En lo transcurrido del año han sido asesinados 36 uniformados de policía mientras se encontraban prestando su servicio. Un hecho que enluta a sus familias, a la Institución y a la comunidad a la que ese ser humano se dedicaba con esfuerzo para defender los derechos, las libertades y los deberes ciudadanos, y así gozar de adecuados niveles de bienestar y tranquilidad.

Desde el seno de la Institución se acogen a sus familias, seres queridos y compañeros de las mujeres y hombres policías que se han sacrificado en el cumplimiento de su deber. En estos momentos de dolor y de pérdida de esperanza, la muerte de un miembro policial no puede ser un fallecimiento más. Las acciones de terror truncan la consecución de la paz, por lo cual, esta violencia indiscriminada debe parar. 

Los uniformados de la Policía Nacional son integrantes de las familias más humildes del país, quienes se han entregado a la labor de servir a los demás y al ofrendar la vida en su responsabilidad policial ayudan a la edificación del tejido social de las generaciones futuras. Su muerte violenta la lamenta la población y la institucionalidad, lo que motiva a la sociedad desde la conmoción que causa a robustecer los espacios humanitarios y la unidad comunal.

El país no sale del estupor ante el asesinato de sus policías. Ante la perplejidad de estos lamentables hechos la ciudadanía rechaza la violencia y manifiesta su solidaridad con la Policía Nacional por el sacrificio de sus miembros. Los más de 164 mil integrantes de la Institución agradecen las manifestaciones de afecto por los héroes del cuadrante fallecidos. Cada policía continuará honrando su memoria al comprometerse aún más con la seguridad y convivencia ciudadana.

Para honrar su memoria la sociedad debe recordar las semblanzas de los policías que ya no están en el plano terrenal, quienes con su aporte han erigido una democracia más fuerte. Toda la sociedad exalta la memoria de los héroes fallecidos, son valientes policías que partieron en su quehacer policial en el cuadrante asignado quienes protegían a los ciudadanos, salvaban sus vidas y salvaguardaban sus bienes.

 El accionar heroico de cada policía reafirma el rol fundamental de la Institución en la construcción de nación, con un servicio público de policía integral, transparente y fortalecido con los valores institucionales como la vocación, el valor, la disciplina, la lealtad y el honor policial, con los cuales se busca alcanzar las metas propuestas en su mandato constitucional y doctrina policial. Así, Colombia logrará un presente y un futuro en paz de la mano de la comunidad y sus autoridades.

En 130 años de servicio la Policía Nacional, cuenta con cientos de historias que relatan la pérdida de sus miembros. Mediante la resiliencia de sus familias y compañeros esas experiencias se han convertido en expresiones que sirven de homenaje para cada uno de los policías que han dedicado su vida a defender la libertad y la gobernabilidad, para amparar a la nación y los valores que esta representa. En la muerte de un policía, aunque el duelo abrigue a la sociedad, la luz eterna permite que el alma del héroe y el corazón de su familia y sus compañeros no sufran más, y al final de los días logre la inmortalidad en el recuerdo de una Colombia vigorizada con su sacrificio.

PorJimmy Bedoya-Ramírez

Columnista, investigador, asesor en seguridad pública, capital humano y sistemas de control interno.