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Primer año

Después de la implementación del Código Nacional de Policía y Convivencia en enero del 2017, se observan resultados importantes en el territorio nacional respecto del mejoramiento de los indicadores de convivencia y seguridad ciudadana, como lo indican las cifras presentadas al compararlas con las del 2016.

En este primer año de vigencia las autoridades de policía han aplicado 732.915 medidas en atención al código, de las cuales 346.553 son multas generales y 386.362 medidas correctivas, contribuyendo a la toma de conciencia del ciudadano con los deberes y obligaciones que se poseen dentro de la sociedad, sumado al buen comportamiento y al respeto que debe tenerse a los demás.

Se ha empleado un millón de veces los medios de policía, siendo los más utilizados: órdenes de policía, registros a personas, retiro de ciudadanos de determinado lugar y en 53 mil oportunidades se ha usado la mediación policial para promover la coexistencia tolerante de la comunidad.

Los 5 comportamientos contrarios a la convivencia más recurrentes en el país responden a aquellos que afectan el cuidado e integridad del espacio público, la tranquilidad y las relaciones respetuosas de las personas y entre las autoridades y los que colocan en riesgo la vida e integridad, como consumir bebidas alcohólicas o sustancias prohibidas en espacio público con 82 mil registros; portar armas, elementos cortantes o sustancias peligrosas en lugares abiertos al público con 45 mil registros y reñir o incurrir en confrontaciones violentas que puedan convertirse en agresiones físicas con 33 mil registros.

En cuanto al homicidio se presenta una disminución en la modalidad de riña del 7% -308 casos, registrando 4.153 casos en 2016 frente a 3.845 en 2017. Las lesiones personales registra una disminución de un 6% -7.436 casos, registrando 114.739 casos en 2016 frente a 107.303 en 2017. Asimismo, los hechos de intolerancia disminuyeron en un 6% -6.498 casos , en el 76% del país se refleja reducción de las lesiones personales en la modalidad de riña. Igualmente se presenta una disminución del 8% -1.690 casos de las lesiones personales cometidas mediante el empleo de arma corto punzante, registrando 20.639 casos en 2016 frente a 18.949 en 2017.

Esta Ley se convirtió así en la herramienta definitiva de control y mediación para toda la comunidad del territorio colombiano y las autoridades, para que en la prevención se obtenga la interacción pacífica, respetuosa y armónica entre las personas y corregir los comportamientos que afectan las buenas relaciones humanas y su entorno.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/primer-ao

Construcción de ciudad

Colombia a inicios del s. XX contaba con una población de 4.7 millones de personas y en la actualidad posee algo más de 48 millones de habitantes. Su rápido proceso de urbanización es un asunto de gran interés en la evolución de las poblaciones colombianas. En 1938 la población localizada en pequeñas o grandes ciudades era del 31% del total, en el Censo de 2005 alcanzó el 76%.

Henry Lefebvre, filósofo francés, expone que la ciudad es la proyección de la sociedad global en el territorio. Sobre esto, interesa señalar que los conflictos entre clases, grupos y actores sociales, y las contradicciones en el ámbito de la política se plasman en la estructura y forma urbana. 

Infortunadamente las ciudades de Colombia en forma general crecieron de manera desordenada con una transformación donde primó la modernización más no la modernidad. Nuestras urbes poseen una fragmentación en el espacio urbano que dio paso a zonas marginadas y esto aumentó su desigualdad social en el territorio que conforma la ciudad, afectando sin duda los procesos de convivencia y seguridad ciudadana en su entorno.

La mejor manera de incidir en la construcción de ciudad parte de retomar la relación entre localidad y conflicto, lo cual implica reconocer que las ciudades son escenario del consumo y la diversión, de la exclusión y del desarrollo de la ciudadanía, de la participación y de la violencia, de la creación y de la alienación, de la producción y la distribución de bienes y servicios. La construcción de ciudad se circunscribe en la apuesta por fortalecer procesos democráticos y de integración ciudadana. La ciudad debe ser entendida como un proyecto común, con origen en sus fuerzas vivas que tienen que resolver los problemas más apremiantes de la población que los comparte y los hacen suyos.

