En América Latina y el Caribe (ALC) se cuenta con cerca del 8% de la población mundial y se comete el 37% de los homicidios que se presentan en el mundo. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), ostentamos la distinción de ser la región más violenta del planeta, lo que significa que existe 4 veces más probabilidad de ser asesinado en esta parte del mundo que en el resto del globo.

La OMS (2016) manifiesta que se tiene un promedio anual de 166 mil muertes en ALC, de los cuales tres cuartos de éstos se cometen con arma de fuego. La región presenta una tasa promedio de 28,5 homicidios por 100 mil habitantes, cuatro veces más de la tasa mundial (6,7) y el doble de la tasa de los países en desarrollo de África, quienes poseen la segunda tasa regional de homicidio más alta del globo (10,9), y con un menor aporte: América del Norte (4,4); Europa (2,9) y Asia (2,7).

Entre 2005 y 2012, el homicidio tiene una tasa de crecimiento en la región, de forma anual de tres veces más (3,7%) que la del crecimiento poblacional (1,15%), lo cual ha marcado la historia reciente de la región.

En Colombia, la tasa de homicidio en 2016 se ubicó en 24,6 por 100 mil habitantes, avance significativo, ya que en el inicio de los 90s alcanzó niveles por encima de 80. Las tasas de homicidios más altas en la región, según las estimaciones de la OMS, se registraron en Honduras (103,9) y Venezuela (57,6), quienes se encuentran dentro los 8 países con mayor tasa de homicidios.

En Colombia, aunque se muestra un positivo balance, es desafortunado que se presenten aún víctimas fatales. Es así como la Policía Nacional viene desarrollando su Plan Estratégico Institucional “Comunidades Seguras y en Paz -Visión 2030-” en donde se busca afrontar de manera diferencial y focalizada las necesidades de todos los colombianos, en materia de seguridad y convivencia.

Desplegándolo mediante tres grandes componentes: uno estratégico, que define las acciones que garanticen el cumplimiento de los objetivos; uno operacional, que implementa un nuevo modelo de servicio policial; y uno de planeación por capacidades, para optimizar los recursos de la Institución. Concibiendo una dimensión del servicio de policía, con perspectiva de largo plazo al proyectar la visión al año 2030; Policía, autoridades y comunidad: hacia el desarrollo sostenible.

Igualmente, estableciendo cuatro horizontes institucionales: 1) la seguridad rural, entendida como la consolidación del servicio de policía en el campo; 2) la seguridad ciudadana y el afianzamiento del Modelo Nacional de Vigilancia Comunitaria por Cuadrantes; 3) la optimización de la investigación criminal en sus componentes de policía judicial y científica; y 4) la dinamización de las instancias de cooperación internacional como AMERIPOL, INTERPOL, CLACIP y EUROPOL. Orientadas las anteriores para cerrar brechas estructurales propias de un país en proceso de construcción de paz.

Publicada en: https://www.cronicadelquindio.com/opinion/opinion/visin-2030

PorJimmy Bedoya

Coronel(r) con más de 30 años de experiencia en seguridad pública, liderazgo, capital humano y control interno.