Como “ninis” conocemos en Latinoamérica a los jóvenes que ni estudian ni trabajan, se presenta este fenómeno en uno de cada cinco muchachos, quienes poseen un promedio de edad entre 15 y 24 años. El Banco Mundial nos informa que existen en la región cerca de 20 millones de sus habitantes en esta categoría. Notamos con preocupación que esta cifra dobla a los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
Colombia se encuentra en el top tres, compartiendo este deshonroso ránking con Brasil y México, países que poseen problemas progresivos con economías inestables y desiguales, en Colombia se estima un total de 1,7 millones de “ninis”.
En el país contamos con un total de 6,3 millones de jóvenes disponibles para el mercado laboral, pero 1,3 millones están desempleados. Teniendo una particularidad, las mujeres jóvenes es el grupo más golpeado, quienes han alcanzado tasas de desocupación superiores al 20%.
Sin lugar a duda el activo más valioso de un país son sus jóvenes, pero son quienes han tenido que pagar los costos más altos a raíz de la crisis económica desde 2008. Factores como la alta deserción escolar, el embarazo en adolescentes, matrimonio a temprana edad y desempleo juvenil, son las primeras causas por las cuales aparece el fenómenos de los “ninis”.
Esta población surge desde el inconformismo que padecen los niños y jóvenes ante las dificultades de la crianza recibida por sus padres y maestros, son muchachos que han crecido con una suma de temores, intensamente indecisos, sin un desarrollo personal, nunca han aprendido a tomar decisiones y los hunde el estar instalados, leamos bien, en un confort familiar que les niega muchas oportunidades.
Igualmente la Organización Internacional del Trabajo (OIT) nos informa que en la región, uno de cada tres jóvenes han estado desempleados durante el último año y claramente quedarán rezagados sino lo encuentran rápidamente. Seis de cada diez jóvenes que logran ocuparse estarán en la obligación de aceptar empleos informales con mínima protección y bajas bonificaciones.
En Centroamérica, en donde sus países poseen altos índices de violencia asociada al narcotráfico, solo obtendremos como resultado que muchos jóvenes inicien y se establezcan en los carteles de droga y desde luego en otras actividades delictivas, en Colombia se asocian a grupos armados ilegales, organizaciones dedicadas al narcomenudeo o delincuencia común.
Lo anterior a raíz de un incremento de la proporción de “ninis” hombres y una necesidad creciente de las estructuras delincuenciales de reclutar un mayor número de colaboradores, ha conllevado que cada día se aumente los “ninis” en actividades criminales.
Debemos solicitar a las autoridades el fortalecimiento de políticas publicas de protección social, con la creación de escenarios propicios de capacitación para el empleo e incluso de empleo temporal, la otra sugerencia es no incentivar la demanda de trabajadores con baja escolaridad, esto puede incentivar el abandono escolar.
Para finalizar, la experiencia nos indica que un punto importante para combatir el fenómeno, es la generación de un sistema educativo incluyente con intervenciones tempranas y capaz de proveer educación de calidad, que evite una deserción escolar en la población vulnerable.
Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/ni-lo-uno-ni-lo-otro