Honor y gloria por siempre

La historia de Colombia desde la mitad del s. XX ha estado enmarcada por el conflicto armado. La vida de cada habitante del país se ha visto envuelta en una violencia asimétrica protagonizada por grupos delincuenciales que han castigado al territorio. Un sinnúmero de dificultades que conllevaron con los años a permitir la irrupción del narcotráfico, el terrorismo, y la presencia de nuevos actores generadores de violencia que han transformado el conflicto en su razón de ser y métodos de subsistencia.  

Por esta razón, la Policía Nacional en el cumplimiento de su misionalidad ha buscado la cooperación de gobiernos extranjeros para aportar a la lucha contra las diferentes modalidades delictivas, en especial el control al narcotráfico. Es así, que finalizando la década de los ochenta con apoyo del Gobierno Británico se dio inicio a la preparación de unidades especiales para combatir este fenómeno en las selvas de Colombia. Dicha preparación apuntaba a la destrucción de laboratorios para el procesamiento de droga, operaciones tipo comando, fluviales y de supervivencia.

Como resultado de la cooperación internacional se crearon los Comandos Jungla, una unidad de la Policía Nacional que cumple funciones para proteger al país, con un alto nivel de entrenamiento, encargada de planear y ejecutar operaciones contra el narcotráfico tanto en el ámbito rural como urbano; y con el propósito de desarticular las organizaciones al margen de la ley y contrarrestar su accionar delincuencial, bajo los mandatos del DIH y los DDHH.

Los Comandos Jungla más que un equipo táctico de la Institución son una familia que protege desde el seno policial a la sociedad, de las redes del narcotráfico, criminalidad y violencia. Su trabajo es digno de admirar; gracias a su fuerte entrenamiento cuentan con la capacidad y disposición para llevar a cabo esa labor tan demandante.

El sacrificio de cada uno de sus miembros se orienta a la protección del país por lo que merecen ser elogiados. No solo es cumplir una labor, es renunciar a aquello que ata a una vida cómoda, aunque eso signifique sufrir graves lesiones y arriesgar hasta la existencia por alguien que no se conoce. Cada hombre Jungla siempre busca servir a la sociedad para generar una verdadera transformación social en su seguridad.

Los comandos Jungla contrarrestan al crimen organizado y debilitan sus intenciones de expansión y alianzas con otras redes delincuenciales, desde la Dirección de Antinarcóticos de la Policía Nacional llevan más de 30 años velando por la seguridad y la paz de los colombianos. Hombres que tras sus uniformes y su postura erguida, esconden el retrato del sacrificio, la fraternidad, el miedo y la muerte con la que deben lidiar día a día en zonas inhóspitas del país.

Los Junglas defienden el honor y la gloria. Con prudencia, tranquilidad y seguridad vencen al enemigo oculto y peligroso bajo los rayos del arduo sol o en el silencio de la noche, como muestra de lección de patriotismo, coraje y valentía; son un equipo unido en la fraternidad  de la misión.

Hoy el país exalta a esos comandos que nunca han sentido temor por el enemigo. Recordando en especial a quienes se han sacrificado por todos los colombianos. Siempre se proponen ganar las más fieras batallas combatiendo por tierra, agua y aire sin importar cual sea la misión. Con eficiencia y reacción en la lid se alzan con la victoria; para encumbrar y defender su lema hasta el fin: “honor y gloria por siempre”.

PorJimmy Bedoya-Ramírez

Columnista, investigador, asesor en seguridad pública, capital humano y sistemas de control interno.