La construcción de nuestras ciudades debe pasar por reconocer la dialéctica existente entre las propuestas planteadas en los programas de gobierno local y el desarrollo de las mismas como políticas de la administración.

Es así que se debe pensar la ciudad para sus ciudadanos desde una mirada planificadora de futuro acompañada de acciones concretas que valoren, entre otros, el espacio público, las iniciativas sociales y las propuestas de convivencia y civilidad. 

Como concluía Thomas Moro en su libro Utopía, en las ciudades se debe imponer la solidaridad y la búsqueda de la felicidad, que solo es posible si se renuncia a lo personal por el bien común, siendo esta la mejor forma de vida posible, donde los intereses particulares no prevalecen y son sustituidos por lo colectivo y lo público. Finalmente, una ciudad que tiende a la anomía es un lugar que se encuentra al borde del suicidio, en nuestras ciudades no nos encontramos ante la crisis de ´la ciudad´ sino ante el desafío de “construir ciudad”. 

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/construccin-de-ciudad

No es la del cine

El surgimiento de películas de cine, series y novelas con el tema de la violencia y el narcotráfico en el país, ha traído de vuelta al imaginario social en la comunidad internacional el recuerdo de años negros y otras épocas que siempre hemos deseado dejar en el olvido. Por el contrario, Colombia hoy es un ejemplo en convivencia y seguridad ciudadana y superación de índices de violencia a nivel mundial. Las pequeñas y grandes ciudades de Colombia son un referente urbano y presentan los mejores resultados en seguridad en 40 años.

Tuvimos que tocar fondo para comprender que era necesario salir de esa encrucijada, el secreto para empezar a vencer la violencia en el país fue precisamente el de poner a todos los actores sociales -ciudadanos, empresas, políticos, la academia, la familia- a remar en el mismo sentido, creándose un alto sentido de pertenencia en la comunidad. Se generaron políticas públicas que las autoridades locales daban continuidad de gobierno en gobierno, los empresarios desarrollaron oportunidades laborales, la academia formando en ética y valores, y la institución de la familia aportó en mejorar la crianza de los hijos.

Con una sociedad concienciada, como una de las principales herramientas para cambiar el rostro del problema, las pequeñas y grandes ciudades colombianas crecieron en un civismo enfocado en el respeto al otro y la convivencia; contábamos con ciudades profundamente divididas, con grandes fracturas en tolerancia y convivencia, ningún estrato social quedaba por fuera del problema. Por eso entre otras, la seguridad ciudadana se convirtió en la prioridad de sus gobernantes, transformando el territorio para hacerlos más seguros y amables, sumado a un fuerte trabajo comunitario que involucró a los habitantes de las comunidades. Se construyeron no solamente políticas públicas de abajo arriba, o viceversa, sino con un trabajo colaborativo y horizontal mejorando la igualdad.

En el 2000 se presentaron 25.000 homicidios y el 2017 cerró con algo más de 11.000, con una tasa de 24 por 100 mil habitantes, incluso en 310 municipios no se presentó ningún homicidio. La tasa más baja de homicidios la tiene este año otra vez Boyacá con seis homicidios por 100 mil habitantes, las ciudades donde mayor descenso de homicidios hubo son Armenia, Villavicencio, Montería, Barranquilla, Cali y Bogotá. De las 17 áreas metropolitanas, 14 tuvieron baja en el tema de homicidios; para el caso de Bogotá presenta el menor número de homicidios desde 1985 y una disminución del 12% con respecto al 2016, con una tasa de 14 casos por 100 mil habitantes. El 2017 es un año que va a pasar a la historia como el año más seguro en por lo menos cuatro décadas. Así es que Colombia es muy diferente de la que aparece en las películas.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/no-es-la-del-cine

Resoluciones para 2018

Transitamos en la etapa final de un ciclo y es el momento para realizar la rendición de cuentas de las actividades del año que termina. Las celebraciones de cierre de año, al menos en Occidente, adicional a los convites y buenos deseos que trae, es la oportunidad para elaborar balances tanto personales como profesionales, debemos meditar en los hechos que acontecieron durante el año y proyectar con esperanza los del próximo. Aunque no todo termina hoy cuando suene la útima campanada de la medianoche, sí es necesario efectuar una reflexión sobre nuestras vidas.

