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Nuestras víctimas

El pasado 9 de abril Colombia conmemoró el “Día Nacional de la Memoria y la Solidaridad con las Víctimas”, fecha en la que recordamos los hechos acontecidos hace 70 años cuando el país vio a Bogotá encenderse en llamas y destruirse tras el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, motivo por el cual no solo fue elegida para rememorar aquel fatídico suceso, sino para evocar los 8,6 millones de víctimas que ha dejado el conflicto armado en el país. 

En el año 2016 con la firma del Acuerdo Final en el Teatro Colón en el centro histórico de la capital de Colombia y después de 53 años de confrontación bélica, en el interior de la Policía Nacional se presentaron 47.642 víctimas, incluyendo 3.852 policías asesinados, 652 fueron o están secuestrados y aún 120 uniformados permanecen desaparecidos, entre otros hechos victimizantes, y en la actualidad la institución cuenta con 9.343 uniformados quienes continúan trabajando en el seno policial con las cicatrices de la guerra en sus cuerpos o en sus almas.  

A pesar de todo y con una férrea convicción, nuestras víctimas recuperaron la confianza, la esperanza, la fe en Colombia, y tienen la profunda certeza de que si se logra que los millones de víctimas vuelvan a creer que es posible contar con un país diferente en el que podamos vivir juntos sin asesinarnos, será el momento más significativo para construir entre todos esa paz estable y duradera que se necesita. Por tal motivo se hacen ingentes esfuerzos en pro de fortalecer la implementación de la política pública de víctimas que beneficia a la población que sufrió los riesgos del conflicto armado y que sirve para mitigar el dolor de las familias de las víctimas que dejó la violencia en Colombia.  

Es así que desde el mes de abril de 2016, la Policía Nacional creó la Unidad Policial para la Edificación de la Paz (Unipep), meses antes de la firma del Acuerdo Final, iniciándose un proceso serio y riguroso con el fin de preparar a la institución para los escenarios por venir y orientar sus capacidades internas a través de un modelo novedoso de despliegue del servicio de policía a aquellos lugares que por las dinámicas mismas del conflicto, no se había llegado antes.  

En la actualidad, la Policía Nacional cuenta con 180 mil uniformados en todo el territorio nacional, de los cuales 5 mil trabajan en temas relacionados con los desafíos del posacuerdo, en donde se creó un “Modelo de Construcción de Paz”, para la implementación de los acuerdos, memoria histórica y víctimas, acorde con el Plan Estratégico Institucional “Comunidades Seguras y en Paz”, punta de lanza para desarrollar el Modelo de Modernización y Transformación de la Policía Nacional visión 2030.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/nuestras-vctimas

Contrato social

La Constitución Política de Colombia ampara la igualdad entre todos los ciudadanos. Sin embargo, existen personas que piensan que no todos somos iguales ante la ley. En nuestro país cunde el fenómeno conocido como el “usted no sabe quién soy yo”, el cual ha sido protagonizado por un sinnúmero de personajes de nuestra geografía patria.

A raíz de diferentes intrusiones de nuestro pasado señorial y patriarcal, en donde los criollos -hijos de europeos en América- se autoproclamaban “blancos” y, por ende, “hidalgos”, mejor entendido como hijos de alguien importante, y por tal motivo creían que debían recibir respetos y reverencias especiales de mestizos, negros e indios, quienes hacían parte del resto de la sociedad. El día de hoy dieron vida a esos oscuros personajes que en nuestros días son conocidos como “doctores”, supuestamente hombres poseedores de un conocimiento superior, en especial de las normas, que en su raciocinio creen que cuanto más arriba se encuentran en la escala social, más fueros y libertades poseen, y más abusos se les puede tolerar. Desde el Grito de Independencia a la nueva Carta Magna, se ha buscado la igualdad de todos los ciudadanos, muchos han contravenido este contrato social y se ha potenciado que un mayor número de personas deseen tener el poder de desobedecer, fenómeno que permanece hasta nuestros días.

