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Ciudades y delitos globales

Con la llegada del presente siglo las ciudades se han transformado en enclaves estratégicos que inciden en el ambiente socio-económico, cultural y político de las naciones a las cuales pertenecen. La ciudad global es el resultado de procesos múltiples de mundialización mediante un rápido desarrollo urbano, una mayor integración global, una amplia expansión de la clase media y una evolución en las tecnologías de la información; adquiriendo formas locales que dan paso a un nuevo concepto de “ciudad”.

Esto ha permitido optimizar los beneficios de la globalización, minimizando sus desafíos y aumentando su competitividad al gestionar los riesgos y los impactos negativos presentados.

La ciudad global invita a tener en cuenta y reformular los asuntos de poder y desigualdad entre sus asociados y los espacios urbanos, en donde las ideas de urbe apropiadas en el imaginario social es la más poderosa herramienta, para la construcción de los procesos de acción colectiva reflejada en la crisis del entorno (economías ilegales, clandestinas y subrepticias).

Esto último dificulta el cumplimiento del origen de “ciudad” como el impulso de un movimiento mundial, que desea el progreso para obtener buenos resultados en el mejoramiento en las condiciones de vida y de oportunidades para la población.

La ciudad global es el resultado de procesos múltiples de mundialización mediante un rápido desarrollo urbano

Por lo tanto al surgir la dinámica entre la interdependencia de los Estados, sus ciudades y la criminalidad, aprovechando la revolución tecnológica actual y el debilitamiento de las fronteras como barreras geográficas, se ha observado la transformación de manifestaciones delictivas, que tienen relevancia no en el común entorno local, sino que sobrepasa los límites nacionales.

En los últimos años existe un significativo aumento de las actividades delictivas transnacionales como el blanqueo de capitales, la cibercriminalidad, el tráfico ilícito de bienes, personas y servicios, el flujo ilegal de inmigrantes; todas estas se agregan a las actividades ilegales tradicionales como el tráfico de armas y el de drogas.

En esta era de la gobernanza global se debe elaborar por parte de los diferentes Estados una agenda con algunas premisas universales para luchar contra la criminalidad organizada transnacional (delitos globales), la cual no se puede pretender combatir con las mismas herramientas jurídicas y policivas con que se contrarresta la criminalidad convencional.

Es necesario el compromiso de los gobiernos, las empresas, la sociedad civil y las organizaciones internacionales, para que con políticas de asistencia y cooperación internacional generen capacidades en prevención, investigación y represión del fenómeno.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/ciudades-y-delitos-globales

Urbanismo: menos crimen

Existe una relación entre la condición del lugar en el que se habita y la seguridad. Un proceso de urbanismo con una visión miope de ciudad, incide en una mala planificación, con proyectos aislados y con enfoques que no están adaptados a las condiciones locales, impulsados por instituciones sin credibilidad, sin ninguna supervisión y altos niveles de corrupción; generando sitios con bajo alumbrado público, espacios comunes de baja calidad, infraestructura deficitaria, calles sin pavimentar y edificios abandonados. Ello facilita que los habitantes experimenten miedo por la posibilidad de ser víctimas de actividades delictivas.

En ese sentido, las conductas punibles ligadas con un espacio físico en deterioro avanzado en el que se movilizan las personas producen una sensación de “olvido” en el territorio, incrementando la percepción de inseguridad; lo cual impide que se practique de manera natural las actividades sociales.

Las comunidades generan entonces cambios en su forma de vivir y en la manera en que interactúan con la ciudad, las personas se esconden en sus hogares, evitan el uso del transporte público y se restringen al punto de no enfrentar lugares carentes de mantenimiento.

La experiencia ha demostrado que crear procesos de urbanización bien desarrollados es una manera eficiente para transformar vidas y recuperar la seguridad de la ciudad.

Entre otras situaciones el crimen disuade la inversión interna, el turismo y agiliza la migración de ciudadanos capacitados, afectando el desarrollo económico, tecnológico, científico y cultural en la ciudad.