El balance personal es una manera de acoplarnos con nosotros mismos, generando un recuento de los sucesos negativos y positivos que sobrevinieron; es el momento para autoevaluarnos y reconocer nuestras fortalezas y debilidades, por lo cual debe hacerse sin apremios, aunque cada quien la debe realizar a su estilo, lo fundamental es no iniciar el nuevo año sin haber hecho un alto en el camino. Asimismo, preparamos el terreno que está por llegar, y tomamos de las lecciones aprendidas las herramientas para no cometer los mismos errores, lo que se traduce en oportunidades de mejora; ejercicio necesario que nos permite medir el desempeño individual y observar nuestra constancia y compromiso.

Ya realizado el balance de fin de año -en especial de nuestros hábitos- debemos centrarnos en formular las resoluciones o establecer metas a alcanzar en nuestra vida personal y profesional para el nuevo año, las cuales deben tener como única finalidad la de conducirnos a ser mejores personas. No debe realizarse con liviandad o solo como algo para tranquilizar la conciencia, hecho así es poco provechoso y llegará a producir un sentimiento de frustración. Llevados por las emociones de fin de año, podemos caer en utopías y crear propósitos imposibles y recordemos que no nos planteamos objetivos para demostrar algo a alguien ni para competir con la humanidad, los construimos, porque consideramos que son necesarios para nosotros mismos.

Una resolución no es un acto de nigromancia o de magia, de hecho es todo lo contrario, los proyectos de inicio de año demandan una planeación y disciplina constante, mientras que lo otro no son más que una práctica mística y escueta carente de algún compromiso serio. Nuestras resoluciones deben contemplar lo que hemos identificado que es necesario construir en nuestras vidas como una columna que contribuya al fortalecimiento personal.

Parafraseando a C.S. Lewis, nunca es demasiado tarde para establecer un nuevo objetivo, o para tener un nuevo sueño, entonces, hay que hacerse a las velas y conducirlas hasta el horizonte para dar un nuevo rumbo a nuestra embarcación, animémonos a navegar en esta aventura que es la vida. Mañana será el primer día del resto de nuestra vida. Feliz Año Nuevo. Dios y Patria.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/resoluciones-para-2018

El mejor obsequio

Sin dudarlo una de las mejores épocas del año es la Navidad, en donde el mundo católico celebra el nacimiento de su Redentor, es un momento especial en que podemos manifestar el amor al prójimo, reunirnos en familia y con los amigos, preparar deliciosos alimentos y compartir muchos obsequios, tal como los Reyes Magos trajeron regalos al Niño Jesús. ¡Ya está aquí la Navidad!, estas fechas son de paz, alegría y de reflexión, pero nos vemos sumergidos en un ambiente de prisas para realizar miles de compras a última hora.

Ahora bien, hemos sido educados en escribir cartas al Niño Dios, en las que se incluyen listas de deseos interminables y solicitudes de objetos materiales, las cuales se centran en juguetes, equipos tecnológicos, videojuegos, entre otros. En donde estamos citados a autorregularnos y a educar en la misma vía a nuestros hijos. Cuando se obsequia de más, fomentamos que en nuestra personalidad se interpongan primero sentimientos caprichosos y consumistas.

¿Cuál es el número ideal de obsequios que deberían entregarse a los seres amados en Navidad? Se debe emplear la “norma de los cuatro regalos”: el primer presente para ellos debe ser uno para vestir; otro para leer; un tercero de cualquier índole que realmente se necesite, y un cuarto que se desee con anhelo. Finalmente este es el que alimentaría por completo el sueño de estas fiestas.