La doctrina del camino fácil, de “la avionada”, del no ser “el bobo”, el de tomar atajos y utilizar métodos poco convencionales y legales para salir adelante con lo que se propone, adicionalmente con actitudes muchas veces celebradas y bien vistas por parte de la sociedad, incluso incentivadas desde el núcleo familiar, convierte la realidad legal del país a una en donde prevalecen los abolengos.

El país aún tiene en la mente las imágenes de diferentes casos en donde importantes personalidades han querido transgredir las normas con la frase “usted no sabe quién soy yo”, desde hijos de dignidades de la vida pública, integrantes de diferentes instituciones, como en uno de los últimos casos en donde un excandidato a una corporación pública agredió a una uniformada integrante de la Dirección de Tránsito y Transporte de la Policía Nacional de Colombia, quien le hacía un llamado de atención por encontrarse contraviniendo una norma.

Aunque el desobedecer normas y la ilegalidad se encuentre intrínseco en nuestra sociedad, debemos esforzarnos para generar medidas que den fin a estas actitudes negativas, mediante el fortalecimiento del sistema de justicia, con una voluntad social por construir un territorio con nuevas estructuras culturales y cimentado en prácticas éticas. En nuestras manos se encuentra refundar el contrato social que ha marcado la vida desigual y excluyente de la sociedad actual. 

Publicado en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/contrato-social

Retos del futuro

Varias formas de delitos tradicionales en los últimos años han mostrado estadísticamente reducciones sostenidas en los países en desarrollo, pero de la misma forma existen otros crímenes que han surgido en esta nueva era de la tecnología de la información y las comunicaciones; los cuales registran un aumento significativo como el tráfico de drogas, armas de fuego y la trata de personas, el lavado de activos, la corrupción, el cibercrimen, los delitos asociados con la identidad y el terrorismo.

Se necesita especial atención en el fenómeno que nos presenta los avances tecnológicos, los cuales nos han llenado de incontables beneficios, pero poseen un lado oculto y pueden volverse en nuestra contra. Los hackers son capaces de activar las cámaras de vigilancia y webcams de cualquier hogar, los ladrones y acosadores analizan las redes sociales para conocer los hábitos de sus víctimas para seguirlas hasta el lugar en donde interactúan socialmente. Hoy sin las medidas mínimas pueden robarnos la identidad, apoderarse de la información de nuestras cuentas bancarias y copiar el contenido de los servidores informáticos.

Estos criminales no tienen impedimentos éticos ni jurídicos, al contrario de los gobiernos que tienen la obligación de observar el Estado Social de Derecho. Las estructuras delincuenciales, han especializado su modus operandi y se están convirtiendo en organizaciones transnacionales. No podemos permitir que los delincuentes se adapten a los cambios del entorno mundial con mayor rapidez que los gobiernos, por tal motivo nuestros estados se están haciendo más fuertes, para evitar que los delincuentes obtengan mayores recursos.

En la actualidad la gran mayoría de países comprende que es fundamental potenciar como política de Estado la cooperación internacional en los asuntos penales, realizar mejoras radicales en la celeridad, facilidad y frecuencia de la ayuda transfronteriza. El procedimiento de extradición, el intercambio de información, la extinción de dominio y otras formas de apoyo deben incrementarse, y con una mayor rapidez.