A pesar de la importancia del tema, no se usa la planificación urbana para reducir la marginalidad hasta los años sesenta del siglo XX, en donde la ciudad busca la seguridad de sus habitantes, de forma objetiva en la prevención en sí del delito y de forma subjetiva en el incremento de la percepción de seguridad; mediante la prevención de la violencia a través del mejoramiento urbano, como un conjunto de principios de seguridad que se emplea en el proceso de modernización de la urbe y en concordancia con los planteamientos de la prevención del delito mediante el diseño ambiental o del entorno.

Herramientas que permiten la intervención sobre ambientes vulnerables, mejora la gestión en la ciudad y crea un sentido de pertenencia e identidad entre la comunidad, revitalizando las áreas degradadas en el planeamiento urbano para reducir la delincuencia y jugando un papel primordial en la prevención del crimen, teniendo como centro de interés los bienes comunes (recursos naturales, la salud pública, la seguridad) y el desarrollo de activos urbanos adecuados (espacio público, infraestructura, vivienda digna).

La experiencia ha demostrado que crear procesos de urbanización bien desarrollados es una manera eficiente para transformar vidas y recuperar la seguridad de la ciudad.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/urbanismo-menos-crimen

Ecópolis

En el inicio del siglo XXI el 40% de la población del mundo habitaba en zonas urbanas, hoy lo hace el 54% de la población, y se estima que esa tendencia continúe aumentando al doble de la velocidad del crecimiento demográfico. En 2050, el total de habitantes en centros urbanos llegará al 66% de la población del planeta. La ONU señala que se ha pasado de 10 megaciudades en 1990 a 31 en 2016, con más de 10 millones de habitantes. De esas ciudades, cinco están en Latinoamérica.

El mundo enfrenta a una amenaza muy peligrosa. A raíz del desarrollo y la manipulación del medio ambiente por parte de los seres humanos, las altas tasas de natalidad y la llegada masiva de ciudadanos del campo; sumado a la urbanización sin planificación de las ciudades, estimulada por una industrialización que ha acelerado los efectos del cambio climático, y causado impactos negativos sin precedentes en la calidad de vida de las personas, perjudicando el tejido social y la estabilidad económica de las ciudades.

Efectos que superan los riesgos presentados por el cambio climático, como el aumento del nivel del mar y eventos climatológicos extremos. Las ciudades van a enfrentar dificultades para suministrar los servicios básicos a sus pobladores; dificultándose desde el abastecimiento de agua potable, el tratamiento de aguas residenciales y la eliminación de sus residuos, y presentando escenarios de racionamiento de energía eléctrica en ciudades cada vez más extensas, con mala infraestructura y con malos sistemas de interconexión vial. 

El mundo enfrenta a una amenaza muy peligrosa. A raíz del desarrollo y la manipulación del medio ambiente por parte de los seres humanos

Ante lo cual existe la urgencia de integrar políticas ambientales desde lo local, en donde el tema central sea la calidad del entorno urbano, articulando las capacidades de gobierno para recuperar la gestión de la ciudad mediante la planificación, el diseño, y la acción; en el que se integren los diferentes actores: la sociedad, los sectores económicos y las autoridades; para desarrollar un concepto de “Ciudad Verde” (ecópolis) como espacios ambientalmente más amigables, privilegiando el bien comunal sobre la base del interés privado.

Para el reverdecimiento de la ciudad se debe conformar una simbiosis entre el verde del medio ambiente y la ciudad para aportar a la salud pública, la cohesión social, la seguridad y la calidad del aire. Por lo tanto, se debe contar con una red de espacios verdes y agricultura local, crear un nuevo concepto de planificación urbana, motivar para generar cada vez menos dióxido de carbono, emplear energía renovable, usar eficientemente el agua y reciclar los residuos.

Si desde los gobiernos locales se prevé mejores opciones en la calidad de vida para sus ciudadanos, se logrará que las ciudades sean más habitables y sostenibles. 

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/ecpolis

Zonas de miedo

Sobre el actual desarrollo urbano de Colombia, es necesario pensar cómo los miedos se han ido convirtiendo en parte del tejido constitutivo de la ciudad, ya que estos se integran en el modo de convivir en el territorio.

