82 años ha transcurrido desde aquel 16 de mayo de 1940, fecha en que se fundó la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander. Epónimo que engrandece el nombre del prócer, héroe, estadista y forjador civil de la República; con su legado enmarcó el alma mater de la oficialidad de la Policía Nacional.
La cuna de la cultura y la ciencia de policía enaltece al “Hombre de las leyes”, como reconocimiento a la contribución y herencia excepcional del insigne general al ser defensor incondicional del orden social, y pionero en la promoción del imperio de la ley por encima de la voluntad particular, para asegurar la libertad y protección de los derechos y la exigencia de los deberes de los ciudadanos.
El ejemplo del estoico prohombre siembra en campo fértil la semilla de la formación educativa y cultural del país, su sapiencia en las áreas del saber sobre la latinidad, la filosofía, y la jurisprudencia, construidos por sólidos valores morales, éticos y religiosos es el alimento intelectual de la oficialidad policial.
Desde su fundación, la Institución emprendió la ruta de la profesionalización. La Escuela de Policía creada por el Presidente Alfonso López Pumarejo con el nombre del “Padre de la educación en Colombia”, constituyó en un avance de extraordinaria importancia en el derrotero para el mejoramiento de la formación de los oficiales, suboficiales y agentes de policía.
Hoy la Escuela de Cadetes de Policía General Francisco de Paula Santander realiza una inconmensurable tarea como fuente de la docencia policial, hasta el punto de convertirse en una de las academias policiales más completas y mejor estructuradas de Latinoamérica.
Su misión principal es formar integralmente a los oficiales de la Institución, capacitándolos en ciencia de policía y fortaleciéndolos en valores, que les permiten desarrollar sus funciones con altos estándares de profesionalismo. La Escuela de Cadetes ha graduado 116 promociones de oficiales. Asimismo, han egresado más de 320 uniformados extranjeros integrantes de cuerpos de policía de Bolivia, Venezuela, Ecuador, El Salvador, Guatemala, Honduras, Panamá, Paraguay, Perú y República Dominicana.
La institución educativa policial posee excelsos niveles educativos para la formación de los oficiales, lo que garantiza una correcta profesionalización con una orientación hacia el servicio a la sociedad mediante la puesta en práctica de los principios policiales de vida, dignidad, equidad y excelencia, así, se engrandece su desarrollo moral para que se conviertan en representantes de los valores ciudadanos de la convivencia.
Sus directores, docentes y académicos han contribuido durante estos 82 años de trayectoria a erigir la arquitectura del perfil profesional del oficial de policía colombiano; son los gestores del sitial de honor que ocupa la Escuela como formadora de líderes para servir a Colombia. La Alma Mater policial ha sido dirigida por 56 oficiales de las más altas cualidades institucionales, personales y profesionales.
Ser oficial de la Policía Nacional es un alto honor. Mediante la enseñanza en su campo universitario la mujer y hombre oficial encuentra la plena conjunción entre el saber, saber ser y el saber hacer, lo cual residirá en el pleno hallazgo de su identidad que define con claridad la osatura jurídica y la función del servicio público de policía; lugar en donde se exalta su lema “la fuerza, al servicio del derecho”.