No es práctico combatir el delito con tan solo medidas disuasorias o judiciales, se requiere políticas públicas fuertes de carácter social, sumado a una mayor acción a través de unidades especializadas, soportadas en sólidos servicios de inteligencia e investigación criminal y un componente fundamental en las tareas básicas de seguridad y convivencia ciudadana. La prevención efectiva del delito es sustancial para permitir un desarrollo sostenible, la reducción de la criminalidad y la seguridad sin lugar a duda mejora las condiciones para la economía local, y permite el direccionar los recursos hacia un crecimiento social y complementa la lucha contra la delincuencia.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/retos-del-futuro

Fake news

Se encuentra abierto el debate al respecto del impacto perjudicial sobre la vida de las personas que tiene la difusión de noticias falsas (fake news), las cuales pueden trastornar a largo plazo la capacidad de discernir entre verdad y mentira. Internet no es de ninguna forma un escenario hostil, pero la expansión de las redes sociales ha facilitado la irrupción de mentiras y medias verdades por motivos políticos, económicos y sociales. Las noticias falsas buscan generar falsamente ideas para manipular la opinión pública, aprovechando la velocidad de divulgación en la web, potencia y bajo costo de producción.

Internet permitió el acceso ilimitado a la información y ofrece a cualquier individuo una plataforma para comunicarse, multiplicando exponencialmente el alcance de los internautas, haciendo prácticamente imposible obtener el control de la información difundida. Es este espacio en donde ciertas personas aprovechan para generar un terrorismo virtual, un arma tan peligrosa como el delincuente que arma y activa explosivos en la vida real. 

Recientemente se ha incrementado en las redes sociales mensajes irreales, desde la comisión de hechos punibles, la difusión de atentados terroristas en lugares públicos hasta la difamación y el cinismo con apariencia de realidad. Cada día aumenta en el país el mal empleo de las nuevas tecnologías de la información de las comunicaciones en blogs, portales informativos y servicios de mensajería instantánea. Existe una frenética manipulación de la verdad, nos estamos ahogando en un mar de terror y calumnias, las cuales campean libremente por Internet. Hay que tener claro que una noticia no tiene por qué ser real, aunque aparezca en el mundo virtual. La libertad de expresión es un derecho fundamental, pero no es un derecho ilimitado teniendo en cuenta que no puede vulnerar los derechos de otras personas. Sin embargo debemos comprender que Internet es un escenario en donde la población debe converger, así como la gran mayoría utilizan la red inteligentemente, existen quienes la emplean de forma inapropiada. 

Rompa la desinformación. No sigamos el juego de las cadenas y noticias falsas, cuestiónese ante cualquier información sospechosa y verifique con las fuentes oficiales la información contenida en cadenas difundidas a través de chats o redes sociales, no la comparta ni facilite que se viralice, así como no se le debe recibir nada a un extraño en la calle, no lo haga en Internet. Recuerde que la difusión de información falsa o que instigue a la comisión de un delito, como el generar espacios que puedan afectar la integridad física o moral de un ciudadano puede acarrear consecuencias penales. Se recomienda también evitar aceptar información de Internet profundo (web invisible), porque son sitios en donde abunda la oferta de servicios ilegales.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/fake-news

Momento de la verdad

No preguntes qué puede hacer la nación por ti, si no que puedes hacer por la nación, es una frase acuñada por John F. Kennedy, 35º presidente de Estados Unidos. Para colocarla en nuestro contexto, insta a los servidores públicos una mayor responsabilidad hacia la atención de las necesidades de la comunidad; la Policía Nacional la ha interiorizado con un liderazgo transformador garantizando la vida, honra y bienes de los colombianos, al trascender y enriquecer la misión asignada.

La mejor recompensa de todo funcionario público está en el servir a la sociedad, y la Policía con sus 180 mil hombres ha puesto a disposición todas sus capacidades para hacer realidad esta máxima, y es en la interacción con la comunidad en donde se define para la institución el momento de la verdad; cuya esencia es la prevención y neutralización del delito, así como la atención de las necesidades de la comunidad en materia de convivencia. 

