Mito de la caverna

Al inicio de esta semana los medios de comunicación informaban de un lamentable hecho acontecido en zona rural al noroccidente de Colombia, en donde un individuo en un establecimiento de comercio, después de una discusión con la madre de un niño de tres años, termina con la vida del menor causándole una herida en el cuello con un machete.

Este es tan solo uno de los eventos de violencia en 2019, el año anterior se presentaron según las estadísticas 3.500 homicidios y 119.000 lesionados en casos de riña en el país.

La tolerancia solo es posible cuando aceptamos que la verdad no es unívoca sino plural y que no existe una verdad absoluta, ni depositarios ni guardianes del conocimiento general, que se encuentre controlado por ninguna institución bien sea una iglesia, un grupo político, una etnia, una cultura, un país o un colectivo de opinión pública.

Surge entonces el fenómeno de la intolerancia cuando dentro de una cultura se busca defender los parámetros que les da su propia identidad, mediante reacciones hostiles y suspicacias ante el “diferente”, al extranjero o al “otro”, descalificando a estos en el momento de no alinearse a sus propias costumbres u opiniones porque ve en ellos un peligro y como arma de protección se recurre al prejuicio y al estigma.

Para salir de la caverna se debe trabajar en desmantelar los propios prejuicios, con un análisis racional, donde se identifiquen las barreras que se edifican en contra del diferente

Hoy uso como alegoría el “mito de la caverna” de Platón en el cual se pone de manifiesto la relación del hombre con el aferrarse a las costumbres, opiniones, prejuicios y falsas creencias, para entender cómo en este mundo de conceptos y de experiencias la realidad y el sentido de la vida se desdibuja y se construye una serie de imaginarios sociales, que imposibilitan la probabilidad de autodirigirse y crear sus propias ideas, convirtiéndose el comportamiento violento en parte de la vida cotidiana, lo que conlleva a las personas a vivir con temor a ser amenazado, golpeado, desterrado de su hogar e, incluso, asesinado.

Para salir de la caverna se debe trabajar en desmantelar los propios prejuicios, con un análisis racional, donde se identifiquen las barreras que se edifican en contra del diferente; se deben diseñar procesos comunicacionales y de diálogo para compartir adecuadamente con las personas que consideramos poseen ideas contrarias a las nuestras; debemos permitir los espacios para comprender y reconocer la razón del otro, evitar en las interacciones sociales el anular la comunicación con el interlocutor, tratar de reducirlo y pretender integrarlo a nuestro pensamiento.

Siempre se debe construir juntos, a partir de lo nuestro y de aquello que se considere valioso en la diferencia. Fundamental abrirnos con una actitud solidaria a nuestros congéneres, lo que debe implicar establecer como mías sus necesidades y colaborar para satisfacer las del otro.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/mito-de-la-caverna

PorJimmy Bedoya

Coronel(r) con más de 30 años de experiencia en seguridad pública, liderazgo, capital humano y control interno.