las actividades para despedir y recibir el Año Nuevo y aunque deberían ser días de felicidad para compartir con los seres queridos, estas fechas especiales se convierten en la génesis de la conflictividad social a raíz de la intoxicación etílica que incide en los registros de violencia.
Como propuesta de solución en el corto plazo se debe reforzar el plan comunicacional que promueve el disfrute de actividades sociales con responsabilidad y sin ingerir bebidas embriagantes y que apunte a generar control social sobre la forma de beber licor, tomar medidas encaminadas a dificultar el acceso al alcohol e incluso localmente regular el horario de funcionamiento de los establecimientos que venden bebidas alcohólicas.
En el largo plazo es necesario plantear un incremento en el impuesto a su venta, una mayor vigilancia en el monopolio rentístico y formular una estrategia nacional para reducir su consumo.
Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/fiestas-y-alcohol