La figura del General Santander, trae a la mente el reflejo de un personaje con unas condiciones excepcionales en la historia de Colombia. Admirado por ser el abanderado y promotor de una legislación compleja y responsable en la toma de decisiones políticas importantes para la República de Colombia, que marcaron el devenir del país. Existen pocos como él, que en su personalidad reúnan la precocidad, virtuosismo y agudeza intelectual de un líder. Por tal motivo no puede pasar inadvertido, este mes de mayo cuando se conmemora 178 años del fallecimiento del jurista, militar y policía.
Para Santander, “El Hombre de las Leyes”, el respeto, el culto y la veneración por la Constitución, fueron más allá de los imperativos que todo ciudadano posee dentro de sí, para transformarse en una verdadera obsesión. No existe en la historia otro jurista o estadista alguno, quien no haya sorteado tantas dificultades y puesto su propio interés en juego, por defender la libertad al amparo del sistema jurídico inspirado por las constituciones de los pueblos.
Al “Fundador Civil de la República”, como también se le conoce al General Francisco de Paula Santander, se le admira por la iniciativa de fomentar en la nación los primeros hitos del derecho de policía, al comprometerse como un cultor del concepto de Policía, al entender que la convivencia pacífica de los asociados constituía un requisito primario para el desarrollo de los procesos jurídicos de integración y progreso de la comunidad, como solo un arquitecto de la institucionalidad lo pudo haber construido en tantos y tan variados campos del conocimiento.
La literatura sobre el General Santander, relata en forma fiel y detallada su preocupación constante por la seguridad, la garantía de la propiedad privada y la guarda del derecho individual; bastiones en los que por siglos se ha elaborado el moderno derecho de policía, rama hoy independiente de las disciplinas jurídicas y fuente de inspiración de la concepción democrática del Estado.
Fue entonces con el trasegar de los años en los albores del s. XX, en donde nació la epónima relación del General Santander con la Policía Nacional y concretamente, con su “campus académico”, para crear la Escuela Nacional de Policía como instrumento docente, pedagógico y didáctico en la formación y profesionalización del cuerpo de policía; idea que se materializó en la década de los 40´s, en donde bajo sus banderas y para servicio de la patria, un puñado de hombres de buena voluntad quisieron restañar tantas heridas de la violencia indolente en que se vivía y así engalanar con la presea del orden el afianzamiento de la tal anhelada paz nacional.
Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/santander-y-su-legado