Se ha podido llegar a este punto por medio de un proceso autocrítico, la Policía adelanta desde 1995 un Plan de Transformación Cultural y Mejoramiento Institucional el cual ha generado una nueva cultura para el cumplimiento de su misión, orientando el cambio hacia escuchar la voz del ciudadano como la razón de ser de la Policía. Igualmente desde el último año se encuentra en desarrollo el proceso de Modernización y Transformación Institucional, hoja de ruta para responder a los desafíos del posconflicto y fortalecer la convivencia ciudadana, por tanto más que generar un cambio en normas y procedimientos, interviene en el pensar, sentir y actuar de los hombres y mujeres que la integran.

Adicionalmente la Policía ha comprendido que un momento de la verdad, además de determinarse mediante el contacto humano directo, cuando el ciudadano demanda del servicio de la institución, es necesario poseer canales para que la comunidad pueda acceder a su Policía por intermedio de servicios online y líneas de atención preferencial según la clase de requerimiento a realizar. El objetivo que posee la institución en relación con el intercambio de comunicación con sus comunidades, es que esos momentos de verdad, se conviertan en una experiencia única y su recuerdo trascienda en cada uno de los solicitantes del servicio policial.

Sin lugar a dudas, todos los acercamientos que establece la Policía Nacional con la comunidad son oportunidades para satisfacer las expectativas ciudadanas. Sumado a las herramientas de participación y las acciones de interés institucional frente a la prevención de violencias, delitos y comportamientos contrarios a la convivencia en el marco del sistema de prevención, convivencia y seguridad ciudadana desarrollado por la Institución. 

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Plan democracia 2018

La Constitución Política de 1991 establece desde su primer artículo que Colombia es una República democrática y participativa, donde está asumido el reto y el compromiso de promover la participación ciudadana en todos los espacios de la vida social. Por esta razón una de las principales prioridades de la Policía Nacional en este nuevo proceso electoral del 2018, radica en contribuir a consolidar nuestra democracia, considerada una de las más antiguas y fuertes del continente.

La historia de la democracia en Colombia se remonta desde los días del Grito de Independencia en donde el pueblo reclamaba en la entonces Santafé de Bogotá, sus derechos como una raza que no necesitaba ser gobernada y dominada por otra. Como sistema político, la democracia en el país atravesó varios períodos históricos de evolución, eligiéndose en 1914 al primer presidente bajo el sistema democrático moderno. 

Para estas elecciones, el gobierno nacional ha presentado un conjunto completo de garantías, y entre otras medidas que se tomaron para asegurar la transparencia en las elecciones, está el despliegue de los 180 mil uniformados de la Policía Nacional en todo el territorio del país, mediante la construcción del denominado “Plan Democracia 2018”, con el fin de generar las condiciones de seguridad necesarias para procurar el normal desarrollo de los procesos electorales programados para elegir los integrantes del Congreso de la República y el presidente de Colombia.

En la actualidad existen más de 36 millones de colombianos habilitados para ejercer el derecho al sufragio, quienes lo podrán hacer en los 11 mil puestos de votación y en las más de 103 mil mesas dispuestas por la Registraduría Nacional del Estado Civil para esta jornada democrática, las cuales en su 100% estarán salvaguardadas por la Policía Nacional.

Desde ya, sus 14 direcciones, 8 regiones, 17 metropolitanas, 34 departamentos, 230 distritos, 1.752 estaciones y más de 4.800 cuadrantes, sumado al fortalecimiento de los servicios de inteligencia e investigación criminal; en articulación con nuestras Fuerzas Militares y demás organismos estatales, se encontrarán disponibles para contrarrestar antes, durante y después, cualquier amenaza.

La comunidad tiene la oportunidad histórica de fortalecer nuestra democracia, acudiendo masivamente a las urnas y denunciando cualquier situación que afecte su normal desarrollo, y la institución será rigurosa en contrarrestar los delitos contra el sufragio y en hacer cumplir las normas especiales electorales como la ley seca, el porte de armas y la difusión de propaganda electoral. Con el concurso de todos, Colombia tendrá una de las elecciones más seguras y en paz de los últimos años.

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