Procrastinar

Se encuentra finalizando el primer mes del año y es primordial evaluar el avance de los proyectos que nos planteamos y también el de nuestras tareas cotidianas. 

En este punto del ejercicio sin duda muchos ya habrán olvidado sus resoluciones para este nuevo ciclo y para otros tras la euforia de las fiestas decembrinas sus propósitos no han florecido. Planes como bajar de peso no ha consolidado ni siquiera una jornada de deporte; el fumar persiste con la excusa del estrés; ese libro que prometimos leer sigue consumiéndose de polvo en el estudio; y así desde los proyectos relevantes hasta las labores diarias, la dilación nos envuelve en una misteriosa aura que nos impide completar las actividades. Posponer se vuelve un hábito difícil de borrar.

La gran mayoría de personas desconoce el significado de procrastinar, pero la aplican de manera recurrente en la vida; es el enemigo número uno de la productividad y nos imposibilita aprovechar todo el potencial que poseemos como personas, es una desagradable práctica que nos conduce a interrumpir las obligaciones que tenemos que hacer, reemplazándolas por otras más superfluas o atractivas. En palabras de George Lorimer, apreciamos la gravedad del problema “aplazar una cosa fácil hace que sea difícil. Aplazar una cosa difícil la hace imposible”.

La dilación es una comportamiento evasivo, una forma de mantenernos en nuestra ‘zona de confort’, muchas veces sucede por los altos niveles de ansiedad y el temor que se siente al afrontar el desarrollo de tareas fundamentales para nuestra vida profesional o personal, y para deshacerse de estos sentimientos negativos procrastinamos, eso nos hace sentir bien temporalmente, pero al regresar a la realidad aumenta el estrés por las actividades abandonadas a mitad de camino.

¿Cómo evitamos procrastinar para mejorar nuestra productividad? Existen diversos consejos al respecto, pero inicialmente se requiere fortalecer la fuerza de voluntad y la disciplina — desde el aspecto positivo y no como algo restrictivo —. En los jóvenes se requiere inculcar el valor de la responsabilidad y la autorregulación. Es fundamental planear cada una de nuestras actividades, incluso las más pequeñas, planeemos el día siguiente desde la noche anterior, si somos olvidadizos, ayuda el tomar nota y realizar una agenda de actividades, emplear la regla de los cinco minutos, si al planificar se observa que una tarea se puede ejecutar en este tiempo, simplemente, hay que hacerla.

Finalmente, es útil tomar las tareas más complejas y dividirlas en más sencillas para ir realizándolas poco a poco hasta su culminación. Al convertir esto en un hábito, observaremos una mejor gestión de nuestro tiempo, no solo para cumplir las obligaciones diarias sino también para trabajar en la consecución de nuestro sueños. Recordemos mañana es demasiado tarde.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/procrastinar

PorJimmy Bedoya

Coronel(r) con más de 30 años de experiencia en seguridad pública, liderazgo, capital humano y control interno.