Cuando la selección Colombia de fútbol gana, todo el país celebra. Sin embargo, la gran mayoría de los festejos terminan provocando riñas y causando muertes que le restan brillo a la ocasión. En la celebración después de la victoria sobre Grecia con la que Colombia hizo su debut en el mundial de Brasil 2014 se presentaron más de 3 mil riñas, 15 heridos y 9 muertos. La historia es aún más triste si nos remontamos al 5-0 infligido a Argentina en las eliminatorias para el mundial de Estados Unidos 1994, en donde no podemos olvidar los 76 muertos y 912 heridos de aquella lamentable celebración.
En el país al igual que en el mundo, el fútbol es el deporte Rey, presentándose como un motivo de fiesta permanente, diferenciador de la idiosincransia local y nacional, de la unión social, de la alegría en general, del ocio provechoso y la recreación, de la formación en valores, pero también se asocia a conductas de violencia e intolerancia, generadas por los diversos actores que forman parte del espectáculo del fútbol. También es una herramienta de transformación social en sectores como la salud, la educación y, finalmente, como instrumento de convivencia y paz.
La violencia del fútbol es una problemática reflejada a partir de las diferencias territoriales y los logros deportivos, en donde las rivalidades se potencian al vincularse aspectos relacionados con lo sentimental, la cultural grupal, la política y lo económico e incluso, lo étnico y lo sexual. En ese sentido, la violencia en el fútbol es construida desde lo social y lo histórico, muy similar como ha evolucionado el proceso de violencia nacional.
Las cifras son preocupantes. Hace tan solo un poco más de un lustro, un 10% de los homicidios registrados por el Observatorio del Delito de la Dirección de Investigación Criminal e Interpol de la Policía eran atribuidos a riñas; hoy son el 35% del total. Entre 2004 y 2009, la tasa de lesiones por violencia, que compila Medicina Legal, pasó de 200 a más de 300 por 100 mil habitantes. Nueve de cada diez lesiones personales en 2017 se presentaron en riñas (en 2003, eran seis de cada diez) y los casos de homicidios por intolerancia, vienen subiendo desde 2007.
Finalmente y con motivo del inicio este 14 de junio del mundial Rusia 2018, en donde todos los hinchas del futbol vivirán la fiesta más grande de esta disciplina, se recuerda a los aficionados que el fútbol correctamente vivido, divierte, une, congenia e incluso desarrolla procesos educativos con carácter altruista. El hincha ejemplar sabe triunfar y festejar, asumir el fracaso y los empates con espíritu de auto-control y nunca para descargar en el otro hincha la agresividad, el dolor y las emociones mal encauzadas.
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