El miedo colectivo surge como una respuesta a un estímulo, que logra crear en el imaginario social razonamientos -correctos o falsos- y enclaves en el paisaje urbano y la memoria común; en donde la percepción de violencia urbana es sin duda muy superior a la criminalidad existente.

De forma intempestiva el miedo se propaga y está presente en todas partes. Sentido en el incremento del terrorismo, en las amenazas ambientales, en los riesgos asociados al desarrollo de las nuevas tecnologías de la información y en la inestabilidad que caracteriza la vida contemporánea.

El miedo es el sentimiento más contagioso que existe, generalizado y compartido con el resto de la sociedad, la gran mayoría de las veces diseminado, exagerado y retroalimentado en esta era mediática por las redes sociales, en la que todas las sensaciones crecen y se extienden a velocidad del destello.

La zona de miedo es un espacio en el imaginario de los individuos, la cual ofrece una perspectiva en donde se percibe y se trata las formas espaciales con definiciones culturizadas, como la casa, la calle, los lugares de acción grupal y de forma general cualquier sector que sirva como centro para el colectivo y se actúe socioculturalmente.

Para vencer el miedo, es necesario contrarrestar primero la seducción que ofrece la falta de esperanza en la búsqueda de seguridad

De manera que los miedos siguen sintonizados con preocupaciones patriarcales; anclado en conjuros y fórmulas mágico-religiosas, que permiten un espacio poco optimista ligado a los temores originados bajo un exilio exterior.

Una zona productora de miedo se suscita a raíz de los diferentes hechos de violencia que se presentan en esta, reforzando la idea de un territorio peligroso y violento, obteniendo como resultado zonas en las que la mayoría de sus habitantes las reconoce como generadoras de miedo. Eso conlleva a presentar repercusiones en la forma de vivir, pensar y usar la ciudad y en los tipos de relación social establecidos por sus pobladores.

Para vencer el miedo, es necesario contrarrestar primero la seducción que ofrece la falta de esperanza en la búsqueda de seguridad. Eso implica cerrar el acceso a la resignación y la pasividad, sumado a integrar estrategias y acciones ciudadanas, guiado por una fuerte motivación de interés y afecto por la ciudad.

La tarea es despojarse del sensacionalismo del terror, revelando la necesidad de desactivar el engrandecimiento mediático y psicológico del miedo y la urgencia de no ignorar por más tiempo las condiciones sociales que lo generan. 

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/zonas-de-miedo

WWII

La Alemania nazi liderada por Adolf Hitler el 1 de septiembre de 1939 invadió a Polonia. Ese hecho marcó el punto de partida a la II Guerra Mundial, WWII, convirtiéndose en el evento más significativo de la historia del siglo XX. Con una duración de seis años y siendo la primera guerra en comprometer los cinco continentes, reflejó una pluralidad y profundidad de repercusiones que fueron sentidas, tarde o temprano, prácticamente por toda la humanidad.

El fin de la II Guerra Mundial allanó el camino para la terminación de los imperios establecidos e inicio de la descolonización y la Guerra Fría, que enfrentaría a las dos naciones que resultaron triunfadoras: EEUU y la URSS. Infinidad de textos se ha escrito sobre esta, lo que ha sido un parte cardinal de la historia, reevaluando el pasado los historiadores han recorrido sus diferentes caminos, utilizando nueva información y adoptando múltiples perspectivas de la guerra.

Ha sido el conflicto más cruel y destructivo conocido por la humanidad. Se desconoce el número exacto de pérdida de vidas humanas, pero fácilmente supera los 50 millones de personas, a lo que tiene que sumarse 65 millones de heridos —entre ellos, 35 millones graves—, y 3 millones de desaparecidos. Como complemento, el índice poblacional sufrió un notable descenso que repercutió en el crecimiento de la sociedad.