En un momento la navidad se convierte en transcurrir eternidades en los centros comerciales y pagar por un regalo que se supone hará felices a nuestros seres queridos, ¿y si en lugar de pasar esas horas de compras para hacernos con el presente de Navidad, dedicásemos el mismo tiempo a compartir con nuestros seres amados momentos juntos? ¡Sin duda sería el mejor obsequio que podemos hacerles a ellos!

No nos dejemos llevar por el consumismo y el estrés de estas fechas. Detengámonos a observar a todos aquellos que amamos y a entender qué es lo que realmente les entusiasma. Compartir un buen momento juntos, salir de paseo y disfrutar de la naturaleza, o simplemente reunidos rezando la novena de aguinaldos y cantando villancicos, será seguramente un regalo que nunca olvidarán. El tiempo es de lejos más valioso que el dinero, porque el tiempo es insustituible.

Con el transcurrir de los años nuestros seres más cercanos no recordarán lo que recibieron en Navidad de parte nuestra, seguramente olvidarán cuanto dinero se invirtió en los presentes dados, lo que sí se perpetuará es la forma en que disfrutaban de los momentos de reunión familiar y de amistad, y cómo se compartía el tiempo en estos días de vacaciones navideñas. Aprovechemos en invertir más tiempo con todos nuestros seres amados aquí y ahora, pues es el único regalo que nunca tendrá precio y no se podrá repetir.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/el-mejor-obsequio

Intolerancia: cáncer social

Una desafortunada característica que poseemos los colombianos como seres sociales es la intolerancia, porque pensamos que las diferencias en los actos más cotidianos de la vida en comunidad pueden ser resueltos a través de acciones agresivas. Entre otros casos, por ejemplo quién no ha experimentado largas estadías en el tráfico de nuestras ciudades a causa de los muy comunes accidentes de tránsito, y se ha encontrado con la escena de observar a sus causantes, cruceta en mano, dirimiendo la responsabilidad del otro sobre la propia.

Así mismo, la intolerancia esta atada a las manifestaciones de odio al otro por razones raciales, sexuales, étnicas, religiosas, políticas y hasta deportivas, donde encontramos seguidores de un equipo de fútbol que simplemente no soportan a los que no apoyan al propio, en fin las circunstancias no terminarían. De manera recurrente en nuestros comportamientos está presente la intolerancia, los improperios, los enfrentamientos y muchas otras formas de brutalidad, realizadas en forma manifiesta o tácita; acciones presentadas en ambientes familiares, con los vecinos o en las más variadas expresiones sociales.

En lo transcurrido del año, aunque se ha disminuido el homicidio en un porcentaje importante, en la modalidad de riña se han presentado 3.422 muertes, un 35% del total de homicidios del país. En cuanto a las lesiones personales en forma general también han descendido, pero han ocurrido 92.702 casos en eventos de riña; y el tercer motivo de capturas realizadas por la Policía Nacional de Colombia es la vinculada con las lesiones personales con 18.528 personas capturadas quienes se han visto involucrados en hechos de intolerancia, adicional a esto en aplicación del Código Nacional de Policía y Convivencia, se evidencian 29.594 registros por reñir o incurrir en confrontaciones que terminen en daños físicos.

Todo individuo sin conciencia y sin una madurez emocional bien formada, se convertirá en un ser intolerante. Ya que al no contar con el conocimiento y la experiencia suficiente para expresarse adecuadamente; la suma de sentimientos mal encausados crecerán, lo que a su vez aumentará la ansiedad y con ello la intolerancia, entendiendo esta como el comportamiento, forma de expresión o actitud que viola o mancilla los derechos del prójimo, o instiga a quebrantarlos o negarlos.

La intolerancia es uno de los grandes desafíos de Colombia en el s. XXI, en donde se debe generar un desarrollo humano con fundamento en obtener para todas las personas, las condiciones que permitan una vida digna y con sentido racional, con un libre desarrollo de las potencialidades humanas en armonía con toda la sociedad. Asegurar un futuro mejor para todos requerirá un enorme esfuerzo y cambios radicales de políticas que conduzcan hacia un modelo sostenible que favorezca el progreso de la vida y del bienestar social, concepto que incluye el respeto a las libertades y derechos fundamentales.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/intolerancia-cncer-social