Los pilares en los que se establecía la civilización occidental, sus esperanzas de desarrollo colectivo y la conjetura de una supremacía en sus ideales, quedaron sin fundamento

La guerra fue acompañada por la ruina económica. Europa quedó devastada a consecuencia de los combates terrestres y aéreos. Los permanentes bombardeos realizados, tanto por los ejércitos del Eje —primera fase del conflicto—, como por los Aliados —en la segunda— acrecentaron el problema. Urbes, industrias, redes ferroviarias y carreteras fueron gravemente afectadas. A su término los países europeos, habían perdido el liderazgo económico y cedieron el paso a EEUU como potencia económica mundial.

La crisis social y económica se transformó en una auténtica conmoción en el globo, generando profundas paradojas morales. Los pilares en los que se establecía la civilización occidental, sus esperanzas de desarrollo colectivo y la conjetura de una supremacía en sus ideales, quedaron sin fundamento. Con la excepción de EEUU, Occidente solo hasta la década de los 60’s no abandonaría la crisis de pesimismo en la que se encontraba inmersa.

La II Guerra Mundial es de tal trascendencia que ha obsesionado a muchos, a sus contemporáneos, a los historiadores, a los políticos, a infinidad de poblaciones y lo hará en las generaciones futuras, convirtiéndose en un desafío para su interpretación, ya que en ella se definen los escenarios y actores que dieron forma no solo a la segunda mitad del s. XX, sino también a los que en el inicio del s. XXI modelan la política internacional.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/wwii

Gobernanza: seguridad ciudadana

La seguridad ciudadana surge como una prioridad para los habitantes del país, y aún más en esta etapa de la historia. Esta preocupación se evidencia en los sondeos de opinión y herramientas de seguimiento que informan sobre la calidad de vida en las ciudades, donde se evalúa, entre otros indicadores, la violencia y el crimen que afectan la seguridad ciudadana.

Exigiendo que en el mejoramiento de la seguridad se debe involucrar no solo la Policía, sino las autoridades, medios de comunicación y población en general.

Frente a la creciente demanda de seguridad ciudadana, surge el reto del Estado para responder efectivamente a todas las variables de inseguridad. Por lo que se debe entender que la seguridad ciudadana trasciende mucho más allá de la vigilancia restrictiva en las calles.

La gobernanza en seguridad ciudadana y justicia es una cadena de valor que debe integrar las distintas etapas del sistema de justicia criminal: la prevención, el control del crimen y la violencia, la disuasión, la aplicación de justicia y la reinserción social.

Por otra parte, la gobernanza y la seguridad ciudadana se fundamentan en dos aspectos: la legitimidad, sustentada en la aceptación de un marco legislativo que se expresa a través de normas e instituciones socialmente aceptadas; y la confianza de los miembros de la comunidad en que ese marco normativo será respetado y que todos serán tratados en igualdad de condiciones.

La gobernanza en seguridad ciudadana y justicia es una cadena de valor que debe integrar las distintas etapas del sistema de justicia criminal

Lo que ha aportado para que se genere un cambio en la construcción de política pública, con la demanda de la comunidad para verse involucrada en su implementación.

Igualmente, diferentes colectividades han construido una mayor injerencia en los temas públicos. La seguridad no es la excepción. Han surgido grupos sociales y económicos que demandan participación o a quienes se les demanda su participación en los temas de la seguridad.

Adicionalmente, en la división de tareas en el interior del Estado, las administraciones locales se han convertido en generadores de política pública sobre seguridad ciudadana.

Con el propósito de reducir la brecha en seguridad, la gobernanza en la seguridad ciudadana depende de un fortalecimiento político e institucional, para mejorar las capacidades técnicas de los servidores públicos y agentes decisores, que permitan contribuir a la gestión de las políticas en seguridad ciudadana y el desarrollo socio-económico y la integración social, mediante la generación de políticas que satisfagan las necesidades básicas de la comunidad.

La relación entre gobernanza y la seguridad ciudadana es necesaria, sin la primera no es posible la segunda, sin una articulación para consolidar los objetivos no es posible lograr un Estado social de Derecho.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/gobernanza-seguridad-ciudadana